La lectura de este artículo en eldiario.es sobre los indecisos en las elecciones catalanas me ha animado a escribir una serie de entradas sobre uno de los dos aspectos clave de cara a predecir el resultado de las elecciones del próximo 27 de septiembre: el previsible incremento de la participación y su distribución asimétrica (el otro aspecto relevante es los trasvases de votos entre partidos).
Me explico: las elecciones de 2012 nos mostraron que el incremento de la participación en unas elecciones autonómicas catalanas no es simétrico en lo que respecta al eje "nacional". O dicho de otro modo: que el voto de los partidarios de la independencia no crece en la misma proporción que el voto de los partidarios de la continuidad de Cataluña en España a medida que se incrementa la participación.
Las elecciones de 2012 fueron con bastante diferencia los comicios en los que hubo un mayor número de votantes en unas autonómicas: un 67,76% (en 2010 sólo había votado el 58,78%).
Ahora bien, si comparamos la suma de los votos de los partidos de adscripción estrictamente catalana con la de los partidos que también se presentan en el resto de España en los comicios de 2010 y 2012 veremos que el crecimiento de unos y otros fue muy diferente en 2012.
(La comparativa es la siguiente:
Partidos de adscripción estrictamente catalana 2010: CIU, ERC, SI y Reagrupament se comparan con los partidos de adscripción estrictamente catalana 2012: CIU, ERC, CUP, SI
Partidos que también se presentan en el resto de España 2010 y 2012: PSC, PP, IC, C's, PxC y UPyD)
Ya de antemano señalo que la comparativa plantea algunos pequeños problemas de cara a las elecciones de 2015, a saber:
1) La separación de CDC y UDC (y la imposibilidad de saber qué parte de su electorado le corresponde a cada una, siendo UDC además un partido no independentista),
2) el hecho de que IC (ahora integrada en la coalición Cataluña Sí Se Puede), contenga una minoría independentista de un máximo del 30%,
3) el hecho de que PxC (que no se presenta a las elecciones de 2015) pudiera tener algunos votantes que en su ausencia simpatizasen más con CIU (además, no es un partido que se presente en toda España. En cualquier caso, jamás ha sido un partido independentista).
4) el hecho de que se descarte a una pequeña parte del electorado (2,41%) que vota a partidos minoritarios como el PACMA o Escons en Blanc.
Pero en cualquier caso la muestra es muy elevada (el 97,59% de los votantes en 2012) y nos permite sacar ciertas conclusiones claras.
Pasemos a la comparación del número de votos, con los datos extraídos de la página web de la Generalitat:
Bloque nacionalista catalán 2012: 1.787.656 votos
Bloque nacionalista catalán 2010: 1.564.758 votos
Diferencia: + 222.898
Bloque unionista 2012: 1.705.821 votos
Bloque unionista 2010: 1.379.829 votos
Diferencia: + 325.992
Porcentaje del incremento del voto nacionalista catalán sobre el incremento total en 2012: 40,61% (222898/548890)
Porcentaje del incremento del voto unionista sobre el incremento total en 2012: 59,38% (325992/548990)
En otras palabras, y como adelantábamos al principio del artículo: el incremento de la participación en 2012 fue asimétrico: por cada 41 nacionalistas catalanes anteriormente abstencionistas que fueron a votar, 59 unionistas anteriormente abstencionistas también lo hicieron.
Aún hay un dato más fascinante, si cabe: el incremento de la participación por provincias no fue homogéneo: es decir, que este reparto 41-59 que acabamos de comentar no se repitió de forma idéntica en las cuatro provincias catalanas. Es más, como veremos en las dos próximas entradas, en Girona y Lleida la distribución del incremento de voto fue radicalmente opuesta.
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