miércoles, 2 de julio de 2008

Triunfo y tragedia: el final de las primarias demócratas (tercera parte)

Acabamos (esta vez sí, definitivamente) el análisis de las primarias demócratas analizando la tragedia de Hillary Clinton. Es difícil calificarlo de otra manera: no cabe la menor duda de que Hillary siempre, desde el inicio de la presidencia de su marido, aspiró a ocupar también la Presidencia de su país. Por eso aguantó impertérrita el escándalo Lewinsky, por eso se presentó a las elecciones al Senado por Nueva York en el 2000. Todo lo había cifrado en el objetivo de ganar las elecciones presidenciales de 2008. El que un Senador mulato de Illinois se le interpusiera en las primarias y la derrotara sólo puede calificarse de tragedia personal.

El análisis del hundimiento de las aspiraciones presidenciales de Hillary puede efectuarse como un reflejo negativo de las razones por las cuales Obama triunfó. Para alegría de cualquiera interesado en estas cosas, la revista "The Atlantic" ha publicado una fascinante exclusiva: exmiembros de la campaña Clinton han filtrado montones de documentos internos (análisis, correos electrónicos) que nos permiten examinar desde dentro las razones del colapso de las esperanzas de Hillary:

- En primer lugar, Hillary y sus asesores se equivocaron en eso que yo he llamado el "enfoque filosófico" de la campaña. El tema de estas elecciones es el "cambio", y Hillary se empeño en basarlo todo en la carta de la "experiencia", la "preparación" y la "dureza" ("toughness"). Esos eran temas perdedores en este ciclo electoral. Primero porque la experiencia y la preparación de Hillary, comparada con Obama, eran relativas. Buena parte del electorado no acababa de ver a Hillary como especialmente experimentada, entendiendo asimismo que sus años como Primera Dama no la habilitaban para aspirar a la Presidencia de un modo particular.

Lo de la dureza acabó resultando otro problema: Hillary hizo campaña como el más "macho" de los candidatos demócratas. Eso era un enfoque erróneo, mal aconsejado por sus asesores, que tenían la idea de que el modelo de la victoria tenia que ser hacer de Hillary una especie de Margaret Thatcher, olvidando que estas eran las primarias de un partido de izquierdas, no del Partido Conservador Británico. Como leí en algún artículo, Hillary era el candidato "masculino" y Obama era el candidato "femenino". Aunque era una caricatura, lo cierto es que Hillary no puso ningún énfasis en su condición de mujer (es mas, la rehuyó específicamente) hasta prácticamente su discurso dando por terminada su campaña.

- En segundo lugar, Obama se benefició del hecho de que Clinton hubiera votado a favor de la guerra de Irak. Y no tanto por el voto en sí, sino porque ella se negó a reconocer después que había cometido un error al votar en ese sentido. Eso le dio una imagen de testarudez muy negativa, y especialmente en un tema que enardecía a las bases liberales del partido, las más animadas y por tanto, las que más votaban.

- En tercer lugar, la lectura de los correos electrónicos de "The Atlantic" muestra hasta que punto los asesores de Hillary andaban completamente despistados en cuanto al funcionamiento del sistema de primarias y caucuses (y estamos hablando de unos señores que cobraban millones de dólares por su trabajo). Pero quizá lo mas grave, hablando de los asesores, es la constante imagen de guerra cainita que se filtraba a la prensa y que el articulo de "The Atlantic" refleja. Los acólitos de Hillary parecían una confederación mas bien laxa de tribus en guerra consigo mismas y no un equipo ganador (en comparación, basta con ver el silencio y la extraordinaria disciplina en el equipo de Obama, incluso tras sus dos peores momentos: la derrota de New Hampshire y las derrotas en Ohio y Texas.

Y eso también me permite hacer un comentario adicional: Obama ha demostrado ser capaz de dirigir una campaña presidencial de manera eficaz, inteligente y sin disputas.Eso dice algo (no todo, por supuesto, pero sí algo) de su estilo personal de liderazgo. Hillary, y eso lo demuestra el articulo de "The Atlantic", resultó ser una mala gestora de su equipo personal, al que permitió concentrarse mas en sus peleas internas que en ganar las primarias y al que no ató en corto, dejando pudrirse muchas decisiones que deberían haber sido adoptadas con mayor rapidez.

- En alguna ocasión durante las primarias comenté ya que otro problema de gran calado fue una cierta arrogancia o suficiencia de la que adolecía el equipo Hillary.

