miércoles, 30 de septiembre de 2009

El caso Polanski: Estados Unidos frente a Europa

Resulta interesante comprobar la aguda diferencia de reacciones entre la prensa "de izquierdas" norteamericana y la prensa de "izquierdas" europea en el asunto Polanski.

Mientras que la segunda, en líneas generales, está intentando apelar a motivos humanitarios (piensen en lo mal que lo ha pasado Polanski, al que asesinaron a su mujer y su hijo nonato) o artísticos (¡como vamos a enviar a la cárcel al creador de "El Pianista") o directamente raros (la chica violada quiere pasar página, por lo que merece la pena olvidarse del asunto) para justificar que Polanski no sea extraditado, la primera, también en líneas generales (aunque no sus portaestandartes el New York Times -para ser justos, el Times está dividido sobre el tema entre su editorial, contra Polanski, y alguno de sus columnistas- y el Washington Post), simplemente, pone muchísimo más énfasis en la naturaleza especialmente horrenda del crimen (violación de una menor de 13 años, drogada, que repetidamente había rehusado mantener relaciones con el director).

Un artículo valiente contra la línea europea general, lo publicó Enric González ayer en EL PAÍS. En Estados Unidos, ya digo, ha sido mucho más fácil encontrar a periodistas de izquierdas en la línea de "fiat justitia et pereat mundi". Por ejemplo: Amy Sullivan y Karen Tumulty en TIME, o Andrew Sullivan en The Atlantic. Y, en un artículo completamente demoledor, Kate Harding (que es conservadora) en Salon (¿por qué no me extraña del todo -y lo digo en un sentido positivo- que la carga contra Polanski esté dirigida por mujeres periodistas, más que por hombres?)

martes, 29 de septiembre de 2009

Sobre la dichosa foto

Unas breves líneas tan solo sobre la dichosa foto de los Zapatero y los Obama en Washington. No entro a valorar ni la oportunidad del viaje de las hijas de nuestro Presidente durante el periodo escolar, ni lo adecuado o inadecuado de su vestimenta en una recepción con Barack y Michelle Obama, ni lo erróneo de la postura del Presidente al pedir que se retirara la foto, lo que ha conseguido el efecto exactamente contrario al pretendido.

Sólo quiero dejar constancia de que la virulencia y salvajismo de las críticas a las hijas del Presidente están completamente fuera de lugar, que es verdaderamente cobarde ocultarse tras el anonimato de Internet para escupir insultos contra el Presidente en las personas completamente inocentes de sus hijas, y erróneo en cualquier caso, aún cuando se expresen las críticas con nombre y apellidos.

Como padre de dos hijas (una in péctore) puedo imaginar perfectamente el dolor de esos padres ante la lamentable tormenta de vejaciones escritas que están padeciendo sus hijas, por no hablar de la vergüenza que están haciendo sufrir a unas menores que carecen de medios para defenderse (a menos que decidan hacer como Meghan McCain, claro, que sabe de lo que habla cuando se refiere a los insultos de la prensa hacia ella).

E incluso si no se es padre, todos esos críticos deben haber pasado por ese simpático período que es la adolescencia, donde uno se siente inadaptado, busca su propia identidad (muchas veces a través de la ropa), y me pregunto si de verdad cuando ellos tenían 16 y 13 años ya tenían esa integridad y moral intachable que les permite vilipendiar a unas adolescentes por su vestimenta.

Hala, dicho queda. Y ahora intentemos volver a hablar de cosas importantes, como de la reforma sanitaria americana, la incoherencia de la política económica del presidente Zapatero, o las relaciones entre Israel y el mundo árabe.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Better a Russki on top than a Yank overhead I. [Saludos]

Invitado por Don Pedro, creador y mentor de esta necesaria ventana hacia la historia y política norteamericana, y siguiendo la estela de Don Domingo y su visión de la política [¡] nacional, me uno sumando mis reflexiones sobre lo pasado y el presente de lo que dejamos a la derecha (geográficamente hablando, por supuesto). Ya han sido avisados los lectores de mi militancia activa en el marxismo. A nadie debe extrañarle el cinismo e ὑπόκρισις (hypokrisis, para los que no lean Platón) que aliñarán mis comentarios. De zonas grises está llena la historia, con lo fácil que nos hubiera sido resumir todo en blanco y negro. Y así, como si de un abogado del Diablo se tratara, tocaré temas que, espero, no solivianten a los queridos visitantes.

Primera afirmación. Stalin ha sido uno de los mayores asesinos de la historia. Una vez puesta la primera piedra sobre la que se sustentará está opinión, chirría la idea de instaurar un Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Nazismo y Stalinismo. Se ha elegido por parte del Parlamento Europeo el 23 de agosto como fecha para recordar la barbarie de dos de las mayores aberraciones ocurridas en el continente europeo, el nazismo (nada dicen de fascismo) y el stalinismo (olvidan el comunismo).

Este día, en 1939, se firmaba el Tratado de no agresión entre el Tercer Reich y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, o más conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov, nombres de los Ministros de Exteriores de ambas potencias (aunque estuvo también presente el propio Stalin). Más que un pacto de no agresión, y atendiendo a las famosas “cláusulas secretas”, no reconocidas por Moscú hasta tiempos de Gorbachov, era un pacto para la partición de la Europa del este (pactos como éste han existido en la historia europea desde siempre, que nadie se lleve las manos a la cabeza).

Pero centrémonos en un año antes, el 30 de septiembre de 1938, se reunían en Munich los gobernantes de Alemania (el mismísimo Hitler, sí, no es Bruno Ganz), Italia (el líder fascista Mussolini, no Silvio), Gran Bretaña (Arthur Neville Chamberlain) y Francia (Édouard Daladier). Ese día se acordó la desaparición de un país al que no se le dejó asistir a la reunión, Checoslovaquia. Entonces ¿por qué elegir el 23 de agosto y no el 30 de septiembre?, ¿porque no participó la URSS o ¿porque las democracias occidentales no cometieron atrocidades?

Dejemos a un lado que la fecha ha sido promovida por las repúblicas bálticas, resentidas, con razón, de los años bajo dominio soviético (aunque ahora vemos como en ellas resurgen ideas filo-fascistas, en plena confrontación con la idea democrática de Europa).


