viernes, 31 de diciembre de 2010

Catástrofe total: los resultados en el Congreso

Acabamos el año con el prometido (y atrasado) análisis sobre las elecciones en el Congreso. Finalmente, una vez efectuado el escrutinio en todas las circunscripciones (algunas tardaron varias semanas en decidir el ganador), se confirmó la magnitud de la derrota demócrata: los demócratas perdieron 66 escaños, compensados tan solo por 3 escaños perdidos a su vez por los republicanos.

El mapa que adjunto permite ver en un simple golpe de vista la contundente extensión de la derrota demócrata:

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En rojo claro, los distritos que han pasado de demócrata a republicano, que nos permiten apreciar, principalmente, cómo grandes distritos rurales del Sur, Medio Oeste y Oeste Interior constituyen los focos principales de la remontada republicana.

A efectos electorales, Estados Unidos tiende a dividirse en cuatro regiones (hay ciertos Estados fronterizos que dependiendo de la opinión del autor cae en una región u otra). Yo, dado el comportamiento electoral de las distintas regiones, soy más partidario de agrupar al país en cinco regiones:

- Sur (15 estados que suman 160 escaños en el Congreso): en la región más republicana del país los demócratas perdieron 24 escaños y sólo ganaron uno.

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- Noreste (10 Estados, que suman 69 escaños en el Congreso): el bastión demócrata también sufrió fuertes pérdidas: 10 escaños menos, y sólo recuperaron uno a los republicanos.

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- Medio Oeste (8 Estados, que suman 95 escaños en el Congreso): esta región, tradicionalmente la más disputada, vio también grandes pérdidas demócratas: otros 21 escaños.

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Oeste interior: esta región, que los politólogos suelen unir con la Costa Oeste, pese a las grandes diferencias entre estos Estados y los costeros, agrupa 13 Estados con 41 escaños en el Congreso. Aquí los demócratas perdieron nada menos que 10 escaños.

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Costa Oeste: esta región tradicionalmente demócrata (4 Estados, 70 escaños en el Congreso) fue la única que resistió el tsunami republicano: los demócratas perdieron un solo escaño, en Washington, y lo consiguieron recuperar en Hawaii. Sorprendentemente, los republicanos no consiguieron arrebatar un sólo escaño a los demócratas en California.

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¿Por qué esta masiva derrota demócrata? Hay diversas causas estructurales y algunas coyunturales:

1) Entre las primeras causas estructurales, una evidente: había nada menos que 48 congresistas demócratas en distritos ganados por McCain en 2008. De los 66 escaños ganados por los republicanos, no menos de 36 lo fueron en dichos distritos.

2) Sin embargo, eso no explica más que la mitad de las victorias republicanas. Otro de los motivos estructurales es que es un hecho comprobado que en las elecciones de medio mandato votan más las personas mayores de 65 años (un segmento especialmente republicano, que votó 60 a 40 por los republicanos) y en cambio votan menos los jóvenes, los negros y los hispanos.

Por ejemplo:
En 2008, los menores de 29 años supusieron el 18% del electorado, y los mayores de 65, el 16%.
En 2010, los menores de 29 años supusieron el 10% del electorado, y los mayores de 65, el 24%

3) Entre las dos cuestiones estructurales adicionales a resaltar, hallamos:

- La situación económica: con el paro rondando el 10% de la población activa, el Congreso demócrata inevitablemente iba a sufrir, aunque la magnitud del desastre -el avance en escaños del partido de la oposición más espectacular desde 1938- resulta especialmente contundente.

- La popularidad del Presidente, ligada a lo anterior, también determina de manera clara los resultados del partido del Presidente en las elecciones de medio mandato. Existe una correlación demostrada entre ambas variables (así se explica, por ejemplo, que George Bush Jr., que era tremendamente popular en noviembre de 2002, consiguiera que los republicanos no perdieran escaños en las elecciones de medio mandato de ese año).

4) Entre las cuestiones más coyunturales, hay que señalar que 36 de los congresistas demócratas derrotados habían sido elegidos muy recientemente (2006 y 2008), por lo que no habían creado todavía las defensas que congresistas más atrincherados son capaces de acumular con los años (aunque tampoco está de más destacar que James Oberstar y Ike Skelton, elegidos en 1974 y 1976, también fueron derrotados, por ejemplo).

Y por último, tampoco está de más señalar que existe un movimiento cíclico habitual en las elecciones de medio mandato contra el Partido del Presidente, acentuado en este caso por dos o tres variables:

- El Presidente Obama genera un odio muy particular en determinados sectores del Partido Republicano (especialmente sureños y racistas) que lo consideran prácticamente un presidente ilegítimo y motiva especialmente a la extrema derecha para acudir a las urnas.

- La aprobación de los grandes proyectos estrella de la legislatura (y en particular de la reforma del seguro sanitario), generó cierto desánimo en los sectores de izquierda (que consideraban que la reforma no llegaba demasiado lejos) y en cambio provocó auténticos rugidos de furia en las filas republicanas (recordemos que ni un solo congresista o senador republicano aprobó la reforma en su versión final), lo que también motivó una mayor presencia republicana en las urnas.

El nuevo Congreso estará enormemente polarizado, con un Partido republicano rotundamente escorado a la derecha y un Partido Demócrata curiosamente más de izquierdas que en los dos últimos años (porque han sido los congresistas demócratas moderados y conservadores los que han sido diezmados, no los liberales). Es muy posible, por lo tanto, que nos dirijamos hacia un periodo de confrontación entre el Congreso y la Casa Blanca similar al que se produjo entre 1994 y 1996.

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