El pasado 17 de marzo la página web Swing State Project anunció que había culminado su "magnus opus": una recopilación de los resultados de las elecciones presidenciales en cada distrito del Congreso. Se trata de una tarea verdaderamente impresionante, en primer lugar porque ha sido realizada por un equipo de voluntarios, en segundo lugar porque ha sido obtenida en muchos casos sin poder recurrir a Internet, sino apostando por los viejos métodos tradicionales: teléfono y contacto personal (llamando a cada condado para que les dieran los resultados de cada colegio electoral), y en tercer lugar por las dificultades que causa la irregular forma de los distritos electorales.
Al mismo tiempo, la página web CQ Politics (estupenda, por cierto) hizo dos trabajos adicionales de gran calidad: en primer lugar, un listado preciso de los congresistas demócratas que fueron elegidos (reelegidos en muchos casos) en un distrito ganado al mismo tiempo por McCain, y en segundo lugar, un bonito mapa con los resultados de las elecciones presidenciales en cada distrito del Congreso, comparado con los resultados de las elecciones al Congreso celebradas ese mismo día.
El resultado, en síntesis, es el siguiente: hay nada menos que 49 congresistas demócratas en distritos ganados por McCain en las presidenciales (el 19% del caucus demócrata). Eso tiene dos consecuencias evidentes: para Obama, se trata de los congresistas más reacios a sus programas, por cuanto representan a distritos que no votaron por Obama. Para los republicanos, son los distritos más obvios para iniciar la remontada en las elecciones de 2010.
¿Dónde están estos congresistas? Esencialmente en el Sur, en los antiguos Estados esclavistas (23 de los 49), en el Oeste, y en las áreas conservadoras de ciertos Estados demócratas (especialmente el interior de Pennsylvania o Nueva York).
Resulta llamativo ver cómo varios congresistas llevan siendo reelegidos cada dos años en distritos abrumadoramente republicanos: gente como Gene Taylor, congresista desde 1989, en cuyo 4º distrito de Mississippi McCain obtuvo un aplastante 67% de los votos, mientras que él obtuvo un todavía más rotundo 74% de los votos (o sea, que el 45% de los votantes del distrito votaron al mismo tiempo por McCain y por Taylor- que para ser justos, es uno de los demócratas más conservadores del Congreso), como Chet Edwards, congresista desde 2002, al que le ocurrió lo mismo en su Distrito 17º de Texas (McCain- 67%, Edwards- 53%) y mi favorito, Jim Matheson, que en el mormón 2º Distrito de Utah consiguió una cómoda victoria con el 63% de los votos cuando su correligionario Obama apenas llegaba al 40%.
Por lo tanto, en la práctica no es tan sencillo derrotar a esos demócratas en distritos republicanos, porque muchos de esos 49 llevan representando a sus distritos desde hace años, y se han atrincherado. Sin embargo el Partido Republicano tiene dos rutas muy claras: atacar a los congresistas recién elegidos, por una parte, y esperar a las inevitables retiradas de los congresistas más provectos, por otra.
En el primer grupo hay varios candidatos evidentes: los dos nuevos congresistas de Alabama, que ganaron sus distritos por los pelos en 2008 cuando McCain consiguió más del 60% en ellos, Walt Minnick, el congresista del 1º de Idaho, que probablemente sólo ganó su elección porque su contrincante era memo, Frank Kratovil, el congresista del 1º de Maryland, que ganó por menos de un punto en un distrito que le dio a McCain el 58% de los votos, y algunos otros elegidos por menos del 52% de los votos en distritos ligeramente republicanos en Nueva York o Pennsylvania.
El segundo grupo también tiene algún candidato evidente: Ike Skelton, del 4º de Missouri, que tiene 78 años (y un distrito muy republicano), o John Murtha, del 12º de Pennsylvania, que tiene 77 años (Murtha es especialmente tentador, porque su distrito fue uno de los pocos en los que de hecho Obama obtuvo peores resultados que Kerry, y además el propio Murtha, uno de los líderes demócratas en la Cámara, siempre está embrollado en algún escándalo de corrupción).
En resumen, cómo es fácil de ver, muy mal lo tendrían que hacer los republicanos para no recuperar, como mínimo entre 5 y 10 escaños de los que han perdido en los dos últimos ciclos electorales, y probablemente alguno más. Por supuesto, si la situación económica continúa mal, los republicanos podrán derrotar a muchos más de estos vulnerables demócratas (hay que pensar que 25 demócratas recién elegidos representan a distritos que anteriormente habían elegido a congresistas republicanos; buena parte de las mejoras pueden venir por aquí). Y la forma más sencilla que tienen estos demócratas de mantenerse vivos en sus distritos republicanos es votar contra Obama, especialmente en las votaciones más "sensibles" (por ejemplo, en el plan de rescate financiero, congresistas como Bright, de Alabama, o los ya mencionados Taylor de Mississipi o Minnick de Idaho, votaron con los republicanos y contra Obama). Pero en muchos casos, si su distrito es "demasiado" republicano, el congresista demócrata, por más que bascule hacia el centro, será derrotado.
