viernes, 31 de octubre de 2008

Historia de dos vicepresidentes: Palin

No cabe duda de que la elección de Sarah Palin, para bien o para mal, ha constituido el hecho más destacado de toda la campaña presidencial. En un primer momento, la designación de la primera mujer candidata a vicepresidenta por el Partido Republicano (los demócratas ya lo habían hecho en 1984), pareció pillar completamente a contrapié a la prensa y a la candidatura demócrata.

Los republicanos conservadores, que siempre han tenido dudas respecto de John McCain, abrazaron con entusiasmo a la gobernadora de Alaska, una mujer fuertemente conservadora, contraria al aborto, firme partidaria de las armas de fuego, crítica de la existencia del fenómeno del cambio climático...

Palin fue alcaldesa de Wasilla, un pueblo de 6.000 habitantes, entre 1996 y 2002. En 2006 fue elegida gobernadora de Alaska, tras derrotar en las primarias republicanas al corrupto gobernador del Estado Frank Murkowski, y en las generales al exgobernador demócrata Tony Knowles.

En retrospectiva, resulta evidente que McCain se inclinó por ella con una doble intención: a) apaciguar a la derecha evangélica, que siempre ha mostrado abiertas reticencias por McCain, al que no consideran suficientemente conservador, y b) al mismo tiempo, intentar atrapar a las votantes de Hillary Clinton despechadas por el hecho de que Obama no la hubiera escogido como candidata a la vicepresidencia.

El principal problema es que ambos objetivos eran incompatibles entre sí: no era posible encontrar a una candidata que satisficiera al mismo tiempo al ala conservadora del Partido Republicano y a las seguidoras de Hillary Clinton (mujeres de edad, feministas y más bien de centro-izquierda). Y en un año en que había una gran desafección por el Partido Republicano entre la mayoría de los votantes, la designación como vicepresidenta de Sarah Palin, una candidata 100% republicana sin fisuras, sólo podía servir para animar a las bases de derechas, pero al precio de alienar a los votantes de centro (donde suelen decidirse las elecciones).

Jay Cost, el analista conservador en RealClearPolitics, afirmó en uno de sus artículos que la presencia de Palin en el ticket republicano constituye un beneficio por cuanto hay más conservadores que acudirán a las urnas por ella que independientes que no acudirán o votarán demócrata por causa de ella. Sin embargo, las últimas encuestas reflejan que una amplia mayoría de los electores considera que Palin, simplemente, no está preparada para ser presidenta en caso de que a McCain, a sus 72 años, le ocurriera algo. En mi opinión, resulta evidente que Palin no supone efecto beneficioso alguno para el ticket republicano (una prueba más: la media de las encuestas de Alaska muestran que, incluso con la gobernadora Palin en el ticket, Obama va a obtener cinco puntos más en el Estado de los que obtuvo Kerry).

Resulta aleccionador analizar las causas del retroceso de Palin en el tribunal de la opinión pública. Su elección, como hemos dicho, supuso una inyección de ánimo y entusiasmo en el bando republicano, hasta el punto de que en las encuestas inmediatamente posteriores a su designación y a la Convención republicana, los conservadores llegaron a mantener una pequeña ventaja sobre los demócratas.

Sin embargo, una vez sometida a un escrutinio estricto por parte de la prensa, Palin simplemente se derrumbó: padeció dos entrevistas con Charlie Gibson, periodista de la ABC, y Katie Couric, de CBS, que demostraron de manera dolorosa las limitaciones de la candidata. Entre las perlas más destacadas:

- Su afirmación de que el hecho de que Alaska estuviera al lado de Rusia le otorgaba experiencia en materia de política internacional.
- Su completo desconocimiento de la llamada "doctrina Bush" (que otorga al presidente de Estados Unidos, según Bush, la autoridad para ordenar lanzar ataques preventivos contra objetivos que resulten un peligro para el país).
- Su admisión (implícita) de que no leía periódicos.
- Su incapacidad para mencionar una sola sentencia del Tribunal Supremo con la que estuviera en desacuerdo más allá de la archimanida Roe v. Wade.

Para colmo, la entrevista con Katie Couric fue emitida a pedacitos, día a día a lo largo de una semana, en lo que constituyó un via crucis espantoso para Palin, que iba mostrando trocitos de ignorancia en raciones diarias.

Pero lo más devastador en términos mediáticos para Palin fue la extraordinaria caricatura que de ella hizo la cómica Tina Fey en el programa de humor "Saturday Night Live". Fey retrató a Palin como una ignorante total (especialmente en un sketch devastador al lado de Amy Poehler, la actriz que habitualmente interpreta a Hillary Clinton), una imagen que, multiplicada hasta la saciedad por la reproducción en Internet de los sketches, caló entre la opinión pública.

El debate vicepresidencial no fue catastrófico para Palin porque las expectativas públicas sobre ella para aquel entonces eran mínimas. Por lo demás, todas las encuestas posteriores al debate, sin excepción, mostraban que los espectadores (¡nada menos que 69 millones, más que en cualquiera de los tres debates presidenciales!) opinaban que Biden se había desempeñado claramente mejor que ella.

Quizá el mayor desastre, pese a todo, fue el "Troopergate", un escándalo que llevaba larvándose en Alaska desde antes incluso de la designación de Palin como candidata a la vicepresidencia. Una comisión bipartidista (compuesta por 8 republicanos y 4 demócratas) encargó a un investigador independiente la redacción de un informe sobre la actuación de Sarah Palin en relación con el siguiente asunto:

- La hermana de Sarah Palin estuvo casada durante varios años con Mike Wooten, un miembro de la policía estatal de Alaska ("troopers"). Cuando se divorciaron, se inició una dura batalla legal entre Wooten y la familia Palin al completo por la custodia de los hijos del matrimonio, los derechos de visita y la manutención, un conflicto que duraba en el momento en que Palin ganó las elecciones a gobernadora en noviembre de 2006.

- Una vez en el cargo, Palin, directamente al principio, y a través de su marido y de sus asesores posteriormente, ejerció una presión constante sobre el Comisionado de Seguridad Pública de Alaska, Walt Monegan, a fin de que el mismo "investigara" a Wooten. Por supuesto, nunca se le dijo al Comisionado que despidiera al ex-cuñado de Palin, pero sí se le enviaron unos sesenta correos electrónicos (desde cuentas privadas de Yahoo en varias ocasiones) e incontables llamadas telefónicas al grito de: "¿Pero cómo puede seguir siendo policía este tipo?". Finalmente, Monegan exigió a los asesores y a Todd Palin, el marido de la gobernadora (que no ostenta ningún cargo en el gobierno) que cesaran en su presión y que se estaban metiendo en un terreno en el que carecían de atribuciones. A las dos semanas, Monegan era cesado del cargo sin una explicación plausible.

- La Comisión de Investigación examinó el informe que se les presentó con todas las evidencias incluidas en el mismo y dictaminó que, si bien no había cometido un delito al cesar a Monegan (porque su cargo era de libre disposición), Palin sí había abusado de su poder y había ejercitado "presiones intolerables" sobre su Comisionado. Asimismo, la gobernadora había permitido a su marido usar recursos estatales (Todd Palin por lo visto tenía una oficina-bis al lado del despacho de su esposa) con el único fin de presionar a Monegan y a todos los miembros de la administración.

El principal problema del Troopergate no era quizá tanto los hechos en sí (que insisto, no eran delictivos), sino la impresión que daban de la Sarah Palin real, no la creación ficticia elaborada por la campaña: una mujer increíblemente vengativa, y dispuesta a usar todos los recursos del poder para conseguir castigar a aquellos que hubieran ofendido a su familia. Y sobre todo, una grave confusión respecto de la utilización de fondos públicos para fines privados (se descubrió que Palin tiene tendencia a efectuar sus viajes oficiales con toda su familia).

A partir de allí, todo continuó cuesta abajo:

- Sus lamentables declaraciones en Carolina del Norte afirmando que estaba contenta de estar en una de las regiones "pro-americanas" de Estados Unidos:

"We believe that the best of America is in these small towns that we get to visit, and in these wonderful little pockets of what I call the real America, being here with all of you hard working very patriotic, um, very, um, pro-America areas of this great nation."

(¿de lo que se deduce que hay áreas anti-América en Estados Unidos?)

- La noticia de que la campaña de McCain se había gastado 150.000 dólares en renovar todo el vestuario de la candidata. Aquí hay una puntualización que efectuar: el dinero había salido del Comité Nacional Republicano (RNC- financiado por donaciones privadas) no del Comité de Campaña de McCain (financiado con fondos públicos). El RNC tiene perfecto derecho a decidir cómo invertir el dinero que le ha sido donado. Dicho esto, resulta evidente que, en un contexto en el que los republicanos tienen menos dinero que los demócratas, la inversión en gastos suntuarios de este tipo ha irritado profundamente a los donantes republicanos, que consideran que "su" dinero podía haberse invertido de una manera más efectiva.

- De todos modos, quizá lo más llamativo es la tremenda escisión que la designación de Sarah Palin ha provocado entre lo que podríamos llamar los republicanos "de la vieja escuela" (y en particular, veteranos de las administraciones Reagan y Bush) y los "nuevos republicanos" (en particular los neoconservadores.

Si por un lado no resulta sorprendente que un republicano moderado como Colin Powell se oponga a Sarah Palin, por cuanto considera que su designación mueve al Partido excesivamente a la derecha y que no está preparada para el cargo, empieza a resultar más duro que Lawrence Eagleburger, exsecretario de Estado de George Bush padre (y que apoya a McCain, no a Obama), afirme que "por supuesto" que Sarah Palin no está preparada para tomar las riendas de la Presidencia. Y tampoco ayuda que John Ensign, senador republicano por Nevada, dijera que "Joe Biden está mucho más cualificado para ocupar la Presidencia que Sarah Palin" (aunque añadió que McCain estaba mucho más cualificado que Obama).

Y en la prensa, los ataques a Palin de conservadores como David Frum y Peggy Noonan (redactores de los discursos de Reagan), George Will (el decano de los periodistas conservadores, que escribe en el Washington Post) o David Brooks (que, pese a ser conservador, escribe en el New York Times), contrastan con la defensa cerrada que la gobernadora de Alaska recibe en medios como las revistas "National Review" (pionera del movimiento conservador) y "The Weekly Standard" (de ideología neoconservadora). Pero incluso en la primera de ellas, el hijo del fundador, Christopher Buckley, tuvo que renunciar a su columna semanal cuando anunció que iba a apoyar a Obama en las elecciones, y Kathleen Parker, una colaboradora habitual, fue sometida a una cascada de insultos cuando afirmó que Palin no estaba preparada para ser vicepresidenta.