Nadie duda de los campos de concentración, de los gulag, de los millones de víctimas que dejó la guerra mundial, tanto civiles como militares… pero ¿se pueden equiparar las acciones alemanas a las rusas durante el conflicto bélico? Si lo que se quiere conmemorar son las víctimas de los estados dictatoriales me parece que se han olvidado de Italia, España, Japón, China… y la fecha, lógicamente, debería cambiarse. Si por el contrario se quieren poner a la misma altura las acciones realizadas por el Tercer Reich y la URSS no se sostiene tal pretensión. Intentemos ver el por qué.


Sin la participación de la URSS en la guerra mundial hubiese sido imposible la liberación de Europa del dominio nazi. Parece que las verdaderas batallas tuvieron lugar el teatro de operaciones del oeste. Normandía, Ardenas, Montecassino, Arnhem… Todo el mundo las conoce (qué sería de nosotros sin el cine). Del frente oriental nos suena Stalingrado, como mucho Kursk. Nadie se acuerda de Jarkov, Smolensk, Minsk, Leningrado… Pero fue aquí donde Alemania sufrió el 80% de las bajas totales de la guerra. Si todas estas tropas (las mejores preparadas y mejor equipadas) hubiesen estado esperando en las playas de Normandía, en Sicilia o cerrando el paso de Italia… Los soviéticos perdieron cerca de 26 millones de personas, civiles y militares. Cierto es que los generales no escatimaban a la hora de lanzar a sus tropas contra los cañones alemanes, pero sin su lucha Europa sería muy diferente a la que hoy vemos.

Los ejércitos soviéticos cometieron parte de los más famosos actos de barbarie contra la población civil. En esa afirmación puede basarse la idea de instaurar la conmemoración del 23 de agosto. Tampoco nadie lo niega. Ahí está la matanza de Katyn (no reconocida por Moscú hasta 1990), donde Stalin decapitó a la clase dirigente polaca, civil y militar, asesinando a cerca de 20.000 personas. Y las violaciones en masa que cometieron las tropas rusas en su camino hacia Berlín. Este es, sin duda, el capítulo más escabroso de la participación rusa, el crimen que empaña las victorias en el campo de batalla. Cerca de 2 millones de mujeres fueron violadas. ¿A qué responde esta acción? Muchos hablarían de venganza por los crímenes de las tropas nazis en territorio soviético, quemando aldeas enteras y sometiendo a la población rusa a todo tipo de abusos (recordemos que los rusos para los alemanes eran Untermenschen, bárbaros asiáticos). Otros, como el historiador Antony Beevor afirma en la introducción a la edición inglesa del libro que da título a esta entrada, Una mujer en Berlín, apuntan a la política de represión social a la que se veía sometido el ciudadano soviético por parte de las autoridades. Una razón más psicológica que de entrañas.

¿Ha quedado algo en claro? Alemania y la URSS fueron verdaderos asesinos, más allá de las víctimas que se provocan en un enfrentamiento armado. El resto de países beligerantes no. ¿O sí?

jueves, 24 de septiembre de 2009

¡Doblamos el número de colaboradores!

(Es decir, pasamos de uno a dos)

Queridos lectores:

Mañana se une al blog Rodrigo Lucía Castejón. Rodrigo Lucía es historiador (concretamente, Licenciado en Historia Antigua por la Universidad Autónoma de Madrid) y especialista en Oriente Próximo. Es co-autor de la obra colectiva "La aventura española en Oriente (1166-2006)" (Ministerio de Cultura, 2006), y autor de diversos artículos en la revista Gerión y Cuadernos del Seminario Walter Andrae.

Entre sus debilidades (además de su especialidad) se encuentran la historia de la Unión Soviética y su variada progenie tras la implosión de 1991, y los grandes generales-estrategas alemanes de la Segunda Guerra Mundial (cosa que hará feliz, sospecho, a alguno de los lectores del blog). Me ordena avisar de que es un marxista empedernido (pero de Groucho, no de Karl), cosa que no está de más en este blog, que hasta ahora ha sido sólo tan surrealista como nos lo han permitido algunos de los políticos cuya conducta hemos analizado en el mismo.

Me alegra mucho contar con su colaboración y confío que sus artículos les resulten a nuestros lectores tan interesantes como lo son para mí.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Crisis económicas y depresiones políticas

Hace apenas un año y medio España acudió a las urnas para elegir Parlamento. Aunque la legislatura actual da la sensación de estar acabada antes de empezar, lo cierto es que José Luis Rodríguez Zapatero se presentó como cabeza de lista del PSOE hace 18 meses y lo hizo con un programa electoral que, se suponía, evitaría que España entrara en la que al final se ha revelado como su peor crisis económica en medio siglo.

No quiero entrar en valoraciones sobre esta o aquella medida. En mi opinión, la cuestión principal no es ser o no socialista, ni creer en si se deben o no subir los impuestos. Lo que debemos preguntarnos es si podemos confiar en nuestros representantes y si tenemos alguna capacidad para pedirles cuentas por sus actos. Porque hace sólo 18 meses, se nos aseguró que:

Diagnóstico: "No hay crisis en España". Mª Teresa Fernández de la Vega (entre muchos otros), 26 de febrero de 2008.

Medida estrella: "El PSOE se compromete a devolver 400 euros a todos los declarantes de IRPF". Discurso de clausura de la conferencia política del PSOE, 27 de enero de 2008.

Modelo de crecimiento: "Situamos como nuestro principal reto el de transitar hacia un modelo de crecimiento económico más productivo y más sostenible. En estos años, hemos invertido con determinación en aquellos factores que afectan positivamente a la productividad, como las infraestructuras, el capital humano y la I+D+i". Primer párrafo del apartado dedicado a la política económica en el programa electoral del PSOE, página 116, PDF en la web del partido.

Equipo: "Pedro Solbes nació para esto y es claro que todos queremos que siga en esto". José Luis Rodríguez Zapatero, 26 de noviembre de 2007.

Sin embargo, cuando apenas se ha cumplido un 25% de ese mandato de cuatro años que le otorgaron los españoles, el Gobierno nos anuncia que:


Medida estrella: "Trece millones de familias se quedarán sin los 400 euros". Información de El País, 29 de agosto de 2009.

Modelo de crecimiento: "Las cifras que está manejando el Gobierno para el presupuesto del año que viene implican una reducción del 37% del dinero destinado a financiar los proyectos de I+D, las becas y los contratos de investigadores". Información de El País, 10 de septiembre de 2009.


