Obama ha perdido únicamente Indiana, Carolina del Norte y el segundo distrito de Nebraska. En el momento en que escribo esto, va por detrás en Virginia, pero todo apunta a que acabará ganando el Estado. Florida va a decidirse por un puñado de votos, pero en última instancia Obama también va a ganar allí.
30 millones de norteamericanos podrán acceder al seguro médico el 1 de enero de 2014 gracias a la victoria de Obama. El Tribunal Supremo, al menos durante los próximos cuatro años, no podrá retroceder a la jurisprudencia de los tiempos previos al New Deal, porque los nuevos nombramientos los efectuará un presidente demócrata (con un Senado más demócrata que el de los últimos dos años... es increíble como el Partido Republicano ha dejado escapar la ocasión de recuperar la mayoría en el Senado...).
La jornada electoral ha sido, como siempre, mejorable: largas colas, falta de papeletas, intentos de suprimir el voto de las minorías. Pero una mayoría del país (una mayoría muy estrecha, me temo) confía en el Presidente y ha decidido que lo ha hecho lo suficientemente bien en los últimos cuatro años para concederle cuatro años más.
Y se los merece. Si la economía mejora sustancialmente en los próximos cuatro años (y todo indica que lo hará), Obama tiene las hechuras para pasar a la historia como uno de los grandes presidentes.
1 comentario:
Enhorabuena Pedro porque veo que has estado al pie del cañón una vez más para narrar la noche electoral. Interesante como siempre.
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