Por último, tampoco está de más mencionar que hace cuatro años, los periódicos norteamericanos dividieron su apoyo entre Bush y Kerry más o menos al 50% (213 Kerry, 205 Bush). Este año, la cosa está 240 a favor de Obama y sólo 114 a favor de McCain (faltan algunos, por supuesto). Y resulta fascinante leer, prácticamente en todos los editoriales de los periódicos que hace cuatro años apoyaron a Bush o fueron neutrales y que ahora apoyan a Obama que uno de los motivos esenciales para tomar su decisión era la designación de Palin como vicepresidenta. Veamos dos ejemplos especialmente clamorosos:

- Los Angeles Times, periódico conservador que rara vez anuncia su apoyo a un candidato (la última vez fue en 1972, cuando apoyaron a Nixon en su reelección contra McGovern):

"Indeed, the presidential campaign has rendered McCain nearly unrecognizable. His selection of Sarah Palin as his running mate was, as a short-term political tactic, brilliant. It was also irresponsible, as Palin is the most unqualified vice presidential nominee of a major party in living memory. The decision calls into question just what kind of thinking -- if that's the appropriate word -- would drive the White House in a McCain presidency. Fortunately, the public has shown more discernment, and the early enthusiasm for Palin has given way to national ridicule of her candidacy and McCain's judgment."

- El "Chicago Tribune" periódico conservador que nunca en su historia había apoyado a un candidato demócrata (fundado en 1847, a partir de 1854 se convirtió esencialmente en el periódico oficial del Partido Republicano en Illinois. Por supuesto, había abogado por la reelección de Bush hace cuatro años):

"McCain failed in his most important executive decision. Give him credit for choosing a female running mate--but he passed up any number of supremely qualified Republican women who could have served. Having called Obama not ready to lead, McCain chose Alaska Gov. Sarah Palin. His campaign has tried to stage-manage Palin's exposure to the public. But it's clear she is not prepared to step in at a moment's notice and serve as president. McCain put his campaign before his country."

Y ése, me temo, será el veredicto final en materia vicepresidencial: Obama escogió a un vicepresidente que está capacitado para ser presidente desde el primer momento si le pasara algo al Presidente. McCain mostró irresponsabilidad y falta de discernimiento al escoger a una vicepresidenta incompetente. Obama tomó una decisión de estadista. McCain, una mera decisión de político oportunista (y además, al adoptar esa decisión McCain consiguió perder frente a Obama su argumento decisivo: que su experiencia le hacía más capacitado para la Presidencia).

jueves, 30 de octubre de 2008

Los norteamericanos ya están votando...

Una anomalía (otra más) del proceso electoral norteamericano (visto desde fuera) es lo que se llama el "voto anticipado" (early vote). No el voto por correo (que también existe), sino el voto presencial con anterioridad al día de las elecciones. En efecto, la mayoría de los Estados permiten a los votantes acudir a colegios electorales prefijados entre una y dos semanas antes de las elecciones (para evitar las largas colas el día de las elecciones, por si uno sabe que no va a estar en el Estado ese día y no quiere votar por correo o su Estado no lo permite).

Hay tantas reglas como Estados (el más peculiar de todos los Estados es Oregón, en el que todo el voto es por correo), pero lo cierto es que mientras escribo estas líneas han votado ya por anticipado nada menos que 16 millones de americanos.

En las elecciones de 2004 votó por anticipado el 22,5% del total de los votantes (que fueron 122 millones- una participación del 56,4%). A día de hoy, según este magnífico sitio web que recomiendo encarecidamente, ya han votado por anticipado el 13,4% de los votantes (respecto a las elecciones de 2004, claro, ya veremos qué porcentaje suponen en estas elecciones).

Los datos son orientativos (de manera mucho más clara que las encuestas) acerca de por dónde van los tiros:

1) Carolina del Norte es el Estado que ofrece más información (y además comparada con el año 2004). Veamos los datos más significativos:

- Hace cuatro años el voto anticipado supuso el 30,8% del voto total. Este año ya supone el 45,8% del voto total (de 2004). Es decir, la participación ha aumentado (respecto a hace cuatro años) en un 50% (y ojo, que todavía no ha acabado el período de voto por anticipado, que dura hasta el día 1).

- Los negros suponen el 22% de la población de Carolina del Norte, pero sólo supusieron el 19% de los votantes en las elecciones de 2004 (tradicionalmente, la participación negra suele ser inferior a su porcentaje de población). A fecha de hoy, en cambio, suponen el 27,6% de todos los votantes. En otras palabras: los negros están votando más que los blancos, y eso indudablemente favorece a Obama.

- El porcentaje de demócratas que votó en las elecciones de 2004 fue del 48,6%. A fecha de hoy, es del 54%. Entre tanto los republicanos han bajado del 37,4% al 28,6%. Si bien es cierto que Carolina del Norte abunda en demócratas conservadores que suelen votar republicano en las presidenciales, la reducción en el porcentaje de votantes republicanos es una señal claramente ominosa para McCain.

- El argumento que se suele emplear para atacar estas cifras es sencillo: el voto anticipado sólo refleja el entusiasmo de los votantes por su candidato, pero el día de las elecciones las cosas se equilibrarán. Por desgracia, eso no funciona así: el incremento del voto anticipado quiere decir que hay gente que está votando ya que normalmente votaría el día de las elecciones, que será sustituida el día de las elecciones por gente que normalmente no votaría. No tengo la menor duda de que las diferencias se reducirán el día de las elecciones (me resultaría inconcebible que el voto negro subiera ocho puntos en porcentaje sobre su participación hace cuatro años, pero basta con que pase del 19% al 22-23% este año para que Obama pase del 43% de Kerry a un 46-47%. Y si a eso le añadimos los blancos que también se van a cambiar de bando, parece evidente que Obama puede ganar Carolina del Norte (aunque por los pelos).

2) Georgia: otro Estado sureño que ofrece interesantes contrastes:

- Hace cuatro años el voto anticipado supuso el 20,2% del voto total. Este año ya supone el 41,8% del voto total (de 2004). Es decir, la participación ha aumentado (respecto a hace cuatro años) en más del 100% (y ojo, que todavía no ha acabado el período de voto por anticipado, que dura hasta el día 31).

- Con un 30% de población negra, pero tan sólo un 25% del porcentaje de votantes en 2004, a día de hoy, el número de votantes anticipados negros en el Estado es del 35,2%. Una vez más, no tengo dudas de que ese porcentaje disminuirá, pero una vez más asimismo, basta con que los negros voten proporcionalmente a su peso en la población del Estado para que Obama suba cinco puntos respecto a 2004 (del 42 al 47%). Si el voto blanco mejora tres puntos, Obama puede ganar Georgia (aunque esto es más difícil, porque los blancos son algo más racistas que en Carolina del Norte).

Otro tanto se puede decir de Louisiana, por ejemplo, donde ya ha finalizado el período de voto anticipado y la participación se ha doblado respecto a hace cuatro años (con un gran incremento en la población negra). En Montana sólo sabemos que ya ha votado el doble de gente que hace cuatro años.

En Oregón, por ejemplo, sólo se ha recibido el 28,2% del voto por correo, lo cual es menos de lo que se había recibido una semana antes de las elecciones hace cuatro años, pero al parecer hay dos explicaciones para ello, según Nate Silver:

- los oregonianos cada vez envían sus papeletas más tarde, a medida que se familiarizan con el sistema de voto por correo "total".
- la participación está descendiendo especialmente en los condados republicanos, más que en los demócratas.

Insisto: no es que quiera deprimir a los conservadores que lean esto, pero las cifras son las que son: los demócratas están votando más, los republicanos menos, y los negros, que sólo votaron en un 60% en las pasadas elecciones, pueden oscilar entre el 65 y el 70% en éstas. Y ya ha votado el 13% del electorado de 2004, votos que ya no pueden cambiarse, por lo que cualquier posible subida de McCain en las encuestas (que es posible que se esté produciendo) ya no se reflejará en dichos votos.

miércoles, 29 de octubre de 2008

¿Donde están los distintos Estados?

En un momento determinado me he dado cuenta de que estoy asumiendo que todos los lectores saben donde están los 50 Estados norteamericanos, y eso no tiene por qué ser necesariamente así (especialmente respecto de los Estados más pequeños, como los de Nueva Inglaterra). Por tanto, aquí os adjunto un mapa muy sencillo para que veais dónde está cada Estado:


¿Como votan los americanos? - Judíos y musulmanes

En respuesta al último post, Ramón (que se ha leído el artículo de Brownstein) pregunta acerca de lo que yo llamé en el post "la creciente minoría atea estadounidense (10% de la población)", y me regaña, con toda la razón del mundo, al decirme que lo que dice el artículo de Brownstein es que hay un "10 percent of voters who claim no religious affitiation" (o sea, no sólo ateos, como dije yo, sino también agnósticos, y yendo incluso un paso más allá del que da Ramón, teístas o personas que simplemente afirman no tener ninguna religión). Ya he corregido el artículo para que el mismo sea exacto (y por estas cosas es precisamente por lo que agradezco que haya comentaristas).

En todo caso, el 10% al que hace referencia Brownstein es el resultado de hacer la media aritmética del electorado que declara no pertenecer a ninguna religión organizada en las cinco elecciones entre 1988 y 2004.

El comentario sobre "la creciente minoría americana que afirma no tener una afiliación religiosa", sin embargo, sigue vigente. La encuesta Pew sobre práctica religiosa muestra que en 1990 el número de americanos que pertenecía a esa categoría ascendía al 8,2%. En 2007, ese porcentaje se había incrementado hasta el 16,1%.

Para quien tenga curiosidad sobre estas cosas, según la encuesta Pew, esta era la composición religiosa de Estados Unidos en 2007:

- Cristianos: 78,4% de la población adulta (86,4% en 1990), de los cuales un 51,3% (del total de americanos adultos) se identificaba como miembro de una de las diversas iglesias protestantes (de entre estos, los evangélicos oscilan entre el 26 y el 35%- hay discrepancia entre las encuestas). Los católicos suponen el 23,9% de la población (y son ya el grupo religioso más importante, debido a la división entre las distintas confesiones protestantes). El resto son ortodoxos orientales o pertenecientes a otras ramas del cristianismo.