Es decir, que un par de meses después de haber formado Gobierno, ya había una crisis que antes se negaba por todos los medios; el ministro de Economía deseado se marcha y nos deja la sensación de que se presentó sólo para completar el ticket electoral; el cambio de modelo productivo se aparca en el trastero mientras suben las subvenciones a industrias no competitivas; y el gran anuncio de una devolución de impuestos en el IRPF sólo dura un año (el de las elecciones).

Este tipo nos ha mentido. Como decía antes, no es cuestión de ser socialista o pepero, sino de decir la verdad, de transmitir confianza a tus electores, de cumplir con aquello que se prometió. Y, claro, nos surgen algunos interrogantes:
1. ¿Podemos hacer algo para reclamar al Gobierno que cumpla sus promesas?
2. ¿Tenemos alguna esperanza de que nuestros representantes socialistas en el legislativo controlen al Ejecutivo y le pidan cuentas por su actuación?
3. ¿Hay alguien que crea que Rajoy habría cumplido todas sus propuestas económicas?
4. En resumen, hasta dentro de 3 años, ¿qué podemos hacer?

Dicen que la crisis económica es la peor del último medio siglo. Pero quizás la verdadera Gran Depresión haya empezado en nuestra política. El diagnóstico puede resumirse en las respuestas a las cuatro pregunta anteriores: (1) no, (2) ninguna, (3) nadie, (4) nada.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Salir en la foto (un saludo a todos)

Estimados lectores de La batalla…. Como anunció la semana pasada el creador-inspirador-dueño-ciudadano Kane de este blog, Pedro Soriano, me incorporo a partir de hoy a esta pequeña comunidad cibernética dispuesto a comentar la vida y milagros (aunque estos últimos escasean, la verdad) de la clase política española. Será curioso escribir sobre Gürteles, Aídos, Cayos Laras o Gallardones en un blog con este título, pero también puede ser instructivo ver las diferencias entre uno y otro lado del Atlántico.

A pesar de que la política del Imperio no esté en su mejor momento, creo que una mirada comparativa hacia nuestro terruño nos puede llevar al borde de la depresión. Como no es mi objetivo que mi audiencia acabe dándose al consumo de ansiolíticos, intentaré que un puntito de ironía y una cierta distancia (que espero no me hagan caer en el cinismo) hagan más digeribles mis comentarios.

Mi intención es centrar estos pequeños artículos en lo que podríamos denominar la intrapolítica española. Es decir, procuraré ceñirme al análisis de la política como ciencia del poder (mayorías, alianzas, nombramientos, destituciones, corrupciones, etc…), sin entrar en demasiadas consideraciones acerca de si una u otra medida me parece acertada… aunque el opresivo intervencionismo de todas las administraciones españolas hará inevitable que de vez en cuando tenga que saltarme mi propia limitación.

Mi tesis principal sobre este tema es que la clase política española (de todos los partidos) sufre un proceso de degeneración acelerada, fruto, principalmente, del sistema electoral de nuestro país. Todos los cargos públicos españoles se eligen de forma delegada: esto es, el ciudadano vota por una lista cerrada elaborada por los partidos y luego son estos representantes electos los que escogen al presidente, lehendakari o alcalde. Esto ha provocado que, poco a poco, nuestra democracia se haya convertido en una ‘partitocracia’ en la que la capacidad de decisión del ciudadano corriente frente a las burocracias de los grandes partidos es casi nula.

Así, yo no conozco a mi representante en el Congreso y mi representante no me conoce a mí. El diputado número 8 por Madrid del PSOE o del PP sabe que para tener trabajo los próximos cuatro años no tiene que convencer a los madrileños de que tiene propuestas interesantes, sino ser lo suficientemente amiguito del secretario general de su partido, que es quién hará las listas. De esta manera, unas élites burocratizadas y alejadas del ciudadano se han hecho con el poder y es muy difícil desalojarlas del mismo (sólo hay que ver la sucia campaña que el único partido nuevo y atractivo de los últimos años, UPD, ha tenido que soportar). Por eso, la mediocridad de ZPs, Rajoys, Llamazares o Montillas no es una casualidad, sino el resultado lógico del principio básico que reina en todas las formaciones políticas españolas: “El que se mueva (el que disienta, el que critique, el que piense por sí mismo, el que ose matizar al Jefe) no sale en la foto (no sube en el escalafón, no va en las próximas listas, no tiene sitio en la ejecutiva)”.


El problema es que, claro, la aplicación de esta regla también tiene como consecuencia que lo que refleja la instanténea de la política española de la actualidad sea tan triste que cada vez más ciudadanos miran constantemente para otro lado.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Lecturas recomendadas para el fin de semana: una reevaluación de George W. Bush y Bill Clinton

No son noticias de especial actualidad, pero siempre resulta interesante saber cosas nuevas sobre los expresidentes de Estados Unidos:

- La revista GQ incluye esta semana una interesante primicia: una breve entrevista con Taylor Branch, que acaba de publicar un libro que promete: "The Clinton Tapes", una crónica de los ocho años de Clinton en la Casa Blanca desde una perspectiva única: Branch grabó setenta y nueve entrevistas con Bill Clinton durante esos ocho años, yendo a visitar a Clinton al final de muchas jornadas laborales, para hablar de política y de su presidencia en particular (incluyendo los escándalos), con un Presidente muchas veces tan cansado que se quedaba dormido en mitad de una frase. Quizá los aspectos más destacados de la entrevista sean dos: el hecho de que, según Branch, Clinton tenía una retórica centrista cuando en realidad era un liberal (sospecho que posiblemente lo contrario que Obama), y el empeño de Branch por hacer notar que su matrimonio con Hillary no sólo era una alianza de poder (al menos durante el período de su presidencia). Veremos qué otras perlas contiene el libro cuando los periodistas nos lo desbrocen.

