martes, 28 de abril de 2009

Noticia bomba: Arlen Specter se pasa a los demócratas

El hasta hoy Senador republicano por Pennsylvania desde 1980, Arlen Specter, ha anunciado esta tarde que abandona su partido y pasa a formar parte del caucus demócrata.

Políticamente, se trata de una pésima noticia para el Partido Republicano: hasta hoy, había 58 senadores demócratas y 41 republicanos, lo que permitía a estos últimos, si se mantenían unidos, bloquear las iniciativas demócratas en el Senado mediante el llamado "filibuster" (la prolongación indefinida del debate). Con Specter en el bando demócrata, estos pasan a ser 59. Y si el Tribunal Supremo de Minnesota finalmente ordena el mes que viene que se certifique la victoria de Al Franken en ese Estado en las elecciones al Senado del año pasado, habrá 60 demócratas en el Senado, con lo que las posibilidades del "filibuster" republicano se verán dramáticamente cercenadas (dependerá de los demócratas más conservadores).

Hay que hacer dos lecturas respecto de la maniobra de Specter: la personal y la política. En cuanto a la personal, es muy sencilla: Specter se enfrentaba a unas primarias el año que viene en las que iba a perder con toda seguridad, en base al siguiente cálculo:

- En 2004, se enfrentó contra Pat Toomey, al que derrotó por un raquítico 51 a 49%.
- En 2008, 200.000 republicanos moderados abandonaron el Partido y se pasaron a los demócratas para votar en las primarias Obama-Clinton.
- En 2010, Toomey se volvía a presentar contra Specter, cuya base de partidarios en el Partido Republicano se había visto reducida sustancialmente.

Specter sabe leer las encuestas tan bien como cualquiera, y la última de Rasmussen indicaba que Toomey le ganaba por 21 puntos de diferencia, mientras que el 71% de los demócratas aprobaban su gestión. Era evidente que Specter tenía más posibilidades de ganar una primaria demócrata que una republicana, y por eso se ha cambiado de partido. El oportunismo político es flagrante.

Pero la lectura política que hay que extraer de esto es la que ha ofrecido hoy la senadora republicana de Maine Olympia Snowe: el actual Partido Republicano está empujando a sus moderados a la retirada o al transfuguismo. Si el GOP aspira a recuperar un espacio central en la política norteamericana, tiene que aceptar que hay Estados en los que no es posible ganar con un candidato conservador. El Partido Republicano tiene que aceptar en sus candidatos en lugares como California, Nueva York o Pennsylvania posturas más suaves en materia inmigratoria, de política fiscal, en cuanto a la cuestión homosexual o incluso frente al aborto.

Sean Trende es un excelente comentarista más bien conservador en RealClearPolitics que hoy estaba un poco desesperado ante las noticias de la marcha de Specter por dos motivos: en primer lugar, porque Specter girará hacia la izquierda de manera clara en los próximos meses, (aunque yo creo que quizá no tanto como el último republicano que hizo esta maniobra en 2001: Jim Jeffords, de Vermont). En segundo lugar, porque con la manía del ala conservadora de atacar a los pocos republicanos moderados que quedan en el GOP, lo único que se está consiguiendo es perder un montón de escaños y regalándoselos al Partido Demócrata.

Y para acabar, una avalancha de artículos sobre el tema desde derecha e izquierda, cortesía una vez más de RCP.

Una reflexión final: el gran ganador del día es Obama, que gana un Senador en Pennsylvania por pura torpeza política republicana, y con ello incrementa mucho las posibilidades de que su agenda política progrese sin impedimentos.

martes, 7 de abril de 2009

Gran Torino: una crítica cinematográfica

Empecemos por señalar algo básico: Clint Eastwood es el mejor director vivo en estos momentos. A sus casi 79 años, Eastwood tiene un corpus fílmico difícilmente superable: películas como "El fuera de la ley", "Sin perdón", "Un mundo perfecto", "Los puentes de Madison", "Mystic River", el binomio de películas sobre la batalla de Iwo Jima (entre las cuales "Cartas desde Iwo Jima" es especialmente buena) y, sobre todo, "Million Dollar Baby", una obra maestra tan impresionante que las palabras fallan para describirla.