- Agnósticos, ateos, o simplemente "sin religión": 16,1% (8,2% en 1990)

- Otras confesiones religiosas: 4,7% (3,3% en 1990)- de entre estos merecen destacarse los judíos (1,7% de la población adulta), budistas (0,7%), musulmanes (0,6%) e hindúes (0,4%).

Pregunta Ramón, por lo demás, si el 10% del artículo de Brownstein incluye a los miembros de éstas últimas confesiones religiosas. La respuesta es no. Ese 10% incluye tan solo a ateos, agnósticos y, en todo caso, teístas. El artículo de Brownstein no comenta sobre las preferencias electorales de los miembros de otras confesiones religiosas no cristianas (o de los ortodoxos orientales, por ejemplo) porque, incluso en una encuesta con 13.000 entrevistas, la muestra de miembros de otras religiones es tan pequeña que no permite establecer inferencias fiables (por ejemplo, el número de judíos en una encuesta de este tipo sería de unos 220, lo que es una muestra demasiado pequeña para extraer conclusiones razonables a nivel nacional). La encuesta sólo establece conclusiones sobre protestantes y católicos porque son los únicos grupos que permiten (con varios miles de personas en la encuesta) establecer inferencias razonables con un margen de error pequeño.

Afortunadamente, Gallup ha acudido al rescate y el 23 de octubre publicó una encuesta muy interesante sobre el comportamiento del votante judío de cara a estas elecciones, que muestra que los judíos se van a decantar de manera muy clara por Obama (74% a 22%). Ese comportamiento no es inusitado (Kerry obtuvo también el 74% del voto judío), pero como Gallup suele encuestar a los judíos cada mes, merece la pena indicar que el apoyo de Obama se ha incrementado 10 puntos en los últimos meses (probablemente a raíz de la crisis económica).
También merece la pena indicar que el comportamiento por edades es distinto al habitual en los restantes grupos religiosos o étnicos: los votantes judíos jóvenes son más conservadores y algo más republicanos que sus padres (y especialmente que sus abuelos), aunque Obama todavía gana con comodidad este segmento.

La explicación a este fenómeno es simple: los judíos de mayor edad participaron con enorme fuerza en las luchas por los derechos civiles, codo a codo con los negros (la gente suele olvidar que el Klu Klux Klan era no sólo anti-negro, sino también anti-judío y anti-católico). Además, durante su período de formación, la fuerza dominante en Israel era el Partido Laborista, claramente de izquierdas. En los últimos treinta años, eso ha cambiado: desde 1977, el Likud ha ganado la mayoría de las elecciones, y los republicanos, que son su equivalente ideológico, han acabado siendo tan o más forofos de Israel que los demócratas. Lógicamente, las nuevas generaciones judías americanas son algo (no mucho) más pro-republicanas que las anteriores.

En cuanto a los musulmanes, no tengo las cifras exactas a mano, pero por ejemplo, este estudio muestra de manera contundente que la comunidad musulmana norteamericana, que había votado mayoritariamente por los republicanos en el año 2000, los abandonó en masa en las elecciones de 2004 (página 26 del estudio). Esto ya lo había leído en otros artículos.

La explicación es simple: tradicionalmente, la comunidad musulmana se identificaba en su mayoría (excepto los negros conversos al Islam) con el Partido Republicano, cuyos valores conservadores reflejaban mejor los suyos propios (tampoco ayudaba el hecho de que el Partido Demócrata fuera visto como el partido de preferencia de la inmensa mayoría de los judíos americanos). Sin embargo, los atentados del 11-S y la subsiguiente demonización de la comunidad musulmana por parte de los republicanos ha hecho que los musulmanes norteamericanos se hayan pasado en masa al Partido Demócrata (aunque sus posturas políticas - oposición feroz al matrimonio gay, clara oposición a los aumentos de impuestos, les sitúan más bien fuera del ámbito demócrata. Pero los ataques continuos por parte de la derecha les ha hecho cambiar radicalmente su patrón de voto).

Así que el Partido Demócrata, increíblemente, es apoyado por grandes mayorías del voto judío y del voto musulmán norteamericano al mismo tiempo. De todos modos, estamos hablando de un porcentaje muy pequeño de la población (el 2,5% de la población adulta americana). Pero no deja de ser un hecho curioso.

lunes, 27 de octubre de 2008

¿Cómo votan los americanos?

El pasado día 18 de octubre, Ron Brownstein, un periodista de la revista "National Journal", publicó un artículo absolutamente esplendido sobre los patrones de voto de los norteamericanos durante los últimos cinco ciclos electorales (1988, 1992, 1996, 2000, 2004), basándose para ello en las encuestas a pie de urna, que tenían un universo de entrevistas (entre 13 y 14.000 entrevistados) muy superior al de las encuestas tradicionales.

Para quien tenga ganas de leer todo el artículo (que es largo y está en inglés), ahí va la referencia:


Para quien no tenga tanto tiempo libre, ahí van las grandes conclusiones:

1) Hombres blancos: no es que Obama tenga problemas para captar una mayoría del voto blanco masculino por ser negro, sino por ser demócrata. En las últimas cinco elecciones los hombres blancos han votado por el candidato demócrata en porcentajes misérrimos, oscilando entre el 36 y el 38% de los votos. Por lo demás, los hombres blancos casados votan más a los republicanos que los hombres blancos solteros.

Por otra parte, la titulación universitaria hace al votante blanco algo más propenso a votar demócrata (pero no mucho).

2) Mujeres blancas: algo mejor para los demócratas, pero tampoco es para tirar cohetes. Entre 1988 y 2004, el porcentaje del voto blanco femenino que ha ido hacia el candidato demócrata ha oscilado entre el 40 y el 48% de los votos.

Una vez más, hay diferencias acusadas basadas en el grado de educación: las mujeres con titulación universitaria tienden a votar más por el ticket demócrata que las mujeres sin titulación universitaria, que votaron por Bush en un 60% hace cuatro años.

Una vez más, las mujeres blancas casadas tienden a votar republicano de una manera mucho más acusada que las mujeres blancas solteras, que votan de manera muy clara por los demócratas.

Brownstein señala en el artículo que presidentes como Kennedy, Johnson y Carter obtenían muchos más votos entre los blancos y blancas sin titulación universitaria que entre los titulados. Eso se ha invertido: los republicanos han perdido terreno entre la clase media y media-alta, pero a cambio lo han ganado entre la clase media-baja, mano de obra poco cualificada. Hoy los demócratas ganan el voto de la mayoría de los licenciados universitarios, mientras que los republicanos ganan el voto de la mayoría de los trabajadores manuales sin estudios.

3) Independientes (entendiendo como tales aquellos que no son votantes registrados demócratas o republicanos): las conclusiones se repiten:

- las mujeres independientes tienden a votar demócrata; los hombres, republicano
- los/las independientes casados/casadas tienden a votar republicano, los/las solteros/as, demócrata.
- los independientes con titulación universitaria votan más demócrata; aquellos sin titulación suelen votar más a los candidatos republicanos
- los independientes blancos tienden a votar más republicano (aunque menos que los blancos en general); los independientes de otras razas votan demócrata con claridad.

4) Minorías:

- Hispanos: aunque tradicionalmente votan demócrata, George W. Bush consiguió nada menos que el 40% del voto hispano en 2004 (con resultados especialmente fuertes entre los hombres y entre los casados). Los hispanos católicos tienden a votar demócrata de manera mucho más acusada que los hispanos protestantes (que suelen ser evangélicos y votan republicano en su mayoría).

Una gran diferencia con los blancos: los hispanos con titulación universitaria tienden a votar más por el Partido Republicano que sus homólogos no titulados.

- Negros: aunque éstos tienden a votar demócrata abrumadoramente, varias de las premisas anteriores se mantienen: los hombres negros tienden a votar un poquito más republicano que las mujeres negras (las "welfare moms", como las insultó Reagan), los casados también tienden a votar un poquito más republicano que los solteros. Y al igual que los hispanos (pero contrariamente a los blancos), los negros con titulación universitaria tienden a votar un poquito menos demócrata que sus homólogos sin titulación.

5) Edades: los menores de 30 años votan en su mayoría por el Partido Demócrata, pero hay profundas divisiones entre ellos: los hispanos y los negros votan demócrata en su gran mayoría, pero en cambio los jóvenes blancos suelen votar republicano- un 55% en las últimas elecciones (especialmente los jovenes blancos sin titulación universitaria).

Por su parte, los votantes mayores de 65 años han votado crecientemente por el Partido Republicano (Kerry obtuvo el peor resultado en 20 años en ese grupo), y muy en particular los hombres blancos mayores de 65 años sin titulación universitaria.

Pero el peor grupo para los demócratas son los blancos de entre 30 y 64 años (y especialmente el subgrupo entre 30 y 45, en el que Bush ganó a Kerry 66-33 en las últimas elecciones), una vez más sin titulación universitaria.

Los demócratas obtienen mejores resultados en todos los grupos de edad blancos, sin excepción, entre aquellos votantes que tienen titulación universitaria.

6) Religión: tradicionalmente, los católicos y los evangélicos sureños votaban demócrata y los protestantes norteños republicano. Sin embargo, los evangélicos sureños se pasaron en masa al Partido Republicano a partir de los sesenta, mientras que algunos de los protestantes norteños se movieron hacia los demócratas.

Pese a todo, los católicos todavía votan más demócrata que los protestantes. Pero lo que distingue a los votantes de los dos partidos es, en particular, la práctica religiosa de sus votantes:

- los republicanos obtienen mejores resultados entre hispanos que acuden regularmente a la iglesia que entre aquellos que no lo hacen. Lo mismo es de aplicación para protestantes y católicos: cuanto más practicantes, más republicanos (aunque los protestantes blancos no practicantes siguen siendo mayoritariamente republicanos).

- los demócratas obtienen mejores resultados, lógicamente, entre los no practicantes y entre la pequeña pero creciente minoría atea o agnóstica (o simplemente sin afiliación religiosa) estadounidense (10% de la población media entre 1988 y 2004).

7) En resumen y simplificando mucho: el votante republicano medio es un hombre blanco protestante practicante, casado y sin titulación universitaria (o un hombre hispano casado con titulación universitaria)

Por su parte, el votante demócrata medio es una mujer soltera blanca con titulación universitaria (o hispana o negra sin titulación universitaria), católica no practicante.