- Por si fuera poco, GQ corona un magnífico mes político con un largo extracto del libro que ha publicado Matt Latimer, redactor de los discursos de George W. Bush en la Casa Blanca entre marzo de 2007 y el final de su Presidencia, incluyendo el colapso de los mercados financieros el año pasado. Latimer ha publicado un libro: "Speech-Less: Tales of a White House Survivor." que, como todos estos libros narrados "desde el interior", resulta interesante para perfilar el retrato del Presidente Bush con más matices de los que queremos ver en Europa (aunque hay que tomárselo todo con un grano de sal, porque no sabemos hasta qué punto Latimer ha embellecido su crónica). Latimer muestra a un Presidente superado por la crisis económica e incapaz de entender el plan de salvamento auspiciado por su Secretario de Economía Hank Paulson hace más o menos un año. Pero también muestra a un político inteligente y experimentado, capaz de ver mucho antes que sus colaboradores que McCain iba encaminado hacia la derrota y que la elección de Sarah Palin era un resbalón grave que sellaría la derrota conservadora (por cierto, también hay una anécdota muy peculiar que refleja que Bush no se sentía cómodo con el ala derecha del Partido: Bush exigió suprimir en un discurso las referencias al "movimiento conservador", mencionando que lo había derrotado en las primarias del año 2000, en la persona de Gary Bauer). El retrato final es negativo, inevitablemente (veremos si el sueño de Bush de ser el Truman republicano reivindicado por los historiadores fructifica en los próximos cincuenta años), pero el expresidente surge como un personaje real, y no caricaturesco. Y eso ya es algo.

- Para acabar, el National Journal publica su habitual encuesta mensual a políticos y asesores políticos de ambos lados del espectro partidista, a los que pidió que valoraran quienes eran los miembros más influyentes de los medios de comunicación. Los resultados son fascinantes:

1) El ala izquierda está dominada por el Premio Nobel de Economía Paul Krugman (New York Times) y E. J. Dionne, columnista del Washington Post.

2) En el centro-izquierda está Thomas Friedman, del New York Times (el más influyente según el National Journal) y David Broder, veterano periodista del Washington Post (Broder es un centrista desde nuestro punto de vista).

3) En el centro puro está David Brooks, columnista del New York Times (que es un conservador moderado según estándares europeos), que obtiene el mismo número de sufragios demócratas y republicanos.

4) En el centro derecha, George Will, columnista del Washington Post.

5) Y en la derecha, por orden de relevancia: Charles Krauthammer (Washington Post), Karl Rove (asesor de George W. Bush), Peggy Noonan (redactora de los discursos de Reagan) y Bill Kristol (el pope neocon, director del Weekly Standard).

Por mucho que se hable de la crisis de la prensa escrita, no puede ser casualidad que los siete nombres más influyentes sean liberales y conservadores que escriben en los periódicos más destacados del país: el New York Times y el Washington Post.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Si este blog nació por algo...

...entre otras muchas razones, fue por la voluntad de mejorar la información que recibía el público español en relación con la política norteamericana (y especialmente, por corregir las constantes erratas que se pueden leer en nuestra prensa).

El día 21 de junio en EL MUNDO Ricard González publicó un artículo sobre la reforma sanitaria planteada por el Partido Demócrata. González, desde Washington, planteó el artículo como una serie de preguntas y respuestas que permitían al lector casual hacerse una idea genérica del estado de la cuestión.

Por desgracia, el artículo patinaba espectacularmente en su tramo final, que transcribo literalmente y voy comentando fallo por fallo:

"¿Se puede aprobar la reforma sin un solo voto republicano?
En teoría, para aprobar la reforma, es necesaria una mayoría simple en la Cámara de Representantes, que los demócratas ya tienen, y 60 votos en el Senado, para lo que les falta uno. No obstante, existe un grupo de senadores demócratas moderados que también recela de los planes de la Casa Blanca y podría acabar votando en contra."

Eso, como mínimo, es inexacto. Para aprobar la reforma, no se necesitan 60 votos en el Senado. Basta con 50 más el voto de calidad del vicepresidente Biden. Para lo que se necesitan 60 votos es para poder derrotar al "filibuster", esto es, a una minoría de bloqueo que intente evitar que se llegue a votar siquiera el proyecto de ley. Y el 21 de junio a los demócratas no les faltaba ningún voto, si bien Ted Kennedy enfilaba ya la fase final de su enfermedad. Los demócratas tienen 60 escaños en el Senado desde que Arlen Specter se pasó a su bando a principios de este año.

En todo caso, hoy mismo la Cámara de Representantes de Massachusetts ha votado una reforma legislativa por la que el gobernador del Estado, Deval Patrick, podrá nombrar a un Senador interino hasta que haya elecciones para cubrir la vacante en enero. Ahora la reforma pasa al Senado de Massachusetts, donde será aprobada con casi total certeza. Y por cierto, ya sabemos casi con toda seguridad quien va a ser el Senador "interino": ni más ni menos que Michael Dukakis, exgobernador del Estado y excandidato a la Presidencia por el Partido Demócrata en 1988 contra George Bush padre.

Por otra parte, es perfectamente posible que algunos Senadores demócratas voten en contra del "filibuster" y sin embargo, luego también voten en contra de la reforma (algo así pasó en 2006, cuando se votó la nominación del Juez Samuel Alito al Tribunal Supremo: sólo 25 demócratas votaron para bloquear la nominación -y fracasaron- pero luego, cuando se votó la nominación en sí, los votos en contra de Alito subieron a 42). De este modo, la reforma no se bloquearía, pero podría salir aprobada sin su voto.

"Aun así, la reforma podría acabar siendo aprobada a través de una treta legal que permite aprobar leyes con sólo una mayoría simple. Tanto Bill Clinton como George W. Bush recurrieron a esta estrategia, conocida como "la opción nuclear". Como su nombre indica, el riesgo de utilizarla es que rompe durante largo tiempo cualquier posible colaboración con la oposición.

De momento, el presidente Obama no ha querido utilizar explícitamente la amenaza de "la opción nuclear" para forzar a los republicanos a un acuerdo, pero sí lo han hecho algunos asesores demócratas. En principio, está previsto que el Congreso presente una ley para el próximo octubre. Hasta entonces, en el Capitolio se librará una encarnizada batalla."

Esto sí que es un resbalón gordo: el sistema para aprobar leyes con sólo una mayoría simple (que por cierto, no es ni remotamente una "treta" legal, sino una norma legal interna del Senado desarrollada por el Senador Robert Byrd en 1974) no se llama "la opción nuclear", sino "reconciliación". La opción nuclear fue una amenaza que la entonces mayoría republicana lanzó contra la minoría demócrata especialmente en el año 2005, cuando los demócratas bloquearon (mediante el "filibuster") diversos candidatos del entonces presidente Bush nominados para ocupar posiciones de Magistrados en los Tribunales de Apelación federales. Los republicanos (con su líder Bill Frist al frente) amenazaron con derogar la normativa del Senado que permite el "filibuster" (la cosa quedó en agua de borrajas porque 7 senadores demócratas y 7 republicanos, todos ellos moderados, llegaron a un acuerdo para permitir que se votara a algunos de los candidatos de Bush y no a otros). En todo caso, la opción nuclear no tiene nada que ver con la reforma sanitaria.

