miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Republicanos que le harán más fácil la vida a Obama?: edición Congreso

Decíamos en su día que la página web Swing State Project finalizó una recopilación de los resultados de las elecciones presidenciales en cada distrito del Congreso, herramienta que utilizamos para señalar que una parte sustancial de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes (49 de 257 congresistas, nada menos), se encuentra en "territorio apache", es decir, en distritos que votaron por John McCain en las pasadas elecciones presidenciales (una muestra de la notable sutileza de los votantes norteamericanos, tan a menudo denigrados injusta y estúpidamente como paletos desde Europa).

Hoy vamos a analizar el otro lado del Congreso, es decir, aquellos congresistas republicanos que representan a distritos que votaron por Barack Obama en las presidenciales.

Para ello, además de la tabla antes mencionada, usaremos una vez más dos buenos trabajos elaborados por la página web CQ Politics: en primer lugar, un listado preciso de los congresistas republicanos que fueron elegidos (reelegidos en la gran mayoría de los casos) en un distrito ganado al mismo tiempo por McCain, y en segundo lugar, un bonito mapa con los resultados de las elecciones presidenciales en cada distrito del Congreso, comparado con los resultados de las elecciones al Congreso celebradas ese mismo día.

El resultado, en síntesis, es el siguiente: hay 34 congresistas republicanos en distritos ganados por Obama en las presidenciales (el 19% del caucus republicano). Eso tiene, una vez más, dos consecuencias evidentes: para Obama, se trata de los congresistas republicanos más abiertos a sus programas, por cuanto representan a distritos que votaron por él. Para los demócratas, son los distritos más obvios para intentar ampliar la ya amplia mayoría de que disponen en el Congreso en las elecciones de medio mandato de 2010.

¿Dónde están estos congresistas? Casi la mitad de ellos (16) se concentra en tan solo tres Estados: California (8), Illinois (4) y Michigan (otros 4). El resto está desparramado por el Medio Oeste: Minnesota, Iowa, Wisconsin, Ohio, Pennsylvania, en distritos suburbiales de grandes ciudades.

Una vez más, resulta llamativo ver cómo varios congresistas republicanos llevan siendo reelegidos cada dos años en distritos tozudamente demócratas (aunque no hay casos tan abrumadores como a la inversa, con una excepción que comentaremos): gente como Mike Castle, congresista desde 1993, en cuyo distrito único de Delaware Obama obtuvo un contundente 62% de los votos, mientras que él obtuvo un casi igualmente llamativo 61%, como Mark Kirk, congresista desde 2001 en cuyo Distrito 10º de Illinois Obama logró más del 61% de los votos, mientras que él lograba sobrevivir a un difícil desafío con casi el 53% de los votos ese mismo día. O gente como Jim Gerlach, del 6º Distrito de Pennsylvania, que jamás ha ganado una elección desde la primera en 2002 por más del 52% de los votos, pero que siempre gana, en un distrito que le dio a Obama un 58% en las pasadas elecciones.

Derrotar a estos republicanos es difícilisimo, porque han sobrevivido a dos olas horribles, en 2006 y 2008, la inmensa mayoría de ellos llevan representando a sus distritos muchos años, y sus votantes les conocen y les respetan (como muestra, el hecho de que los republicanos del Congreso están manteniendo una disciplina de voto mucho más unificada que en el Senado: votaron únanimemente contra el plan de rescate financiero y contra el presupuesto, lo que no ocurrió en la Cámara alta)

Los demócratas sólo tienen dos vías: atacar a los congresistas recién elegidos en territorio demócrata (pero hay poquísimos en esta categoría), por una parte, y esperar, una vez más, a las inevitables retiradas de los congresistas más provectos, por otra.

En el primer grupo hay, como digo, muy pocos: tan solo Anh Cao, del 2º Distrito de Louisiana es una presa fácil. Cao representa al distrito más demócrata con un congresista republicano (la ciudad de Nueva Orleans, que dio el 75% de sus votos a Obama) y perderá casi con total seguridad en 2010, siempre que los demócratas no nominen a un congresista corrupto que guarde su dinero en el congelador (como hacía el congresista al que derrotó Cao). Luego hay algunos congresistas, como Leonard Lance en el 7º de New Jersey, o Erik Paulsen, del 3º de Minnesota, que pueden ser derrotados con el candidato adecuado. Pero a la inversa, los republicanos tienen mejores oportunidades. Tras ganar 55 escaños en los dos últimos ciclos electorales, los demócratas simplemente no tienen ya muchos escaños que arrebatar fácilmente a los republicanos.

El segundo grupo también tiene algún candidato evidente: Bill Young, en el 10º de Florida, tiene 78 años (y un distrito ligeramente demócrata), Mike Castle, en Delaware, está a punto de cumplir 70 años, y una salud no impecable. Pero una vez más, los republicanos tienen mejores posibilidades en este terreno.