Un problema a largo plazo para los republicanos es que su perfil de votante (el WASP: White Anglo-Saxon Protestant) está retrocediendo demográficamente, por lo que en el futuro tendrán que expandir su coalición. Aunque parezca extraño, al Partido Republicano le interesa mejorar la educación para las minorías, porque la estadística muestra que cuanto más nivel educativo del hispano o del negro, mayores son sus posibilidades de votar republicano (al contrario que los blancos, que tienden a votar más republicano cuánto menor es su nivel de estudios).

En ese sentido, los últimos años del Partido Republicano han sido contraproducentes, especialmente en todo lo referido al tratamiento de la minoría hispana, a la que George W. Bush había cultivado con notable éxito, y a la que la postura intransigente del Partido (no del Presidente, insisto) ha alienado profundamente. Es de esperar que en estas elecciones el porcentaje de votantes hispanos republicanos baje del 40 al 30% como mínimo.

Éramos pocos...

...y un jurado popular ha condenado a Ted Stevens, senador republicano de Alaska durante los últimos cuarenta años (el Senador republicano más veterano), por:

a) recibir regalos y aceptar renovaciones gratuitas de su casa en Alaska efectuadas por una empresa petrolífera de la región, por un valor total de 250.000 dólares (hasta aquí es feo, pero no es necesariamente delito...)

y b) ... y no declarar un sólo dólar de esas "retribuciones en especie", percibidas durante ocho años (y aquí está el delito).

El día 4 de noviembre Alaska vota no sólo en las generales, sino también la renovación del asiento de Stevens. Salvo hecatombe, aquí os hago un pequeño perfil del nuevo Senador demócrata por Alaska, Mark Begich:

Begich es el alcalde de Anchorage, la ciudad más grande de Alaska, con más del 40% de la población total del Estado. Su padre, Nick Begich, fue el último congresista demócrata de Alaska (murió junto al entonces líder de la mayoría demócrata en el Congreso, Hale Boggs, en un accidente de aviación en 1972, ocurrido mientras volaban entre Anchorage y Juneau).

Begich, como corresponde a un demócrata de Alaska, es centrista: firme partidario de las armas de fuego, pero tambíen del aborto (Alaska es un Estado muy libertario, probablemente el más opuesto de todo Estados Unidos a las intromisiones del Gobierno en la vida privada), es evidente que la muerte de su padre le acabó conduciendo a la política (tampoco es que el Partido Demócrata de Alaska tenga mucho banquillo, que digamos).

En un año normal, probablemente no se hubiera arriesgado a enfrentarse a Stevens en la octava campaña de reelección de éste (y si se hubiera atrevido, hubiera perdido, y de goleada). Pero Stevens, obviamente, ha perdido el norte (lo cual no deja de ser sorprendente para un Senador de Alaska- perdón por la broma), y literalmente le ha regalado un escaño al Partido Demócrata en el Senado.

Nueva previsión: Demócratas 57, Republicanos 41, Independientes (alineados con los demócratas), 2. Los demócratas están a sólo uno de la cifra mágica de 60.

domingo, 26 de octubre de 2008

La batalla por el Tribunal Supremo (II)

Los Jueces del Tribunal Supremo pueden servir de por vida si así lo desean, y sólo los retira su propio fallecimiento, su dimisión por razones de edad (o en rarísimos casos, forzados por algún escándalo, como le ocurrió a Abe Fortas en 1969),

En cualquier caso, como decíamos en el comentario anterior, el control sobre el actual Tribunal Supremo está totalmente en el alero de cara a las próximas elecciones. Basta con examinar la composición actual del Tribunal para entender por qué:

Image:Supreme Court US 2006.jpg

Fila superior, de izquierda a derecha:

- Stephen Breyer: nombrado por Bill Clinton en 1994, miembro del ala liberal del Tribunal (aunque es un liberal muy moderado, desde luego más que su antecesor en el cargo, Harry Blackmun). Tiene 70 años.

- Clarence Thomas: nombrado por George Bush padre en 1991 en sustitución de Thurgood Marshall (el primer magistrado negro, que había sido nombrado por Johnson), es el miembro más conservador del Tribunal Supremo y el que más ha apoyado de manera sistemática a la administración de George Bush en su concepción "expansiva" de los poderes de la Presidencia (votando para denegar el "habeas corpus" -el derecho al acceso a los tribunales para combatir su detención- a los presos de Guantánamo, por ejemplo). Tiene 60 años.

- Ruth Bader Ginsburg, nombrada por Bill Clinton en 1993, es la única mujer miembro del Tribunal Supremo. Abogada feminista especializada en casos de discriminación de todo tipo contra las mujeres, Ginsburg pertenece al ala liberal del Tribunal. Tiene 75 años.

- Samuel Alito, nombrado por George W. Bush en 2006, es el miembro más reciente del Tribunal. Es un Juez profundamente conservador. Tiene 58 años.

Fila inferior, de izquierda a derecha:

- Anthony Kennedy, nombrado por Ronald Reagan en 1988, es un conservador moderado que suele ser el voto decisivo en los asuntos más controvertidos. Este año, por ejemplo, aportó por un lado el quinto voto a la mayoría conservadora para derogar la ley de control de armas de la capital del país, Washington, D.C., y por otro el quinto voto a la mayoría liberal que reiteró que no es posible imponer la pena de muerte en supuestos de violación -aunque sea a menores-. En materia de aborto, considera que el mismo tiene que estar constitucionalmente protegido, con limitaciones. Tiene 72 años.

- John Paul Stevens, nombrado por Gerald Ford en 1975, era inicialmente un juez centrista (hay que pensar que Ford era un republicano muy moderado, y que en 1975 había una amplia mayoría demócrata en el Senado). A medida que han pasado los años, Stevens ha ido convirtiéndose en un juez más y más liberal, hasta el punto de que este año, como he dicho anteriormente, ha manifestado que la pena de muerte es inconstitucional (mientras que en 1976 había formado parte de la mayoría del Tribunal que votó por revocar la moratoria nacional que el propio Tribunal había implantado en 1972). Es el único Juez del Tribunal Supremo que opina que la pena de muerte es inconstitucional. Desde 1994 es el Juez más veterano de entre los liberales, y es por ello el líder de los mismos ("líder" en un sentido "moral" del término: los jueces son independientes y muchas veces votan de manera inesperada).

El poder que sí tiene Stevens es el de "asignar" la redacción de las Sentencias, que es un poder muy importante en el Tribunal Supremo. Dicho poder le corresponde al Presidente del Tribunal, siempre que esté en la mayoría. Pero si está en minoría, el Juez más veterano de entre los miembros de la mayoría es el encargado de asignar la redacción de la misma, y ése suele ser Stevens, que a sus 88 años y medio, es el segundo Juez más viejo de la historia del Tribunal Supremo (sólo superado por Oliver Wendell Holmes, Jr., que se retiró a los 90 años y 310 días) y el noveno más veterano (lleva casi 33 años en el Tribunal).

- John Roberts, presidente del Tribunal Supremo nombrado por George W. Bush en 2005, había sido un abogado del máximo prestigio (especializado en defender casos precisamente ante el Tribunal Supremo) y posteriormente Juez del Tribunal de Apelaciones. Roberts es el líder del ala conservadora del Tribunal Supremo, en su condición de Presidente ("Chief Justice"). Entre sus funciones, además de las judiciales, figuran las administrativas (puesto que también encabeza el Poder Judicial de Estados Unidos). En tanto que Presidente, como hemos dicho anteriormente, tiene la facultad de designar al autor de las Sentencias del Tribunal, siempre y cuando forme parte de la mayoría del mismo (lo que, dada la actual configuración del Tribunal, suele ocurrir). Tiene 53 años.

- Antonin Scalia, nombrado por Ronald Reagan en 1986, es junto con Clarence Thomas el magistrado más conservador del Tribunal Supremo. Es partidario de una doctrina teórica conocida como "originalismo", que consiste en que hay que interpretar el texto de la Constitución literalmente y, en todo caso, de conformidad con la intención de los redactores de la Constitución en el momento en que ésta fue redactada.

Es una teoría muy polémica, por supuesto, especialmente por dos motivos:

a) porque hay cláusulas en la Constitución que no pueden ser interpretadas "literalmente", por cuanto están redactadas de manera muy vaga, y admiten distintas interpretaciones, y

b) porque la Constitución fue redactada en 1787, y han pasado ya 220 años. Estados Unidos es un país muy distinto del existente en los tiempos de Jefferson. Interpretar la Constitución en base a las premisas de los Padres Fundadores tiene tres problemas: que algunos de ellos eran propietarios de esclavos, que algunos de los problemas actuales -cualquier cuestión relacionada con Internet, por ejemplo- simplemente no fueron analizados por ellos y por último, que cabe entender que algunas de las enmiendas constitucionales posteriores alteraron el sentido originario de la Constitución -por ejemplo, las enmiendas sobre derechos civiles-.

Scalia tiene 72 años.

- David Souter, nombrado por George Bush padre en 1990, Souter ha seguido una trayectoria similar a la de John Paul Stevens. Nombrado por un presidente republicano en la creencia de que sería un voto conservador en el Tribunal, Souter se ha ido moviendo hacia la izquierda de manera más y más pronunciada con los años, siendo el momento decisivo quizá la Sentencia "Casey" en 1992, cuando votó a favor de mantener el derecho al aborto (con restricciones) como derecho constitucional. Y en 2000, fue uno de los dos Jueces nombrados por un Presidente republicano (¡y en este caso, el padre de uno de los candidatos presidenciales!) que votó en contra de George W. Bush en el asunto "Bush v. Gore". A sus 69 años, es el miembro más joven del ala liberal (moderada- es bastante menos liberal que su antecesor en el cargo, William Brennan, que opinaba que la pena de muerte era inconstitucional en cualquier circunstancia).

Por lo tanto, y en resumen, ésta es la composición del Tribunal y su edad:

Ala conservadora: Roberts- Presidente (53), Scalia (72), Thomas (60) y Alito (58)
Ala liberal: Stevens (88), Ginsburg (75), Breyer (70) y Souter (69)

Voto decisivo: Kennedy (conservador moderado-72)

Como podéis ver, las elecciones son decisivas, especialmente para los conservadores. Un presidente McCain durante cuatro años tendría casi con seguridad la posibilidad de sustituir como mínimo a Stevens (y posiblemente a Ginsburg). Las consecuencias de la sustitución de Stevens por un Juez más conservador serían, como mínimo, las siguientes:

- Revocación de Roe v. Wade (apoyada ahora por los cuatro liberales y Kennedy).
- Revocación de las Sentencias que derogaron la pena de muerte para los retrasados mentales y los menores de 18 años (una vez más, apoyada ahora por los cuatro liberales y Kennedy).
- Continuidad de Guantánamo, si McCain cambiase de opinión sobre el tema (porque las Sentencias contra el tratamiento de los presos en la base militar sólo están apoyadas por los cuatro liberales y Kennedy).