El mecanismo legal que pueden emplear los demócratas para superar a una eventual minoría de bloqueo  en la reforma sanitaria es la llamada "reconciliation", que sólo exige mayoría simple en el Senado y no puede ser bloqueada mediante un filibuster. La "reconciliation" nació para evitar bloqueos en materia presupuestaria y es dudoso, en ese sentido, que se pueda aplicar a la reforma sanitaria, que técnicamente no constituye una Ley de Presupuestos aunque afecta al mismo. En todo caso, para poder aplicar el procedimiento de reconciliación, las distintas medidas propuestas han de cumplir una serie de requisitos (en particular, que no incrementen el déficit público pasados diez años).

Es una materia compleja (quien quiera saber más, aquí tiene la definición de Wikipedia de lo que es la "opción nuclear", y aquí tiene la explicación, una vez más vía Wikipedia, sobre cómo se articula el procedimiento de reconciliación), pero el artículo de EL MUNDO erró gravemente al mezclar dos conceptos que no tienen nada que ver: la opción nuclear se refiere a las nominaciones a Jueces federales, y la reconciliación a aprobaciones de leyes que afecten al Presupuesto de Estados Unidos. La única conexión es que ambas tienen su origen en posibles "filibusters". Pero nada más.

En las próximas semanas, a medida que avance (o se estanque) la negociación sobre la reforma sanitaria, iremos comentando sus aspectos más destacados.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

¡Estrenamos colaborador!

Queridos lectores, a partir de esta semana "La Batalla por la Casa Blanca" amplía su nómina de colaboradores (pasamos de cero a uno) y su ámbito de actuación. Desde el próximo martes, Domingo Soriano Sánchez nos dará una visión diferente de la política española y europea.

Domingo, además de primo mío, es periodista y ha trabajado en EL MUNDO, en las secciones de España y Economía (por cierto, fue número uno de su promoción del Master de Periodismo de EL MUNDO). No estamos muy seguros de si pertenecer al gremio periodístico es algo bueno o malo para admitirle... pero como es de la familia haremos la vista gorda y le daremos una oportunidad. Respecto a la temática, creemos que los políticos españoles son lo suficientemente peculiares (lo siento, no encontré un calificativo no ofensivo mejor para nuestra clase gobernante) como para merecerse unas líneas semanales, que acompañarán a las dedicadas hasta ahora a demócratas y republicanos.

Esperamos que sigáis sus comentarios con el mismo interés que habéis mostrado hasta el momento. Desde aquí le damos la bienvenida a nuestro pequeño pisito en Pennsylvania Avenue.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Lecturas recomendadas para esta semana: cuándo se volvieron tan contenciosas las nominaciones para el Tribunal Supremo y la presidencia Bush desde una perspectiva económica

Esta semana recomendamos tan solo dos artículos, debido especialmente a la longitud de los mismos:

- Meredith Hindley publica una crónica fascinante sobre el momento en que las nominaciones al Tribunal Supremo pasaron a ser una de las fuentes mayores de conflicto entre el Presidente y el Senado: a raíz de la retirada de Earl Warren en 1968, los republicanos y los demócratas sureños se coaligaron para impedir que el presidente Johnson pudiera sustituirlo y nombrar a dos amigos suyos (a Abe Fortas, que ya era magistrado del Supremo, para sustituir a Warren, y a Homer Thornberry para ocupar el lugar que dejaría Fortas). Fortas sufrió una maniobra de obstruccionismo (un filibuster, para entendernos) y finalmente tanto él como Warren abandonaron su puesto durante el siguiente mandato presidencial, con Nixon ocupando ya la Casa Blanca.

Pero eso no fue todo: en venganza por lo que consideraban una sucia maniobra de los conservadores, los démocratas y los republicanos liberales (en aquel momento los dos partidos todavía contenían varios especímenes de esa ideología) derrotaron a dos de las nominaciones de Nixon para sustituir a Fortas (candidatos sureños), y finalmente Nixon se vio obligado a nombrar a Harry Blackmun, en lo que acabó constituyendo uno de los más espectaculares resbalones presidenciales en ese terreno: Blackmun, que inicialmente era conservador, terminó siendo uno de los pilares liberales del Tribunal Supremo, redactando Roe v. Wade en 1973 y oponiéndose a la pena de muerte en los meses finales de su mandato en 1994. Pero este breve resumen no hace justicia al magnífico artículo de Hindley, de lectura obligatoria.

- En segundo lugar, Ronald Brownstein analiza sumariamente la presidencia de George W. Bush desde un punto de vista económico a raíz de la publicación de los datos anuales de la Oficina del Censo, encargada de compilar las estadísticas económicas. Resumiendo mínimamente el resumen: la presidencia Bush ha constituido, desde el punto de vista económico, un grave retroceso para la economía americana: los ingresos medios de los hogares norteamericanos han disminuido claramente, hay un mayor número de personas bajo el índice de pobreza, y especialmente más niños. Lo más curioso del informe es que muestra que a pesar de que el año 2008 fue especialmente funesto para empeorar las estadísticas del mandato Bush, ya a finales de 2007, antes del inicio de la recesión, los datos económicos de la presidencia Bush eran peores que los de la presidencia Clinton y los de la presidencia Reagan (por citar dos de las presidencias con más éxito económico, aunque en el segundo caso las diferencias entre pobres y ricos aumentaron significativamente). En cualquier caso, un artículo recomendable para examinar desde un punto de vista razonablemente objetivo una presidencia fracasada, cuanto menos, en el aspecto económico.

viernes, 11 de septiembre de 2009

El mito del teflón de Reagan y el declive de Obama: ¿está España exenta? ( y III)

Uno de nuestros comentaristas cuestiona que en España exista la correlación que he expuesto en artículos anteriores entre la evolución del desempleo y la erosión del apoyo gubernamental.