Los Clinton creían que la presidencia les era "debida" prácticamente, y despreciaron a Obama hasta que fue demasiado tarde. La expresión de ese desprecio se plasmó en varios errores tácticos, dos de los cuales quiero enfatizar:

a) La negativa a hacer campaña en todas partes: en la semana previa al Supermartes, Obama estuvo literalmente en todos lados, pero sobre todo en lugares a los que Hillary "no se molestó en ir" (destaco dos: Idaho y Delaware, sede de dos grandes victorias de Obama que le dieron mas de 20 delegados de ventaja). Hillary solo hizo campaña en los lugares importantes: California, Nueva York. Obama buscó oportunidades más remotas y consiguió el aprecio de demócratas a los que nunca visitan los candidatos (esto tiene un valor, aunque no lo creáis: a la inversa, cuando Obama levantó el pie del acelerador al final de las primarias, visitó menos los Estados finales que Hillary y no tengo dudas de que Dakota del Sur o Puerto Rico, por ejemplo, votaron a Hillary entre otras cosas porque ella había estado seis o siete veces mas que Obama en ellos).

b) La creencia de que el voto negro iba a seguir tragándose ese invento de Toni Morrison de que Clinton había sido "el primer presidente negro". Eso quizá hubiera servido frente a otro candidato blanco, pero en cuanto Hillary se enfrentó a un negro "viable" (y Iowa, con su 95% de votantes blancos, demostró que era viable), el voto negro se pasó masivamente a Obama. Por supuesto, no ayudó en nada la impresión, justa o injusta, de que Bill estaba haciendo comentarios racistas (y alguno hizo, veladamente, pero lo hizo).

- Iowa quizá merece un comentario aparte: era el peor Estado posible para que Clinton empezara unas primarias, por un motivo que rara vez pudimos leer en Europa: los Clinton NUNCA habían hecho campaña en Iowa en unas primarias: en 1992 Clinton y todos los demás candidatos se saltaron Iowa porque el Senador demócrata por Iowa Tom Harkin era candidato. En 1996 no hubo primarias demócratas porque nadie dentro del Partido Demócrata le disputó a Clinton el derecho a repetir mandato. En resumen: Clinton partía sin infraestructura en el Estado. Edwards, en cambio, mantenía su infraestructura de 2004, donde además lo había hecho muy bien. Obama, por lo demás, simplemente organizó un equipo mejor que Clinton. Pero la derrota de Iowa, en retrospectiva, fue decisiva. Simplemente, abrió los ojos al mundo de que Obama podía ganar, y unifico a los negros y a los liberales en esa creencia. El resto es historia.

- Tras el correo de ayer, una sagaz comentarista me indica que no pongo énfasis suficiente en la capacidad recaudatoria del equipo de Obama respecto del de Clinton. No creo que la diferencia fuera tanto en la capacidad recaudatoria (aunque la de Obama fue superior) como en la inteligencia en el "gasto". Digámoslo claramente: los obamitas entendieron desde el principio que las primarias, si les iban bien, se extenderían más allá del Supermartes, y por lo tanto, estaban preparados para invertir, en los Estados posteriores al 4 de febrero, tiempo y dinero.

Los clintonitas en cambio (¡ay, la "hubris" de las tragedias clásicas!) de manera arrogante, creyeron que todo se decidiría el DIA del Supermartes y gastaron de manera alocada. Ya se sabia, pero el articulo de "The Atlantic" nos lo confirma, que después de Iowa la campaña estaba sin dinero, y tras el Supermartes, no sólo eso, sino además fuertemente endeudada. En cambio, Obama tenía dinero a espuertas para inundar de anuncios Maine, Virginia, Wisconsin y en general los 10 Estados que entre el 8 y el 19 de febrero cimentaron su victoria (diez victorias consecutivas, más de 100 delegados de ventaja). Entre tanto, Clinton despedía a su jefa de campaña, sufría derrota tras derrota, e inyectaba dinero de su fortuna personal porque el equipo Hillary estaba en bancarrota. Eso fue, sin duda, uno de los elementos decisivos, pero una vez más, hay que imputarlo a la arrogancia de la estrategia inicial y a una mala elección por parte de Hillary de sus colaboradores.

- Podríamos seguir hablando hasta la extenuación, pero estos son realmente los cimientos de la derrota de Hillary Clinton: error de enfoque global en la estrategia de campaña, arrogancia mezclada con desconocimiento sobre la duración y la regulación de las primarias, mala selección y dirección del equipo de asesores por parte de la candidata. Errores, en su mayoría, directamente imputables a la candidata. Otras cosas (mal tratamiento por parte de la prensa, animosidad por parte del ala liberal del partido, que se dedicó a apoyar a Obama, despreciando a Bill Clinton, y hablando de Bill, una utilización equivocada -al menos inicialmente- de sus muchas virtudes políticas) son importantes, pero me atrevo a sugerir que tangenciales.