En general, el nombramiento de un quinto Juez conservador por McCain permitiría al movimiento conservador americano lograr su máximo sueño: destruir el legado de Earl Warren. Ahora bien, hay que tener en cuenta dos consideraciones:

- En primer lugar, si McCain ganase, los liberales intentarían no retirarse durante su mandato (aunque Stevens y Ginsburg lo tendrían más que difícil para evitarlo), pero incluso si se retirasen, McCain tendría serios problemas para conseguir hacer pasar a través de un Senado con 55-60 demócratas a un conservador "puro". Lo máximo a lo que podría aspirar es a nombrar a otro conservador moderado tipo Kennedy (con lo que el objetivo de declarar inconstitucional Roe v. Wade se vendría abajo).

- En segundo lugar, lo que pasa es que las elecciones las va a ganar Obama, que obviamente sustituirá a cualesquiera miembros del Tribunal que se retiren durante su mandato (Stevens y Ginsburg casi sin dudarlo, y probablemente Souter) por liberales. Ahora bien, tampoco Obama podrá hacer grandes cambios de fondo en la composición del Tribunal porque ninguno de los conservadores (salvo en caso de fallecimiento) se retirarán durante una Presidencia Obama (tampoco Kennedy, que disfruta enormemente de su condición de quinto voto decisivo).

Por lo tanto, la composición 4 conservadores-1 conservador moderado-4 liberales se mantendrá como mínimo durante los próximos 4-8 años. Y si no hay sorpresas, las elecciones de 2016 pueden ser decisivas para el futuro del Tribunal Supremo (aunque para entonces el ala conservadora estará más envejecida que la rejuvenecida por Obama ala liberal).

sábado, 25 de octubre de 2008

La batalla por el Tribunal Supremo (I)

Incluso si un presidente tiene una mayoría clara en el Congreso y en el Senado, y una mayoría de gobernadores de su propio partido a lo largo de la geografía del país, todavía existe un enorme obstáculo para que pueda impulsar su programa político: el Poder Judicial.

El Poder Judicial en Estados Unidos, como el poder legislativo y el ejecutivo, tiene dos ramas: estatal (sobre la que el Presidente no tiene control alguno) y federal, que funciona del siguiente modo: el Presidente designa a un Juez cuando se produce una vacante, y el Senado lo confirma o lo rechaza. Hay tres niveles:

- Jueces de Distrito.
- Tribunales de Apelación (hay 13 "Circuitos", divididos en áreas geográficas o, en algún caso, por temas).
- El Tribunal Supremo.

Normalmente, no suele haber grandes problemas para que el Presidente obtenga la aprobación del Senado para sus jueces de distrito. Los magistrados de los Tribunales de Apelación suelen ser otra historia, especialmente en situaciones, como ahora, en las que el Presidente es de un partido, y la mayoría del Senado es de otro. Lo que suele ocurrir en estos casos es que el Senado "aparca" las designaciones efectuadas por el Presidente saliente hasta que es sustituido por el nuevo Presidente, que entonces efectúa nuevas propuestas más del gusto del Senado (esta jugada se la hicieron los republicanos a Bill Clinton en el año 2000, y ahora los demócratas se la están devolviendo a George Bush, "reteniendo" sus designaciones hasta que Obama salga elegido y pueda efectuar nuevas designaciones, más de su gusto).

Pero la gran batalla se da, por supuesto, por la cúspide del Poder Judicial, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que tiene la facultad de revocar las leyes dictadas por el Congreso y el Senado y firmadas por el Presidente, siempre que entienda que las mismas son contrarias a la Constitución de Estados Unidos.

El control del Tribunal Supremo ha dado lugar a algunas de las confrontaciones más tremendas de la historia del Senado. En 1936, Roosevelt fue reelegido con una victoria abrumadora (con más del 60% de los votos). El Congreso y el Senado también estaban abrumadoramente copados por el Partido Demócrata. Sin embargo, el Tribunal Supremo se componía, en su mayoría, de magistrados elegidos por presidentes republicanos (que habían ocupado la Casa Blanca entre 1896 y 1912, y entre 1920 y 1932), y derogó muchas de las leyes del New Deal. Roosevelt, furioso, intentó modificar la composición del Tribunal, ampliándolo de 9 a 15 miembros. Sólo cuando la opinión pública y el ala sureña de su partido indicaron que se opondrían a él, el Presidente abandonó su plan (el llamado "Court-packing scheme"). Afortunadamente para Roosevelt, entre 1937 y 1943 se produjeron ocho vacantes en el Tribunal que le permitieron remodelar la cima del Poder Judicial. Y para cuando Harry Truman dejó la Presidencia en 1952, ya no quedaba ni un solo juez nombrado por un presidente republicano en el Tribunal Supremo.

Curiosamente, este hecho no provocó un giro liberal radical en el Tribunal, entre otros motivos porque el Partido Demócrata, por aquel entonces, no era ni mucho menos uniformemente de izquierdas (el ala sureña del partido era racista y socialmente muy conservadora) y varios de los Magistrados nombrados por Roosevelt y Truman eran moderados o conservadores.

Eisenhower tuvo ocasión de nombrar cuatro jueces durante su Presidencia. Basta para indicar su éxito en mover el Tribunal a la derecha con recordar su frase: "he cometido dos errores graves durante mi mandato, y los dos están sentados en el Tribunal Supremo".

Eisenhower se refería a los nombramientos de Earl Warren, exgobernador republicano de California, como presidente del Tribunal Supremo, y de William Brennan, católico de Nueva Jersey, como Magistrado del Tribunal.

Entre Warren y Brennan, ayudados por los miembros más liberales nombrados por Roosevelt, y por otros miembros liberales nombrados por Kennedy y Johnson, el Tribunal Supremo adquirió un tinte marcadamente de izquierdas (para Estados Unidos): entre 1953 y 1969, durante la llamada "Warren Court", el Tribunal Supremo, entre otras cosas, hizo lo siguiente:

- Declaró inconstitucional la segregación de las escuelas públicas.
- Exigió que los distritos electorales tuvieran como mínimo una población similar (hasta entonces había enormes diferencias de población en los distritos).
- Obligó a suministrar abogados de oficio a los acusados que no tuvieran medios para pagárselos.
- Declaró inconstitucional la prohibición de los matrimonios interraciales.
- Ordenó a la Policía leer sus derechos a los delincuentes en el momento de su detención.
- Declaró inconstitucional la prohibición de la venta de anticonceptivos por parte de los Estados.

Tras la elección de Nixon en 1968, la obsesión del movimiento conservador ha sido controlar el Tribunal Supremo para revocar todas las decisiones liberales de la época Warren (y algunas de las posteriores, como la más famosa de todas: Roe v. Wade, que declaró inconstitucional la prohibición de abortar en 1973). Sorprendentemente, los conservadores han sufrido fiasco tras fiasco en ese terreno:

- Nixon efectuó cuatro nombramientos, de los cuales uno, Blackmun, fue el que redactó precisamente Roe v. Wade y se volvió más y más liberal con los años, hasta el punto de que finalmente, en 1994, se declaró contrario a la pena de muerte.

- Gerald Ford efectuó un solo nombramiento, el de John Paul Stevens, que a sus 88 años todavía es miembro del Tribunal Supremo y que es hoy el líder del ala liberal del Tribunal (y este año ha indicado en una Sentencia que considera que la pena de muerte es anticonstitucional).

- Ronald Reagan efectuó otros cuatro nombramientos, de los cuales Sandra Day O' Connor y Anthony Kennedy han resultado ser conservadores moderados que se han negado a revocar Roe v. Wade, han declarado que la criminalización de la sodomía es inconstitucional, y que la aplicación de la pena de muerte contra retrasados mentales es inconstitucional.

- George Bush padre efectuó otros dos nombramientos, uno de los cuales, David Souter, ha seguido la misma trayectoria de Stevens y hoy forma parte del ala liberal del Tribunal Supremo (votó contra Bush hijo en el famoso caso "Bush v. Gore" que decidió las elecciones de 2000).

Sólo a raíz de estas defecciones se puede entender que, aunque en los últimos 40 años los republicanos han nombrado 11 jueces al Tribunal Supremo y los demócratas tan solo 2, el Tribunal Supremo todavía no está dominado de forma clara por los conservadores, y las decisiones del Tribunal durante la época de Earl Warren todavía no hayan sido derogadas (en su mayoría).

Precisamente en esta elección está en disputa el control definitivo sobre el Tribunal Supremo por parte de los conservadores, tras 40 años de espera. En el próximo comentario examinaremos la actual composición del Tribunal, y qué cabe esperar en los próximos cuatro años.

Las otras elecciones: Gobernadores

Aunque desde el resto del mundo tenemos la impresión de que la Presidencia norteamericana es una institución casi todopoderosa, la realidad es muy distinta. En primer lugar, el Presidente está limitado por la existencia del Congreso y del Senado (especialmente, pero no solo, cuando éstos están controlados por el partido de la oposición, como ocurre ahora).

Y en segundo lugar, el Presidente está limitado por la existencia de dos niveles de poder: el poder federal (que, como hemos dicho, se reparte con el Congreso y el Senado) y luego el poder estatal (es decir, el de los 50 Estados de la Unión), en el que el Presidente raras veces llega a intervenir. Estados Unidos es una nación profundamente descentralizada. Como decíamos en un comentario anterior, cada Estado tiene (salvo Nebraska) su propio Congreso y Senado, con amplias competencias legislativas. Y cada Estado tiene su gobernador, que es, en síntesis, un mini-presidente, con importantes competencias ejecutivas.

Los gobernadores son elegidos por lo general, por períodos de cuatro años (menos en Vermont y New Hampshire, donde las elecciones son cada dos años). En la mayoría de los Estados, al igual que para la Presidencia, existe un límite de mandatos de ocho años (no ocurre así en Dakota del Norte o en Illinois, por ejemplo). En estos momentos hay 28 gobernadores demócratas y 22 republicanos (fruto sobre todo de las elecciones de 2006, donde los republicanos tuvieron un mal año). Éste es el mapa:

Party control of Governors' offices.      Democratic Governor      Republican Governor      Covenant Governor

Como podéis ver, la distribución de los gobernadores es similar a la distribución del voto en las presidenciales, pero con algunas excepciones muy llamativas:

- Hay cinco gobernadores republicanos en Estados que votaron a Kerry en 2004 (Arnold "Gobernator" Schwarzenegger en California, Tim Pawlenty en Minnesota -que lleva votando a demócratas en las presidenciales desde 1976 sin excepción- o, lo más llamativo, los tres gobernadores republicanos de Connecticut, Vermont y Rhode Island, -en estos dos últimos Estados Kerry rozó o sobrepasó el 60% de los votos).