Frente a esto cabe decir, en primer lugar, dos cosas:

1) La democracia norteamericana, con su extraordinaria estabilidad, responde mejor a este análisis estadístico: una democracia de más de doscientos años puede tener momentos distorsionadores en un sentido político (como los atentados del 11-S, que permitieron al Partido Republicano mejorar sus resultados en las elecciones de medio mandato de 2002, contra lo que habitualmente suele ocurrir). Pero el principio subyacente sigue siendo el mismo: si la economía va mal y el desempleo aumenta, el Partido en el gobierno (durante las elecciones de medio mandato) y el mismo Presidente (véase Carter 1980 o Bush Sr. 1992) lo pagan gravemente en las urnas. Por el contrario, una buena situación económica no asegura buenos resultados, al menos en las elecciones de medio mandato (véase al Partido Demócrata en 1994).

2) Nuestro comentarista afirma (y transcribo literalmente), "que en España no se puede trasladar ese paralelismo entre el aumento del paro y el descenso proporcional de la popularidad del Gobierno. Sobre todo, cuando los socialistas están en el poder."

Pero, ¿es eso cierto? Vaya por delante mi primera reflexión al respecto: España es una democracia joven (tiene mi edad) y susceptible, por lo tanto, de un comportamiento electoral más inmaduro que un país de tanto arraigo demócratico como Estados Unidos. Dicho esto, veamos la evolución del paro y su impacto en los resultados electorales del Partido en el Gobierno:

1) Gobierno UCD: La UCD inicia su mandato tras las elecciones de 1977 con algo más del 6% de paro. Sin embargo, durante los cinco años de gobierno de los centristas el paro se dispara hasta alcanzar casi el 17%. La UCD pasa de obtener 166 escaños en 1977 a 11 en 1982. Sin perjuicio de los restantes problemas que llevaron a UCD a la autodestrucción la evolución del paro (de 841.000 a casi 2.300.000 parados en cinco años) no fue precisamente una causa menor en el derrumbe ucedeo.

2) Gobierno PSOE 1982-1986: el desempleo continuó aumentando desde casi el 17% hasta el 21,4%. El Partido Socialista consiguió mantener el Gobierno en las elecciones de 1986, pero lo cierto es que bajó de 202 a 184 diputados (prácticamente todos sus votos se fueron bien a la abstención, bien al CDS, y en menor medida a IU). Por lo tanto, parece evidente que el aumento del desempleo sí tuvo un cierto impacto en el porcentaje de voto socialista (que bajó del 48,3% al 44,1%).

Debemos tener en cuenta que probablemente el retroceso hubiera sido más acusado de haber tenido la oposición un líder con posibilidades reales de alcanzar La Moncloa. Dado que Fraga, por edad y por su condición de exministro franquista, no cumplía ese requisito, el PSOE probablemente consiguió mantenerse en un nivel de voto más elevado que el que hubiera obtenido si la UCD no se hubiera derrumbado en 1982 y hubiera sido la oposición.

3) Gobierno PSOE 1986-1989: el desempleo bajó unos cuatro puntos, hasta volver aproximadamente a los niveles de 1982. Pese a dicho descenso, lo cierto es que el PSOE continuó retrocediendo en las urnas, y perdió 9 escaños, bajando hasta el 39,6% del voto (es cierto que la mayor parte del voto se fue hacia IU, y no hacia el PP). Sin embargo, pese al descenso en el paro, el PSOE se resintió, entre otras cosas porque realmente no se había "creado" empleo durante sus siete años de mandato -en todo caso, se había recuperado el que se había perdido en los primeros cuatro años- (y una vez más, hubiera sufrido más si la oposición conservadora hubiera estado en condiciones de gobernar, lo que seguía sin ser el caso).

4) Gobierno PSOE 1989-1993: el paro se disparó hasta el 22,4%. Pues bien, el impacto de la crisis económica tuvo una clara correlación con los resultados electorales: el PSOE retrocedió ligeramente en porcentaje de votos (38,8%) y más claramente en escaños (16) mientras que el PP tuvo una subida destacada, tanto en votos (9 puntos y casi 3 millones más de votos) como en escaños (34).

5) Gobierno PSOE 1993-1996: el desempleo se mantuvo esencialmente estable, pero en un nivel elevadísimo (22,7%). Una vez más, los socialistas lo pagaron en las urnas, perdiendo 1,2 puntos porcentuales y 18 escaños, mientras que el PP subía 4 puntos y ganaba 15 escaños.

En relación con estos dos últimos ciclos electorales, se puede argumentar que el castigo al PSOE fue relativamente menor teniendo en cuenta el elevado nivel de desempleo (en EE.UU cualquier presidente con ese desempleo hubiera sido derrotado en unas elecciones). Debe tenerse en cuenta las peculiaridades del sistema español (recordemos que en la legislatura 93-96 el PSOE ya tuvo que gobernar en minoría) y de nuestro cuerpo electoral (hay que pensar que, aunque parezca Historia Antigua, la dictadura sólo estaba a 21 años de distancia, que realmente no es nada) donde, como en otros países, los votantes más habituales son los de mayor edad (los votantes de 65 años o más siempre votan en mayor proporción que los de 18 a 29 años).

6) Gobierno PP 1996-2000: el desempleo pasó del 22,7% al 14%. Este descenso tan acusado (básicamente devolvió al país a los niveles de paro de 1981) tuvo grandes réditos para el PP, que pasó en cuatro años de 156 a 183 diputados (la mayoría absoluta), y del 38,8% al 44,5% de los votos. Se puede argumentar que la debilidad de la oposicion socialista fue un factor importante, pero no puede caber duda de que la creación de más de un millón y medio de puestos de trabajo durante la legislatura tuvo un impacto positivo para los conservadores.

7) Gobierno PP 2000-2004: el desempleo pasó del 14% al 8,1%. Aquí es donde hallamos la única excepción realmente acusada en nuestra teoría, pero la misma se explica con sencillez: el atentado del 11-M, tan solo tres días antes de las elecciones, distorsionó por completo el resultado final (recuerdo por ejemplo que la encuesta de Telecinco, efectuada antes del atentado, mostraba que el resultado iba a ser PP 169, PSOE 141, mientras que el resultado final fue PP 148, PSOE 164). Sin atentado, el PP hubiera ganado las elecciones (aunque probablemente hubiera perdido la mayoría absoluta).