Al mismo tiempo, la página web CQ Politics (estupenda, por cierto) hizo dos trabajos adicionales de gran calidad: en primer lugar, un listado preciso de los congresistas demócratas que fueron elegidos (reelegidos en muchos casos) en un distrito ganado al mismo tiempo por McCain, y en segundo lugar, un bonito mapa con los resultados de las elecciones presidenciales en cada distrito del Congreso, comparado con los resultados de las elecciones al Congreso celebradas ese mismo día.
El resultado, en síntesis, es el siguiente: hay nada menos que 49 congresistas demócratas en distritos ganados por McCain en las presidenciales (el 19% del caucus demócrata). Eso tiene dos consecuencias evidentes: para Obama, se trata de los congresistas más reacios a sus programas, por cuanto representan a distritos que no votaron por Obama. Para los republicanos, son los distritos más obvios para iniciar la remontada en las elecciones de 2010.
¿Dónde están estos congresistas? Esencialmente en el Sur, en los antiguos Estados esclavistas (23 de los 49), en el Oeste, y en las áreas conservadoras de ciertos Estados demócratas (especialmente el interior de Pennsylvania o Nueva York).
Resulta llamativo ver cómo varios congresistas llevan siendo reelegidos cada dos años en distritos abrumadoramente republicanos: gente como Gene Taylor, congresista desde 1989, en cuyo 4º distrito de Mississippi McCain obtuvo un aplastante 67% de los votos, mientras que él obtuvo un todavía más rotundo 74% de los votos (o sea, que el 45% de los votantes del distrito votaron al mismo tiempo por McCain y por Taylor- que para ser justos, es uno de los demócratas más conservadores del Congreso), como Chet Edwards, congresista desde 2002, al que le ocurrió lo mismo en su Distrito 17º de Texas (McCain- 67%, Edwards- 53%) y mi favorito, Jim Matheson, que en el mormón 2º Distrito de Utah consiguió una cómoda victoria con el 63% de los votos cuando su correligionario Obama apenas llegaba al 40%.
Por lo tanto, en la práctica no es tan sencillo derrotar a esos demócratas en distritos republicanos, porque muchos de esos 49 llevan representando a sus distritos desde hace años, y se han atrincherado. Sin embargo el Partido Republicano tiene dos rutas muy claras: atacar a los congresistas recién elegidos, por una parte, y esperar a las inevitables retiradas de los congresistas más provectos, por otra.
En el primer grupo hay varios candidatos evidentes: los dos nuevos congresistas de Alabama, que ganaron sus distritos por los pelos en 2008 cuando McCain consiguió más del 60% en ellos, Walt Minnick, el congresista del 1º de Idaho, que probablemente sólo ganó su elección porque su contrincante era memo, Frank Kratovil, el congresista del 1º de Maryland, que ganó por menos de un punto en un distrito que le dio a McCain el 58% de los votos, y algunos otros elegidos por menos del 52% de los votos en distritos ligeramente republicanos en Nueva York o Pennsylvania.
El segundo grupo también tiene algún candidato evidente: Ike Skelton, del 4º de Missouri, que tiene 78 años (y un distrito muy republicano), o John Murtha, del 12º de Pennsylvania, que tiene 77 años (Murtha es especialmente tentador, porque su distrito fue uno de los pocos en los que de hecho Obama obtuvo peores resultados que Kerry, y además el propio Murtha, uno de los líderes demócratas en la Cámara, siempre está embrollado en algún escándalo de corrupción).
En resumen, cómo es fácil de ver, muy mal lo tendrían que hacer los republicanos para no recuperar, como mínimo entre 5 y 10 escaños de los que han perdido en los dos últimos ciclos electorales, y probablemente alguno más. Por supuesto, si la situación económica continúa mal, los republicanos podrán derrotar a muchos más de estos vulnerables demócratas (hay que pensar que 25 demócratas recién elegidos representan a distritos que anteriormente habían elegido a congresistas republicanos; buena parte de las mejoras pueden venir por aquí). Y la forma más sencilla que tienen estos demócratas de mantenerse vivos en sus distritos republicanos es votar contra Obama, especialmente en las votaciones más "sensibles" (por ejemplo, en el plan de rescate financiero, congresistas como Bright, de Alabama, o los ya mencionados Taylor de Mississipi o Minnick de Idaho, votaron con los republicanos y contra Obama). Pero en muchos casos, si su distrito es "demasiado" republicano, el congresista demócrata, por más que bascule hacia el centro, será derrotado.