- Y a la inversa, hay quince gobernadores demócratas en Estados que votaron a George W. Bush en 2004 (por supuesto, no es chocante en Estados en los que la votación fue muy ajustada, como Iowa o Nuevo México. Sí resulta chocante en Estados como Montana- donde Kerry no llegó al 40%, Kansas y Oklahoma -donde Kerry rondó el 35%- y el caso más divertido, Wyoming, donde el demócrata Dave Freudenthal fue elegido gobernador en 2002 y reelegido en 2006 mientras que Kerry no llegó al 30% de los votos en las presidenciales de 2004).

Las elecciones a gobernador en la mayoría de los Estados suelen celebrarse en años "no presidenciales" (es decir 2002-2006-2010-2014, etc), pero este año todavía se celebran elecciones en algunos Estados, a saber:

     Republican incumbent      Republican retirement      Democratic incumbent      Democratic retirement

En rojo oscuro, Estados donde el gobernador republicano se presenta a la reelección. En rojo claro, Estados donde el gobernador republicano se retira (bien obligado porque lleva ocho años o bien por impopular, como en Missouri) y hay un nuevo candidato republicano. En azul oscuro, Estados donde el gobernador demócrata se presenta a la reelección. En azul claro, Estados donde el gobernador demócrata se retira (en este caso, todos porque llevan ocho años en el cargo) y hay un nuevo candidato demócrata.

Curiosamente, las elecciones a gobernador de 2008 son el único grupo de elecciones en las que los republicanos pueden acabar el día mejor de lo que lo empezaron:

Generated Map

En azul, los Estados que los republicanos van a ganar sin lugar a dudas. En rojo, los que los demócratas van a ganar sin lugar a dudas. Y en fucsia, Missouri, en el que un gobernador republicano espectacularmente impopular va a hacer que los republicanos pierdan el Estado.
Pero lo interesante son los Estados en verde:

1) Washington, donde el republicano Dino Rossi, que perdió hace cuatro años contra Christine Gregoire por 300 votos tras tres recuentos (algunos ordenados por el Juez), lo intenta de nuevo, y con muchas posibilidades (pese a que es posible que Obama, al aportar muchos nuevos votantes a un Estado ya tradicionalmente demócrata, consiga salvar a Gregoire).

2) Carolina del Norte: Mike Easley, el actual gobernador, no puede presentarse por limitación de mandatos (lleva ocho años en el cargo). Los demócratas han presentado, lógicamente, a la vicegobernadora Beverly Perdue, y los republicanos al alcalde de Charlotte, la mayor ciudad del Estado (Patrick McCrory). Las encuestas les muestran codo con codo (aunque una vez más, el hecho de que Obama esté compitiendo enormemente en el Estado en las presidenciales e incrementando el voto negro puede empujar a Perdue hasta la línea de llegada).

En resumen: los republicanos pueden acabar el día perdiendo un gobernador, en el peor escenario, o ganando uno, en el mejor. Sospecho que será el primer caso, pero veremos...

viernes, 24 de octubre de 2008

Las otras elecciones: Congreso

N.B.- Ayer me fui a dormir antes de acabar el comentario sobre el Senado. Así que para aquellos lectores que lo hayan leído esta mañana, les invito a leer los últimos cuatro párrafos, recién añadidos.

Además de las presidenciales y de las elecciones al Senado, el 4 de noviembre se celebran asimismo las elecciones a la Cámara de Representantes, el Congreso de Estados Unidos.

El Congreso se compone de 435 representantes, que representan de manera moderadamente proporcional a los Estados de la Unión. Los Estados menos poblados (como Alaska, Vermont, Dakota del Sur) tienen un representante, mientras que California, por ejemplo, tiene 53, y Texas, 32. Los 435 distritos se renuevan en su totalidad en elecciones que se celebran cada dos años.

Éste es un mapa con la composición de los distritos electorales a día de hoy:



Los distritos son rediseñados cada diez años, tras la publicación del Censo de Estados Unidos, con la finalidad de reflejar los cambios en la población. El próximo censo se publicará en 2010, y tras las elecciones de ese mismo año se procederá a reducir el número de distritos en Estados que hayan perdido población, y aumentar dicho número donde la población haya asimismo aumentado, siempre sin alterar el número total de 435.

La tarea de "dibujar" los distritos del Congreso federal les corresponde, en la mayoría de los casos, al Congreso, al Senado y al Gobernador de cada Estado (en algunos casos se le adjudica la tarea a comisiones independientes, aunque los resultados de estas "comisiones" muchas veces son tan o más lamentables que cuando se ocupan los políticos de cada Estado). Lógicamente, los Estados con un Congreso y un Senado republicanos tienden a redibujar los distritos para conseguir que los demócratas pierdan las elecciones o no puedan ser elegidos, y los Estados con un Congreso y Senado demócratas le hacen la vida imposible a los congresistas republicanos.

Maniobras clásicas: si un Estado pierde un distrito electoral por reducción de población, el partido que domina el Congreso y Senado estatales redibuja los distritos electorales de manera que dos congresistas del partido opuesto se tengan que pelear por un nuevo distrito, resultado de la fusión de sus dos distritos anteriores. Esta maniobra, por ejemplo, la van a intentar los demócratas del Estado de Nueva York, que en el próximo censo perderá posiblemente dos congresistas. Los demócratas quieren obtener mayorías en el Congreso y el Senado de Nueva York para poder dibujar los nuevos mapas de manera que los (pocos) republicanos que quedan en Nueva York acaban enfrentándose entre sí.

Otra maniobra clásica, ésta propia de los republicanos: se coge una ciudad (donde suelen ganar los demócratas), y se la divide en tres o más pedazos, a cada uno de los cuales se les añade una enorme extensión de terreno rural (donde dominan los republicanos). De este modo, el Partido Republicano acaba ganando en todos los distritos, cuando normalmente al menos en uno de ellos (el que contuviera la ciudad entera) ganarían los demócratas.

Como una imagen vale más que mil palabras, os muestro un ejemplo claro de esta treta: en el año 2000, Jim Matheson, hijo de un antiguo gobernador demócrata de Utah, ganó las elecciones al Congreso por el segundo distrito de Utah, que básicamente abarcaba el condado de Salt Lake, donde está la capital del Estado, Salt Lake City. Pues bien, unos meses después, el Congreso y el Senado de Utah, abrumadoramente dominados por el Partido Republicano (Utah es el Estado más conservador de Estados Unidos), redibujaron los tres distritos de Utah de manera que el condado y la ciudad de Salt Lake City quedaran troceados en tres partes:

En el mapa de la izquierda, los tres distritos de Utah tras la reforma del año 2000. En el de la derecha, marcado en rojo, el condado de Salt Lake. Observad que el condado quedó repartido entre tres distritos, a los que se les añadieron enormes extensiones de territorio rural, todo con el único fin de que Matheson perdiera las siguientes elecciones:

Por desgracia para los republicanos, la treta les salió mal: Matheson ganó por los pelos su campaña de reelección en 2002, y ha conseguido salir reelegido hasta hoy (¡en un distrito que votó por George W. Bush en 2004 con el 67% de los votos!).

No es que los demócratas estén eximidos de este pecado, ni mucho menos: observad qué preciosidad es, por ejemplo, el Distrito 4º de Illinois, diseñado por las mayorías demócratas del Congreso y el Senado de Illinois a medida del congresista demócrata hispano Luis Gutiérrez utilizando dos barrios no colindantes llenos de hispanos en Chicago, conectados tan solo por una carretera (la carretera forma parte del distrito, pero las casas a uno y otro lado del mismo, no... la caraba):



A esta práctica se le llama "gerrymandering", por un gobernador de Massachussets (Elbridge Gerry) que inició la práctica a principios del siglo XIX. Y os podría mostrar otros cuarenta ejemplos similares.

Así pues, en el Congreso de Estados Unidos no son los votantes los que eligen a los congresistas, sino los congresistas los que eligen a sus votantes, como regla general.

En las elecciones de 2006 la composición de la Cámara de Representantes fue la siguiente:

- 233 demócratas (ganaron 30 escaños)
- 202 republicanos (perdieron 30 escaños).

En el mapa, en rojo los distritos que conservaron los republicanos, en azul oscuro los que conservaron los demócratas, y en azul claro los que los demócratas les ganaron a los republicanos.

United States House of Representatives elections, 2006

Este año, lejos de poder recuperarse, los republicanos pueden sufrir una derrota tan o más tremenda que la de hace dos años. Ayer alguien filtró una lista, supuestamente elaborada por el Comité Republicano del Congreso, en la que el Partido Republicano estimaba sus posibilidades para las elecciones de este año en los siguientes términos:

1) Distritos republicanos:

- 11 se dan por perdidos sin lugar a dudas.
- 7 probablemente se perderán.
- 16 tienen un 50% de posibilidades de perderse
- 17 podrían llegar a perderse, si los demócratas tienen un buen día.
- 6 podrían perderse si hay una auténtica ola demócrata.

2) Distritos demócratas:

- 1 lo ganarán sin lugar a dudas.
- En 4 hay un 50% de posibilidades de ganarlos.
- 8 podrían llegar a ganarse con suerte
- 6 podrían llegar a ganarse con MUCHA suerte.

En resumen: los republicanos consideran que 57 de sus escaños están en distintos grados de riesgo (y creen que perderán 18 como mínimo) y consideran que sólo 19 escaños demócratas están en juego (y sólo creen que ganarán UNO).

Por supuesto, ir escaño por escaño sería una tarea de locos, pero sólo quiero hablaros de alguno de los congresistas que espero que pierdan, por corruptos o simplemente por idiotas:

Entre los republicanos:

- Don Young, el único congresista de Alaska, que pasará a la historia por el famoso "Bridge to Nowhere", un puente por valor de 223 millones de dólares que pretendía conectar un pueblo de 7.000 habitantes y una isla de 50 habitantes en Alaska, un despilfarro enorme de dinero público. Además, ha participado en diversas corruptelas en los últimos años.