8) Gobierno PSOE 2004-2008: el desempleo pasó del 8,1 al 9,6%. El PSOE subió cinco escaños en las elecciones y el PP seis. La subida del desempleo todavía no había alcanzado los niveles devastadores actuales, y Zapatero fue afortunado de que las elecciones fueran en marzo y no en octubre, cuando la situación ya se había deteriorado considerablemente. Tampoco ayudó una oposición desenfocada y con déficit de liderazgo.

En resumen: parece probable que la evolución del desempleo juegue un papel en la evolución de los resultados electorales en España, de un modo similar a lo que ocurre en Estados Unidos, aunque quizá más atenuado, por nuestras peculiares circunstancias históricas: UCD padeció gravemente a resultas de la evolución desbocada del desempleo especialmente durante los últimos años de su mandato, el PSOE retrocedió constantemente elección tras elección a medida que se vio incapaz de reducir el desempleo (y recordemos que partía de 202 diputados en 1982, que era un número tremendo), y en cambio el PP mejoró claramente en 2000 a raíz de la mejora del desempleo.

Las próximas elecciones (supuestamente en 2012) nos permitirán comprobar si realmente España se convierte definitivamente en un país similar a los de su entorno y a Estados Unidos: si el paro se mantiene en los niveles actuales (está al borde del 18%) o incluso empeora, lo normal es que el PSOE pierda las elecciones gravemente. La dictadura cada vez está más lejos (aunque buena parte del cuerpo electoral la recuerda todavía perfectamente) y lo normal es que a medida que nuevas generaciones de españoles sin (tantos) posicionamientos preconcebidos se incorporen al censo electoral, las consideraciones económicas y laborales adquieran el peso que hemos comprobado que tienen al otro lado del Atlántico.

Caso de que este paro se mantenga y el PSOE revalide una vez más su mayoría, entonces quizá habría que  meditar sobre si nuestro país constituye una anomalía. Pero no antes.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

El mito del teflón de Reagan y el declive de Obama (II)

Decíamos en nuestro post anterior sobre el mito del teflón reaganiano que existe una clara correlación inversa entre el índice de desempleo y el índice de popularidad presidencial, que explica en buena medida la evolución muy negativa de la popularidad de Obama desde que inició su mandato, como se puede apreciar en el siguiente cuadro, consistente en la evolución del "job approval" de Obama compilado desde su elección presidencial por parte de la excelente web http://www.pollster.com/ (con un clic se puede agrandar):



Como siempre ocurre, Europa no acaba de entender cómo puede ser que un presidente tan guapo, carismático e inteligente haya perdido veinte puntos de popularidad en menos de nueve meses. Sin embargo, la respuesta a ese enigma es muy sencilla: basta con examinar el gráfico que se adjunta a continuación. Recoge la evolución del paro entre enero y julio de 2009:

The US Unemployment Rate
January 2009 to July 2009

2009-01 7.60 7.6 Obama
2009-02 8.10 8.1  
2009-03 8.50 8.5  
2009-04 8.90 8.9  
2009-05 9.40 9.4  
2009-06 9.50 9.5  
2009-07 9.40 9.4

El dato de agosto ya se sabe: es el 9,7% de desempleo.

Como se puede ver, por lo tanto, el índice de desempleo norteamericano ha pasado del 7,6% al 9,7% en ocho meses (incidentalmente, el 9,7% es el peor dato del desempleo desde junio de 1983). Pero la situación es mucho más grave si se amplían las fechas: en febrero de 2008 el desempleo era de un mero 4,8%. En otras palabras, en dieciséis meses el desempleo en Estados Unidos se ha doblado (de 7,3 millones de parados a casi 15 millones).

Por supuesto, se puede argumentar que la responsabilidad por la crisis deriva del anterior Gobierno norteamericano, pero eso es irrelevante desde el punto de vista del electorado, que de manera creciente le exige soluciones al gobierno actual.

No quiero decir con esto que el desempleo sea la única variable para medir la impopularidad presidencial (el Partido Demócrata sufrió una gravísima derrota en 1994 a pesar de que el desempleo estaba bajando), pero lo que sí es incontrovertible es que en un contexto de destrucción de empleo como el presente, es inevitable que la popularidad de Obama se resienta tan gravemente como le ocurrió a Reagan en 1982, o a Carter en 1980 o a George Bush Sr. en 1992. Y frente a esto no hay retórica  ni carisma que valgan para mejorar la situación. La única forma de mejorar sustancialmente la popularidad del presidente es mediante la recuperación económica. Si Obama consigue reducir claramente el desempleo antes de noviembre de 2010, los demócratas no sufrirán mucho en las elecciones de medio mandato. Y si consigue reducirlo antes de noviembre de 2012, sus posibilidades de reelección son casi ciertas.

lunes, 7 de septiembre de 2009

El mito del Teflón de Reagan y el declive de Obama (I)

Uno de los mitos más consistentes en el anecdotario político norteamericano es el de Reagan como "El Presidente de Teflón", así llamado porque no había problema ni crisis que se le pegara o dañara su popularidad.

Sin embargo, los mitos están para desmontarlos y eso es lo que ha hecho Jay Cost en (uno más) de sus magníficos artículos en la página web de RealClearPolitics.

Cost desmonta el mito de la manera más sencilla posible: con un gráfico que compara la evolución del índice de aprobación presidencial según Gallup y la evolución del índice de desempleo durante el mandato de Reagan (enero de 1981- enero de 1989). Asimismo, incluye una línea de corte para recoger el momento en que estalló el escándalo Irán-Contra (un programa de venta de armas a Irán a cambio de la liberación de rehenes, con el que eventualmente se financió a la Contra nicaragüense en su lucha contra los sandinistas).

(Se puede hacer clic sobre la imagen para agrandarla)
 
Reagan Job Approval.jpg



Una imagen vale más que mil palabras: Reagan inició su mandato en enero de 1981 con una enorme popularidad, pero la misma se fue deteriorando a lo largo de 1981 y 1982, a medida que una recesión iniciada a mediados de su primer año de mandato empezó a elevar el desempleo claramente (pasó del 7,2% en Julio de 1981 al 10,8% en Noviembre de 1982 -justo el mes en que se produjeron las elecciones de medio mandato, en las que los republicanos perdieron 26 congresistas y 7 gobernadores (aunque curiosamente no retrocedieron en el Senado).