Y hasta aquí hemos llegado con las primarias. En el próximo correo giramos grupas, y enfocamos ya de lleno a las generales, con el gran tema de las dos próximas semanas: ¿quién será el vicepresidente de Obama?

martes, 1 de julio de 2008

Triunfo y tragedia: el final de las primarias democratas (segunda parte)

Decíamos ayer (mira, nunca había tenido ocasión de imitar a Fray Luis de León) que Hillary Clinton todavía se pregunta hoy cómo diablos pudo perder las primarias de su partido este año.

Como he dicho ya en alguna otra ocasión, si en enero de 2007 le hubiéramos dicho a cualquiera que un Senador negro (en realidad, mulato) de Illinois, recién elegido en 2004, iba a triunfar en las primarias sobre Hillary Clinton, senadora de Nueva York, exprimera dama de Estados Unidos y Arkansas, y mujer de Bill Clinton, uno de los políticos mas listos que el mundo ha visto, nuestro interlocutor se hubiera reído mucho de nosotros.

Pero lo cierto es que ha ocurrido, así que en este correo sobre las primarias demócratas, vamos a analizar, de modo sumario, por qué.

El triunfo es, por supuesto, el de Barack Obama, cuya campaña fue modélica en varios sentidos:

- En primer lugar, Obama y sus asesores entendieron brillantemente el "tema", como mínimo, de las primarias (y me anticipo a decir que también el de las presidenciales de noviembre): la necesidad de un "cambio de rumbo" (en muchas encuestas americanas se pregunta si el país esta "on the right track" o "on the wrong track". Más o menos tres cuartas partes de los americanos piensan hoy lo segundo).

Obama ha expresado claramente que él supone un cambio profundo respecto a la Administración Bush, que es tremendamente impopular. No se trata, por supuesto, de un mero cambio de republicano a demócrata, sino de un cambio general de actitud: de la beligerancia a la diplomacia, de la brocha gorda a la sutileza, de invadir Irak a salir de Irak...

Este tema le sirvió de manera excelente a lo largo de las primarias (que giraron machaconamente en torno a dos ideas-fuerza: "esperanza" y "cambio"). Por supuesto, el hecho de que fuera el primer candidato negro realmente viable era la encarnación misma del "cambio".

- En segundo lugar, en el enfrentamiento cara a cara con Clinton, Obama gozaba de una ventaja muy importante en el que resultó el gran tema de las primarias: el voto a favor de la guerra de Irak. Obama tenía la posición correcta en unas primarias del Partido demócrata (oposición desde el principio) mientras que Clinton, en 2003, cometió el grave error (visto a posteriori) de votar a favor de la entrada en la guerra, y lo que es más grave, de negarse a reconocer que había cometido un error al votar en ese sentido (Edwards, por ejemplo, que también había votado a favor de la guerra, se dio cuenta de que tenia que denunciar ese voto como un error si quería ganar las primarias -no fue suficiente, porque Obama le robó el manto del "candidato del cambio" frente a Hillary, pero eso ya es otra historia-).

Cada vez que Clinton parecía ganar algún punto en algún tema político, Obama y los suyos solo tenían que decir "Irak" para recordarle a la gente que en el tema esencial, Hillary estaba equivocada y Obama había acertado. Clinton y los suyos tardaron meses en conseguir desviar la conversación hacia otros terrenos.

- En tercer lugar, Obama y sus asesores entendieron perfectamente el sistema de primarias, y la importancia que tienen todavía los caucuses. No es posible exagerar lo esencial del hecho de que Obama ganara en todos los caucuses que se celebraron (menos Nevada, que fue, junto con Iowa, el único en el que los Clinton se esforzaron). Sus victorias en los caucuses, que exigen disciplina, organización y entusiasmo (tres aspectos en los que los obamitas claramente superaron a los clintonitas), le dieron el margen ganador de delegados. Siempre utilizo el mismo ejemplo: el Supermartes había primarias en Nueva Jersey. Votaron 1.141.000 personas. Hillary ganó (con el 55% de los votos) y obtuvo once delegados más que Obama (59-48). Ese mismo día hubo caucuses en Idaho. Votaron 21.000 personas. Obama ganó (con el 80% de los votos) y obtuvo DOCE delegados más que Hillary (15-3). Es decir, Obama empató a Hillary en lo único que importaba (el computo de delegados) utilizando un Estado, Idaho, en que votaron 50 veces menos personas que en Nueva Jersey, pero un Estado que Obama se molestó en visitar y Hillary no.

- Lo que nos lleva al cuarto punto: Obama leyó mejor el sistema de elección de delegados, porque le era imprescindible, dado que en realidad acabó prácticamente empatado en votos en el ciclo de primarias con Hillary.