- Robin Hayes, congresista por el 8º distrito de Carolina del Norte, que este 18 de octubre soltó la siguiente perla en un mítin: “liberals hate real Americans that work and accomplish and achieve and believe in God.” Asimismo, lleva varios años votando contra los intereses en materia de libre comercio de su propio distrito.

- Michele Bachmann, congresista por el 6º distrito de Minnesota, que el día 17 de octubre dijo en la televisión que estaba "very concerned that [Obama] may have anti-American views," (¿el candidato demócrata a la Presidencia tiene ideas anti-americanas?) y exigió a los medios que hicieran "a penetrating expose" on "the views of the people in Congress and find out, are they pro-America or anti-America?" (¿una nueva caza de brujas, Congresista? ¿Conoce a usted a algún congresista que sea antiamericano?).

- Vito Fossella, congresista por el 26º distrito de Nueva York: el único congresista republicano de la ciudad de Nueva York tenía un buen distrito (que votó a Bush con el 55% de los votos en 2004) y una buena familia (casado desde 1990, con tres hijos), y una segunda familia, compuesta de una teniente coronel del Ejército retirada con la que mantenía una relación desde 2003, y de la que nació una hija de tres años.

Pero a lo mejor todo esto no se hubiera sabido si al congresista no le hubieran arrestado por conducir borracho el pasado 1 de mayo. La "otra mujer" fue la que acudió a la cárcel para pagar su fianza, y la prensa de Nueva York (conocida por su delicadeza al husmear un escándalo) descubrió todo el pastel. Fossella no se presenta a la reelección, pero ha dañado tanto a su partido que su distrito es uno de los que los republicanos ya dan por perdido, incluso con un nuevo candidato.

Entre los demócratas:

- Tim Mahoney, congresista por el 16º distrito de Florida. Permitidme un poquito de historia: el 16º distrito de Florida había estado representado durante 11 años por un congresista republicano, Mark Foley, que tuvo que dimitir de su escaño por enviar mensajes obscenos y pedir fotos pornográficas a diversos pajes (masculinos) del Congreso. Por supuesto, cuando llegaron las elecciones, los republicanos perdieron el escaño, aunque el distrito había votado a Bush con el 54% de los votos en 2004.

Entra Tim Mahoney en escena, el nuevo congresista demócrata. Lamentablemente, algo debe haber en el aire del distrito que enloquece a sus congresistas: la semana pasada Mahoney confesó, tras ser expuesto por la prensa, que había pagado 121.000 dólares a una antigua amante que continuaba trabajando en su oficina para que no se fuera de la lengua sobre su relación. Y ya puestos, admitió que había tenido "numerosas amantes", "ciertamente más de dos". El FBI está investigando si ha hecho uso de dinero público para acallarlas, y su mujer solicitó el divorcio este lunes. Una perla de congresista, como podéis ver.

En resumen: los republicanos ganarán entre 1 y 3 congresistas, y perderán, en mi opinión, entre 30 y 40. Un perfecto desastre. Y esperad, que queda una semana para que alguno más diga otra estupidez o cometa algún otro adulterio.

jueves, 23 de octubre de 2008

Las otras elecciones: Senado

El día 4 de noviembre, además de las elecciones presidenciales, se celebran numerosas elecciones legislativas y referéndums de todo tipo a lo largo de Estados Unidos.

Estados Unidos, al igual que muchas democracias, tiene un sistema legislativo bicameral, compuesto en primer lugar por lo que ellos llaman la "House of Representatives" (técnicamente, la "Cámara de Representantes", aunque nosotros solemos traducirlo como "Congreso") y luego el Senado. Cada Estado federal, por su parte, tiene también su Congreso y su Senado (excepto Nebraska, que es unicameral).

En este comentario nos vamos a centrar en las elecciones al Senado federal. El Senado de Estados Unidos se compone de 100 miembros (dos por cada Estado, independientemente de la población de los mismos, lo que hace que California, con sus más de 36 millones de habitantes, y Wyoming, con poco más de 500.000, tengan el mismo peso en el Senado).

En estos momentos la composición del Senado es la siguiente:

-49 demócratas.
- 49 republicanos.
- 1 independiente (Bernie Sanders, senador socialista de Vermont) que forma parte del caucus (grupo parlamentario) demócrata.
- 1 "independiente demócrata" (Joe Lieberman, senador de Connecticut), que pese a haber sido derrotado en las primarias demócratas de 2006 en su Estado por su apoyo a la guerra de Irak, se presentó como independiente a las elecciones y ganó al candidato "oficial" demócrata y al republicano. Pese a ello, y por ser precisamente el Senador "clave" para controlar la mayoría de los votos (es el número 51 de 100), el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, le prometió que seguiría presidiendo diversas comisiones muy importantes en el Senado, y Lieberman ha seguido formando parte del caucus demócrata (aunque está apoyando a McCain en su campaña presidencial de forma constante).

Cada Senador ejerce su mandato durante seis años, y puede ser reelegido cuantas veces quiera. Ahora bien, no todos los Senadores son reelegidos en una misma elección. El Senado se renueva por tercios cada dos años (en 2006 se renovaron 33 escaños, este año -teóricamente, aunque en la práctica hay alguno más- se renuevan otros 33 escaños, y en 2010 se renovarán los 34 escaños restantes).

Os adjunto un mapa que muestra qué escaños y en qué Estados se renuevan este año:

United States Senate elections, 2008

Veréis que en el mapa hay cinco colores distintos:

- En los Estados en gris no hay elecciones al Senado.

- En los Estados en rojo hay un Senador republicano que se presenta a la reelección.

- En los Estados en azul hay un Senador demócrata que se presenta a la reelección.

- En los Estados en rojo muy clarito el Senador republicano que ocupaba hasta ahora el asiento se ha retirado (un "open seat").

- En los Estados en rojo muy fuerte (Wyoming y Mississipi), por una parte, dos Senadores republicanos -uno en cada Estado- se presentan a la reelección "normal" (al igual que los mencionados en la segunda categoría). Pero por otra parte, hay otros dos Senadores republicanos -también uno en cada Estado- que fueron provisionalmente designados en 2007 y principios de 2008 por los gobernadores de sus respectivos Estados para sustituir a dos Senadores reelegidos en 2006, uno de los cuales falleció poco después de su reelección, y el otro de los cuales dimitió de su cargo el 18 de diciembre de 2007 para pasar a ejercer como lobbyista. Estos "Senadores provisionales" se presentan a su primera elección ahora, pero su mandato no durará seis años (hasta 2014), como el del resto de sus colegas, sino que tan solo cubrirá el resto del mandato de sus antecesores, que acababa en 2012.

Como es de imaginar, las expectativas del Partido Republicano de cara a estas elecciones al Senado son tan o más ominosas que sus expectativas de cara a la carrera presidencial. Para empezar, de los 35 escaños que se renuevan este año, 23 escaños son republicanos y 12 demócratas, lo que implicaba, ya de antemano, que los republicanos tenían que defender muchos más asientos que sus adversarios, y gastar más dinero. Pero las cosas están adquiriendo un perfil decididamente lúgubre para el GOP. Observad este mapa que adjunto, y que paso a explicar a continuación:

Generated Map

1) Los Estados en azul son aquellos en los que el Partido Republicano mantendrá el escaño, bien porque el Senador republicano será reelegido, bien porque será sustituido por un colega de su mismo partido (en Wyoming, los dos republicanos serán reelegidos, en Mississipi, al menos uno de ellos. Luego hablaremos del otro).

2) Los Estados en rojo son aquellos en los que el Partido Demócrata mantendrá el escaño. Merece la pena observar que los demócratas van a mantener todos sus escaños -los 12- con los que entraban en estas elecciones, incluso en Estados que van a votar sin la menor duda por McCain -como Louisiana o Dakota del Sur-.

3) Los Estados en fucsia son Estados en los que hasta ahora había un Senador republicano, y las encuestas indican, más allá de toda duda, que va a ser sustituido por un demócrata. De éstos hay cuatro (de izquierda a derecha):

-Nuevo Mexico y Colorado (donde, increíblemente, dos primos hermanos, Tom y Mark Udall, van a ser elegidos Senadores el mismo día, Tom por Nuevo México y Mark por Colorado).

- New Hampshire (donde una exgobernadora del Estado, Jeanne Shaheen, se va a tomar cumplida venganza del Senador republicano John Sununu, que la derrotó hace seis años para ocupar ese mismo escaño),

- Virginia (donde el exgobernador demócrata del Estado Mark Warner va a triturar a otro exgobernador republicano, Jim Gilmore).
Incluso si los demócratas sólo ganaran estos Estados, la composición del Senado pasaría de:
49 demócratas, 49 republicanos, y 2 independientes (miembros del caucus demócrata), a:
53 demócratas, 45 republicanos, y 2 independientes (miembros del caucus demócrata).
El problema es que aún hay más:

4) Los Estados en verde son los Estados en los que la cosa está que arde, pero una vez más, con todos los republicanos a la defensiva. Nuevamente de izquierda a derecha:

- Alaska: Ted Stevens, el decano de los Senadores republicanos -lleva en el Senado desde 1968- está en la campaña electoral más difícil de su vida contra el alcalde de Anchorage, Mark Begich. Normalmente, Stevens tendría que arrasar en un Estado tan republicano como Alaska. Por desgracia, se ha pasado las dos últimas semanas en Washington D.C., en un juicio en el que se le acusa de haber aceptado sobornos en especie durante varios años (contratistas que le amueblaron la casa a cambio de favores, etc). Mientras escribo estas líneas, el jurado ha iniciado sus deliberaciones. Si Stevens es condenado, perderá las elecciones. Si es absuelto, las ganará. Así de simple.

- Oregón: El senador republicano del Estado, Gordon Smith se dio cuenta ya después de las horribles elecciones al Senado de 2006, en las que los republicanos perdieron 6 escaños, de que las elecciones de 2008 iban a ser un calvario para él en Oregón, un Estado en el que Obama va a ganar con mucha claridad, y se empezó a mover ya entonces hacia el centro con mucho ímpetu. Sin embargo, las encuestas muestran que, pese a todos sus esfuerzos, probablemente perderá su escaño.