Este año, Eastwood ha dirigido dos películas: la magnífica "El intercambio", con Angelina Jolie, y la todavía mejor "Gran Torino", en la que Eastwood, una vez más, subvierte completamente su imagen tradicional de pistolero duro de pelar, y elabora una película sobre el amor y el sacrificio.

No quiero explicar el argumento (que de todos modos se puede encontrar en Internet o en cualquier periódico sin problemas). Sólo quiero dejar constancia de dos o tres cosas que hacen de Eastwood un director excepcional: en primer lugar, el hecho fascinante de que no tiene ningún miedo de mostrarse ante la cámara exactamente como lo que es: un viejo pellejo, más que adentrado en la tercera edad. No hay retoques, no hay photoshop, no hay cirugía estética: la cámara muestra a un señor de casi ochenta años, lleno de arrugas y de amargura.

En segundo lugar, la resistencia de Eastwood a las modas: incluso para un no creyente, resulta refrescante observar como los sacerdotes católicos en las películas de Clint Eastwood no sólo no son caricaturescos, sino que reflejan a seres humanos comprometidos con sus comunidades, gente moral pero no con moralina (otro magnífico ejemplo era el sacerdote de "Million Dollar Baby". Quien diga que esa película es una apología de la eutanasia se ha olvidado de ese personaje).

En tercer lugar, la subversión a la que lleva sometiendo Clint Eastwood a su "personaje" de tipo duro en los últimos 17 años, desde "Sin perdón", como mínimo: entre el fotógrafo romántico de "Los puentes de Madison", el policía que entiende al criminal al que persigue en "Un mundo perfecto", el entrenador de boxeo que "recupera" a una hija y luego la pierde definitivamente en "Million Dollar Baby", y ahora el viudo amargado que consigue superar sus prejuicios y da un ejemplo superior de sacrificio y amor en "Gran Torino", Eastwood lleva arriesgando cada vez más en todas sus películas, reconstruyendo (sin romperla) su imagen cinematográfica de un modo tan valiente que resulta un honor ver desarrollarse ese proceso a lo largo de los años.

Es sin lugar a dudas la última "estrella" en el sentido clásico del término que se mantiene en activo. "Estrella" en el mismo sentido que gente como Cary Grant o James Stewart, figuras arquetípicas que, por usar una frase que George Stevens decía de Stewart, "extinguen cualquier falta de credibilidad" en cuanto aparecen en pantalla.

Ahora está rodando en Sudáfrica una película sobre el libro de John Carlin "El factor humano", que será objeto de la próxima crítica literaria. El libro es magnífico, pero la película, viniendo de Clint Eastwood, probablemente será mejor si cabe.

En fin, Clint, como una vez le pidieron a Groucho Marx: "no se muera nunca, por favor. Siga viviendo siempre".

domingo, 5 de abril de 2009

El último artículo de Marjorie Williams

Marjorie Williams era una columnista del Washington Post que falleció por culpa de un cáncer de hígado en enero de 2005. Tenía dos hijos pequeños. En Noviembre de 2004 escribió su último artículo, en teoría sobre Halloween, en la práctica sobre muchas otras cosas: sobre el cáncer, sobre el amor que los padres llegan a sentir por sus hijos, y sobre el dolor infinito que supone no poder verlos llegar a crecer por morir antes de tiempo.

Este artículo maravilloso viene gracias a una discusión muy divertida en The New Republic sobre estudios científicos que supuestamente muestran que la gente con hijos es menos feliz que la gente que no tiene hijos (por supuesto, en The New Republic dicen que eso es empíricamente indemostrable). La discusión la empieza más o menos en serio Noam Scheiber aquí, y la recoge, ya con ganas de broma, Michelle Cottle aquí (Mrs. Cottle es la que provee el link al artículo de Marjorie Williams).