La popularidad de Reagan sufrió enormemente a raíz de esta recesión, y a principios de 1983 su índice de aprobación estaba en un raquítico 35%, mientras que un 55% desaprobaba su gestión. Sin embargo, a partir de este punto la economía empezó a mejorar, y una vez más es posible comprobar que, a medida que el desempleo bajaba, la aprobación de Reagan subía. El día de las elecciones de 1984 el paro había vuelto exactamente a sus niveles de mediados de 1981, y el electorado apoyó a Reagan de manera contundente en las urnas.

El 3 de noviembre de 1986 estalló el escándalo Irán-Contra, en un pésimo momento para el Partido Republicano, que afrontaba cinco días después las segundas elecciones de medio mandato de Reagan, donde perdieron 8 Senadores y 5 congresistas (en cambio, recuperaron 7 gobernadores). Reagan, que disfrutaba de una popularidad superior al 60% justo antes del escándalo, llegó a estar por debajo del 45% de popularidad. Sin embargo, su popularidad se estabilizó (a medida que se vio que el Presidente no tenía conocimiento de algunos de los aspectos ilegales del plan) y para el día de las elecciones de 1988 ya volvía a estar en torno al 53-55%, lo que sin duda ayudó a George Bush Sr. a ganar las elecciones (tampoco le hizo ningún daño el hecho de que el paro continuara descendiendo durante el segundo mandato de Reagan hasta rozar el 5%).

Quiero decir con esto, simplemente, que las dinámicas de evolución de apoyo ciudadano a los líderes políticos son, en muchas ocasiones, fáciles de interpretar, y se derivan de la evolución de la situación económica (por supuesto, grandes escándalos como el Irán-Contra o los atentados del 11 de septiembre pueden alterar esas dinámicas, pero lo esencial es lo que revela el gráfico: cuando el paro subió dramáticamente en 1981-82, la popularidad de Reagan se resintió; como el empleo se recuperó en los dos años siguientes, Reagan, ayudado por su estilo simpático y optimista, consiguió una resonante victoria en 1984).

Las consecuencias de esta reflexión para el actual Presidente son interesantes, y serán objeto de nuestro próximo post.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Los secretos de Washington: ¿otra vacante en el Tribunal Supremo para Obama?

Internet ha cambiado enormemente el mundo en todos los sentidos. Una de las formas más curiosas en que lo ha hecho ha sido revelando algunos secretos de Washington que el común de los mortales antes no podía conocer.

Desde hace ya varias décadas, los jueces del Tribunal Supremo escogen a cuatro becarios  ("clerks") para que trabajen para ellos durante el "año judicial". Los becarios suelen ser alumnos número 1 de las mejores universidades estadounidenses y suelen haber trabajado un año antes para los mejores Jueces federales de los tribunales de apelación. Para poder escoger a los mejores, los Jueces suelen elegir con mucha antelación, de modo tal que no sólo los becarios del curso 2009-2010 están ya todos elegidos (incluso por Sonia Sotomayor, recién nombrada al Tribunal) sino que algunos Magistrados ya han escogido a sus becarios para el curso 2010-2011.

La elección o no de becarios por parte de los Jueces del Tribunal Supremo es un asunto que habitualmente no despierta ningún interés público, pero en los últimos años, y a raíz de la existencia en Internet de blogs dedicados obsesivamente a analizar al Poder Judicial americano (como todas las demás cosas) se reveló un secreto que hasta ahora no había despertado mucha curiosidad: una de las pocas formas de saber si un Juez se va a retirar es si escoge becarios para el siguiente período de sesiones. Si no lo hace, es una poderosa señal indicativa de su retirada.

Y aquí es donde ha saltado la liebre: John Paul Stevens, el Juez más veterano de entre los que hay en el Tribunal Supremo (empezó a ejercer en el mismo en Diciembre de 1975, y tiene ya 89 años) ha anunciado que sólo escoge un becario para el período 2010-2011. Un becario es a lo que tienen los Jueces del Tribunal Supremo retirados (como Souter y O' Connor), en lugar de los cuatro a los que tienen derecho los Jueces del Tribunal Supremo en ejercicio.

La cuestión de los becarios ya había saltado a la palestra cuando Souter no había escogido a mediados de abril de este año sus becarios para el año judicial que empezaba en Septiembre (cosa que reveló sus intenciones incluso antes de que las anunciara pocas semanas después).

¿Quiere decir eso que Stevens se retirará ineluctablemente en junio de 2010, cuando acabe el año judicial que ahora empieza? No necesariamente, porque ello depende de que no haya una defunción súbita en el Tribunal (y no olvidemos que Ginsburg anunció a principios de año que tenía cáncer pancreático, que no es ninguna broma), dado que los Jueces del Tribunal Supremo son muy reacios a que haya dos vacantes en un mismo año. Pero a día de hoy, las posibilidades de una retirada de Stevens en junio de 2010 son, me atrevería a decir, superiores al 50%.

Las consecuencias de dicha retirada las analizaremos si y cuando se produzca, aunque ya avanzo que serán bastante más importantes que las de la retirada de Souter. Y trazaremos entonces un perfil de John Paul Stevens, quizá una de las figuras más determinantes y simpáticas de la historia del Tribunal Supremo.

martes, 1 de septiembre de 2009

Lecturas recomendadas para esta semana: sobre el movimiento conservador y contra la pena de muerte

Algunos excelentes artículos en la WWW:

- Jon Meacham entrevista a Sam Tanenhaus sobre el declive del movimiento conservador (en un sentido intelectual).

- Bruce Bartlett, antiguo asesor de Reagan, exige un movimiento del Partido Republicano hacia el centro en el blog "New Majority" de David Frum, compuesto por conservadores razonables y no lunáticos.

- Y Peter Wehner y Michael Gerson (que no son precisamente anti-conservadores) dan algunas claves acerca del posible camino para el resurgimiento del Partido Republicano (¿dejar de atacar a los inmigrantes, por ejemplo?)

- David Grann, en el New Yorker, publica una tremenda requisitoria sobre la total falta de seriedad que rige en Texas respecto de la aplicación de la pena de muerte, relatando un caso que pone los pelos de punta

- Y ya que estamos, un artículo de 1998 de Jonathan Rauch (que no era contrario a la pena de muerte) con otro caso que muestra los graves defectos del sistema penal estadounidense en materia de pena capital.