- Minnesota: Norm Coleman, el Senador republicano, se las prometía muy felices cuando el Partido Demócrata nombró a un cómico radiofónico, Al Franken, como su candidato al Senado (es como si Andreu Buenafuente, por decir algo, fuera candidato a las europeas). Sin embargo, la crisis económica (en un Estado tradicionalmente demócrata) y sobre todo la aparición de un tercer candidato, independiente, con mucho tirón (un 18% en las encuestas) han puesto a Coleman contra las cuerdas. Este escaño puede caer de cualquier lado.

- Mississipi: el gobernador de Mississipi designó a Roger Wicker (un miembro del Congreso) senador provisional a principios de este año para sustituir durante el resto de su mandato al legendario Trent Lott, antiguo líder republicano en el Senado, que se retiró a finales del año pasado para ejercer como lobbyista en Washington, D.C. En principio, Wicker no debería haber tenido problemas para ganar las elecciones este año, dado que Mississipi es un Estado muy conservador y muy republicano (no ha habido un Senador demócrata por el Estado desde 1988). Pero la conjunción de dos factores potencialmente letales- a) el candidato demócrata es el exgobernador del Estado Ronnie Musgrove, un demócrata muy conservador, y b) Barack Obama puede hacer que los negros de Mississipi, el Estado con más negros de toda la Unión (37% del total de la población) vayan a votar en masa- puede poner en serio peligro a Wicker.

- Kentucky: hace cuatro años el líder de la entonces minoría demócrata en el Senado era Tom Daschle, de Dakota del Sur. El Partido Republicano se volcó para derrotarlo, en lo que constituyó la primera ocasión en cincuenta años en la que un líder de uno de los dos partidos en el Senado perdía su escaño. Cuatro años después, los demócratas quieren devolverles la misma moneda a los republicanos. Mitch McConnell, el senador republicano de Kentucky, es el actual líder de la minoría republicana en el Senado y Bruce Lunsford, un multimillonario demócrata, está pegado a él en las encuestas (aunque por ahora todas muestran una pequeña ventaja para McConnell). Pero el Comité de Campaña demócrata para el Senado se está volcando en esta elección.

- Georgia: hace seis años Saxby Chambliss, el actual Senador republicano, derrotó a Max Cleland, Senador demócrata por aquel entonces, mutilado de guerra (le faltaban las dos piernas) con una campaña en la que, increíblemente, le acusó de "falta de patriotismo" (¡a un mutilado de guerra!). Lo que pasa es que Georgia es un Estado muy conservador. Sin embargo, este año, el candidato demócrata, Jim Martin, está experimentando un empujón final, gracias a la enorme población negra del Estado (aunque Martin es blanco) y al sentimiento de furia generalizada contra el Partido Republicano. Aunque Chambliss es el favorito, Martin puede ganar.

- Carolina del Norte: la Senadora republicana de este Estado es nada menos que Elizabeth Dole (la mujer de Bob Dole, el candidato a la presidencia en 1996). Ha sido una Senadora poco distinguida, una "paracaidista" que no vive en el Estado y ha estado pocas semanas cada año en el mismo. Los demócratas han puesto de candidata a una senadora estatal, Kay Hagan, que, sorprendentemente, y una vez más apoyada por los votantes negros (aunque Hagan es blanca), parece que va a ganar.

De este último grupo de Estados, es más que probable que los demócratas ganen Oregón y Carolina del Norte (y quizá Minnesota). Alaska está totalmente en el alero, dependiendo del veredicto judicial respecto de Stevens. En Mississipi, Kentucky y Georgia, los republicanos son ligeramente favoritos.

Mi pronóstico para el nuevo Senado, en cualquier caso, es el siguiente (y es un pronóstico conservador, que me reservo el derecho a cambiar a lo largo de la semana que viene):

56 demócratas (los 49 actuales más Colorado, Nuevo México, New Hampshire, Virginia, Oregón, Carolina del Norte y Minnesota), 42 republicanos y 2 independientes (pero del caucus demócrata).

La cifra mágica a la que aspiran los demócratas es la de 60 senadores. ¿Por qué 60 y no 51? Pues porque el Senado tiene una regla específica que indica que para acabar con un debate y poder pasar a la votación (especialmente en temas importantes), se necesita una "supermayoría" de 60 votos ("cloture"), no bastando la mayoría simple. Si los demócratas tienen 60 escaños (incluyendo a Bernie Sanders, el socialista, dentro de estas cifras), básicamente sólo tendrán que negociar entre ellos para imponer sus mejoras legislativas en los próximos cuatro años.

Queridos lectores:

El blog está totalmente actualizado e incluye todos los artículos sobre el proceso de primarias, demócratas y republicanas, para quien tenga ganas de hacer memoria.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El campo de batalla

Una de las cosas que suelen olvidarse en relación con las elecciones norteamericanas y que es preciso recordar a menudo es el hecho de que no las gana el candidato que obtiene el mayor número de votos, sino el que obtiene mayor número de votos electorales en el Colegio Electoral, que podéis ver en el mapa que os adjunto:

Generated Map

El Colegio Electoral se compone de 538 electores, divididos entre los 50 Estados de la Unión y el Distrito de Columbia (que no es Estado, pero tiene electores). ¿Por qué 538? Es el resultado de sumar el número de miembros del Congreso (435), del Senado (100) y los tres electores del Distrito de Columbia.

El ganador del voto popular en un Estado se lleva todos los votos electorales de ese Estado (salvo en Maine y Nebraska, donde para llevarse todos los votos electorales, además del voto popular general hay que ganarlo en cada uno de los distritos del Congreso -hay 3 en Nebraska, y 2 en Maine-).

El número de electores por Estado está distribuido de manera más o menos proporcional en función de la población de los Estados. Así, lógicamente, el Estado con mayor número de electores (55) es California (que tiene 53 congresistas y 2 senadores), que es también el Estado más poblado. Otros Estados con poca población, como Alaska, Idaho o Wyoming, tienen el número mínimo de electores (3, porque tienen 1 solo congresista y 2 senadores). Los Estados más poblados (y más urbanos) están ligeramente infrarrepresentados en el Colegio Electoral, mientras que los Estados menos poblados (rurales o simplemente pequeños, como Delaware) están ligeramente sobrerrepresentados.

Este último hecho es lo que provocó, por ejemplo, que en las elecciones de 2000 Al Gore ganara el voto popular por medio punto y sin embargo perdiera el Colegio Electoral por cinco votos:


Presidential
Candidate
Popular VoteElectoral Vote
George W. Bush (R)
50,460,110 47.87% 271 50.4%
Albert Gore Jr. (D)
51,003,926 48.38% 266 49.4%
Ralph Nader (Green)
2,883,105 2.73% 0 0.0%

Cuatro años después, en cambio, George W. Bush consiguió ser reelegido ganando tanto en el voto popular como en el Colegio Electoral al candidato demócrata, John Kerry:


Presidential
Candidate
Popular VoteElectoral Vote
George W. Bush (R)
62,040,610 50.73% 286 53.2%
John Kerry (D)
59,028,439 48.27% 251 46.7

Y éste fue el mapa electoral:

Generated Map

Como podéis ver, la división en las elecciones de 2004 alcanzó incluso a la geografía.

El apoyo de Kerry se concentró en:

- los Estados de la Costa Oeste (empezando por California) y Hawaii.
- la mayoría de los Estados del Medio Oeste (salvo Iowa).
- algunos de los Estados del "Rust Belt" (Estados industriales que lo han pasado mal en los últimos años), pero no todos. De hecho, entre estos Estados estaba Ohio, que perdió y con ello, las elecciones (si Kerry hubiera ganado Ohio, con sus 20 votos electorales, hubiera ganado las elecciones aunque hubiera perdido el voto popular).
- el eje Washington, D.C.- Nueva York.
- los Estados de Nueva Inglaterra (la cuna del Partido Republicano se ha convertido en una de las regiones más prodemócratas del país).

Por su parte, el apoyo de Bush se concentró en:

- los Estados interiores del Oeste, desde Canadá hasta México, más Alaska.
- los Estados de la antigua Confederación, desde Texas a Virginia, que durante décadas habían sido la principal base de poder del Partido Demócrata.
- los Estados de los Apalaches (antiguos Estados esclavistas que no se unieron a la Confederación, como Kentucky o Missouri).
- algunos Estados del Rust Belt (Ohio, y en particular Indiana) y Iowa, el único Estado del Medio Oeste que le apoyó (por un margen mínimo).

En estas elecciones, McCain ha dirigido sus esfuerzos electorales a intentar ganar algunos de los Estados que John Kerry ganó en 2004:

Generated Map

De izquierda a derecha: Minnesota, Wisconsin, Michigan, Pennsylvania y New Hampshire. Sin embargo, lo cierto es que todas las encuestas indican que McCain no tiene posibilidades en ninguno de los Estados antedichos (de hecho, la campaña de McCain abandonó Michigan hace ya un par de semanas, y hoy se ha sabido que va a reducir significativamente sus anuncios en Wisconsin y New Hampshire. Por su parte, en Pennsylvania las encuestas le dan a Obama unos 14 puntos de media, y en Minnesota 7).

En otras palabras: McCain está totalmente a la defensiva, intentando tan solo proteger el mayor número posible de Estados ganados por Bush en 2004.

Obama, por su parte, está concentrando su ofensiva en los siguientes Estados, todos ellos ganados por Bush en 2004:

Generated Map

Una vez más, de izquierda a derecha: Nevada, Colorado, Nuevo Mexico, Iowa, Missouri, Indiana, Ohio, Virginia, Carolina del Norte y Florida.

Para que os hagáis una idea de la situación a día de hoy: según las encuestas, Obama está en cabeza en todos los Estados antedichos salvo Indiana. Y no sólo en cabeza: tiene 11 puntos de ventaja en Iowa, 9 en Virginia (¡que no vota por un candidato demócrata desde 1964!), 7 en Colorado y Nuevo México, y ya más cerca, 3 en Florida, Carolina del Norte y Nevada, 2 en Ohio y 1 en Missouri (está a 2 puntos de McCain en Indiana).

De todo el lote anterior, a Obama le basta con ganar en Iowa, Nuevo México y Colorado para ganar las elecciones. En cualquier caso, si éstas fueran a día de hoy, y como una imagen vale más que mil palabras, comparad el mapa electoral de 2004 (Bush 286 votos electorales, Kerry 251):

Generated Map

con el mapa electoral si la elección fuera hoy, de acuerdo con las encuestas (Obama 374 votos electorales, McCain 164):

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Por supuesto, McCain puede acortar distancias (es más, la historia nos indica que eso es lo que normalmente debería pasar en los próximos días). Pero no cabe duda de que lo tiene muy difícil para ganar estas elecciones.