Ello se debe a lo siguiente: el Partido demócrata se compone, tradicionalmente, de tres elementos, divididos del siguiente modo (lo que sigue es una generalización muy burda, pero más o menos válida).

a) Votantes blancos de clase media-alta, "bebedores de vino" (wine-drinkers), empleados en la banca, nuevas tecnologías, etc., concentrados especialmente en las zonas residenciales y en los Estados de las dos costas. 30% del electorado demócrata.

b) Votantes blancos (e hispanos) de clase media o media-baja, "bebedores de cerveza" (beer-drinkers), empleados en industrias en retroceso, localizados especialmente en los Estados interiores. 50% del electorado demócrata.

c) Negros, en general de clase media-baja, situados en las grandes ciudades y en el Sur. 20% del electorado demócrata.

Históricamente, las primarias demócratas mas disputadas han consistido en el enfrentamiento de un miembro del "establishment" demócrata, más populista, contra un miembro del partido situado a su izquierda, apoyado por las élites de las costas Este y Oeste. Este segundo candidato obtiene sus apoyos de esos "bebedores de vino" también llamados "bebedores de café con leche" ("latte liberals"), pero es siempre derrotado por la unión de los votantes blancos (y crecientemente hispanos) de clase media o media-baja, mas los votantes negros, que históricamente han votado por el candidato menos "fino" y más "populista". El resultado seria, por lo tanto, 70% (blancos e hispanos pobres + negros) contra 30% (blancos ricos) -insisto en que esto es una simplificación muy burda...-

Éste es el modelo con el que Mondale derrotó a Hart y Jesse Jackson en 1988, con el que Gore derrotó a Bradley en 2000 (y en cierta medida, el modelo de victoria de Carter en 1976 y Clinton en 1992, aunque al haber muchos candidatos en las primarias es más difícil clarificar quién iba con quién).

Pero la pregunta decisiva, como comprenderéis, es la siguiente: ¿que pasa si el candidato "elitista" es negro? Pues pasa lo que ha ocurrido en las presentes elecciones: que los blancos "ricos" y los negros se han unido para apoyar a un candidato, y han conseguido, por los pelos en votos, y con algo más de comodidad en el número de delegados, ganar las elecciones respecto del candidato de los blancos e hispanos "pobres", el candidato del "establishment", Hillary Clinton, mujer del expresidente Bill Clinton (y no se me ocurre otra candidata mas del "establishment" que Hillary).

El momento decisivo, en mi opinión, para la formación de la coalición que ha llevado a Obama a la victoria se produjo, según muestran los sondeos, tras su victoria en los caucuses de Iowa. Hasta ese momento, todas las encuestas indicaban que Hillary conservaba casi el 50% del apoyo negro, lo que le hubiera bastado y sobrado en el futuro para derrotar a Obama junto con el resto de su coalición de votantes blancos pobres (insisto, esto es una visión exagerada: hay blancos ricos que apoyaban a Hillary y blancos pobres que apoyaban a Obama). Pero la victoria de Obama en Iowa, un Estado abrumadoramente blanco (y en el que el voto blanco "pobre" se dividió entre Hillary y Edwards) creó entre los votantes negros una impresión única ¡por fin tenían un candidato capaz de ganar las elecciones, un candidato negro a nivel nacional al que los blancos podían votar! La única forma de comprobar la validez de esta teoría es acudir nuevamente a las encuestas: a lo largodel mes de enero, el apoyo a Hillary entre la comunidad negra se desplomó del 50 al 10% (tampoco le hizo ningún daño a Obama, sin duda, el hecho de que Oprah Winfrey, la mujer negra mas influyente de Estados Unidos, le diera su apoyo pocos días antes de los caucuses de Iowa).

- Por supuesto, hay mil aspectos mas que justifican la victoria de Obama: la creación de un equipo disciplinado y sin fracturas, de una maquinaria de recaudación de fondos por Internet absolutamente histórica que le permitió a Obama disponer siempre del dinero necesario para competir, un tratamiento benigno por parte de la prensa que le permitió superar las grandes crisis de las primarias (esencialmente el asunto de su reverendo, que le pasó factura sin lugar a dudas), una cierta tolerancia por parte de los republicanos, que odiaban mas a Hillary que a Obama y atacaron a éste, por tanto, bastante menos de lo que en otras circunstancias hubiera podido ocurrir. Tampoco podemos desdeñar los apoyos que en momentos decisivos obtuvo Obama de las grandes figuras del Partido Demócrata (Edward Kennedy y John Kerry en Enero, Bill Richardson en abril, John Edwards en mayo).

Pero es bien sabido que la victoria tiene cien padres. Yo os ofrezco algunos, y sin duda me dejo otros, aunque insisto, lo mas importante ha sido: interpretación "filosófica" correcta del enfoque de campaña (cambio, esperanza, cambio, esperanza), creación de una diferencia clara contra el principal contrincante (yo llevaba razón en no ir a Irak, y tu nos metiste allí) y entendimiento perfecto del sistema electoral primarias-caucuses.

Como este correo otra vez es demasiado largo, mañana hablaremos de los motivos del fracaso de Hillary.