Finalmente, a las 19 horas de ayer, hora de Washington D.C., la Cámara de Representantes aprobó la American Clean Energy and Security Act, que es el esfuerzo más amplio jamás realizado por Estados Unidos para contener el cambio climático. Como se esperaba, la votación final fue dramática, y la ley salió adelante por un raquítico margen de 219 a 212 votos (recordemos que los demócratas ostentan una mayoría -teórica- de 256 a 178). Nada menos que 44 demócratas votaron contra el proyecto de ley, y de hecho éste únicamente se salvó porque ocho republicanos moderados votaron a favor (gente como Mike Castle, de Delaware, o Dave Reichert, de Washington).
Como se esperaba, algunos (pocos) de los 44 demócratas son liberales a los que la ley les parece que se queda corta, pero la inmensa mayoría son demócratas de distritos conservadores cuyos votantes se oponen a esta ley (congresistas sureños o del Medio Oeste en su mayor parte, en distritos que votaron claramente por McCain en las últimas elecciones).
Como se esperaba, algunos (pocos) de los 44 demócratas son liberales a los que la ley les parece que se queda corta, pero la inmensa mayoría son demócratas de distritos conservadores cuyos votantes se oponen a esta ley (congresistas sureños o del Medio Oeste en su mayor parte, en distritos que votaron claramente por McCain en las últimas elecciones).
De todos modos, ahora la ley pasa al Senado, donde los demócratas, lisa y llanamente, tendrían que "aguar" la ley si confían en alcanzar los 60 votos necesarios para poder superar un veto de la minoría (piénsese que la ley ha salido del Congreso con el apoyo de un raquítico 50,34% de la Cámara, y en el Senado hay que alcanzar el 60%, y ya hay varios demócratas, como Landrieu, de Louisiana, que han anunciado que no piensan votar la ley en su presente redacción).
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