En resumen, cómo es fácil de ver, muy mal lo tendrían que hacer los republicanos para no recuperar, como mínimo entre 5 y 10 escaños de los que han perdido en los dos últimos ciclos electorales, y probablemente alguno más. Por supuesto, si la situación económica mejorara llamativamente, los republicanos podrían verse a la defensiva e incrementar ligeramente sus pérdidas. Pero eso no es una hipótesis muy plausible. En los últimos 100 años, tan solo en 1934 (en plena Gran Depresión) y en 2002 (tras el 11-S) ha conseguido el Partido del presidente incrementar su margen en el Congreso durante su primer mandato.

lunes, 11 de mayo de 2009

La batalla por el Tribunal Supremo: David Souter se retira

El pasado 1 de mayo el Juez del Tribunal Supremo David Souter le anunció al Presidente Obama su intención de retirarse de su posición como Magistrado cuando acabe el presente período de sesiones (a finales de junio). El Presidente le agradeció sus servicios en una rueda de prensa "sorpresa" ese mismo día.

Y bien agradecido tiene que estarle, él y los restantes demócratas, porque David Souter ha constituido una auténtica sorpresa (positiva) para la izquierda norteamericana, y una decepción notable para los conservadores.

Souter fue nombrado en 1990 a propuesta de George Bush padre al anunciarse la retirada de William Brennan, un auténtico león liberal que había llevado al Tribunal Supremo desde 1956 a algunas de sus decisiones más liberales y controvertidas, especialmente durante los primeros años de su mandato (luego se había visto cada vez más en minoría en el Tribunal, a medida que el Partido Republicano conseguía nombrar a jueces más conservadores).

Con el nombramiento de Souter, un juez relativamente joven de 50 años y que llevaba apenas tres meses en un Tribunal de apelaciones federal, Bush aspiraba a dar un vuelco definitivo a la derecha en el Tribunal Supremo, como se pudo ver al año siguiente, cuando sustituyó a Thurgood Marshall, primer Juez negro en el Tribunal, icono de los derechos civiles y claramente "progresista", por Clarence Thomas, el magistrado más conservador de los que hoy hay en el Supremo norteamericano.

Pero Souter defraudó totalmente las expectativas de sus mentores: republicano de Nueva Inglaterra (es decir, moderado), Souter pasó apenas un par de años en el ala conservadora del Tribunal, hasta que la decisión en el asunto Casey (1992), que mantuvo el derecho constitucional al aborto merced al voto de cinco magistrados nombrados por Presidentes republicanos (Blackmun, Stevens, O' Connor, Kennedy y Souter) contra los cuatro restantes (Rehnquist, White -nombrado por Kennedy- Scalia y Thomas), le empezó a mover hacia la izquierda.

Es incontable el número de decisiones en las que Souter ha adoptado la postura "liberal": ha votado contra la aplicación de la pena de muerte contra menores y retrasados mentales, a favor de la despenalización de la sodomía como delito, a favor de continuar con el recuento de los votos en Bush v. Gore (es decir, la posición demócrata), etc. Y finalmente, ha decidido retirarse durante el mandato de un presidente demócrata en lugar de uno republicano.

Souter, a sus 69 años, es el magistrado más joven en retirarse desde que Potter Stewart se retiró en 1981 a los 66 años. Se retira asqueado de la vida en Washington DC, una ciudad que detesta (al parecer, especialmente desde Bush v. Gore), y deseoso de volver a New Hampshire.

¿A quién nombrará Obama? Es difícil acertar, pero lo más seguro es que se trate de una mujer. El Tribunal Supremo está ridículamente desequilibrado (8 hombres y Ruth Bader Ginsburg), y la presión para que nombre a una mujer es (de manera absolutamente comprensible) inmensa.

Obama no tendrá problemas para encontrar candidatas cualificadas, pero las opciones más claras a día de hoy son dos:

1) Diane Wood, Magistrada del Séptimo Circuito de Apelaciones, nombrada por Clinton en 1995. Una Juez liberal, Wood fue "clerk" (becaria) de Harry Blackmun (el autor de Roe v. Wade) en 1976-77. A sus casi 59 años, Wood es brillantísima, tiene montones de experiencia, es considerada suficientemente liberal para satisfacer a los demócratas, y no tanto como para alienar a todos los republicanos.

2) Sonia Sotomayor, Magistrada del Segundo Circuito de Apelaciones, nombrada por Clinton en 1997, pero bloqueada durante un año en el Senado, que tenía mayoría republicana en aquel momento. Sotomayor sería no sólo mujer, sino la primera mujer hispana en alcanzar el Tribunal Supremo. Curiosamente, a pesar de que tengo la ligera impresión de que es menos liberal que Wood, es más controvertida (prueba de ello es que en 1995 Wood fue aprobada por unanimidad, y Sotomayor recibió 29 votos en contra en 1998). A sus casi 55 años, tiene la edad exacta para ser nominada. Es quizá menos brillante que Wood, pero trabajadora y concienzuda, según amigos y detractores.

La favorita es Wood, sin embargo, por un motivo que la comentarista conservadora Jan Crawford Greenburg expone con su habitual inteligencia: Obama tendrá casi sin duda otra posibilidad de efectuar un nombramiento en el Tribunal Supremo durante su mandato, dado que el Juez John Paul Stevens acaba de cumplir 89 años, y es casi seguro que se retirará en 2011, una vez haya roto el record de edad de Oliver Wendell Holmes. A menos de año y medio de las elecciones, Obama mandaría un mensaje alto y claro a la comunidad hispana al nombrar a la primera mujer hispana magistrada del Tribunal Supremo.

En todo caso, veremos: siempre puede haber alguna sorpresa. Lo que parece claro es que Obama, con sus 59 Senadores (60 probablemente para cuando haya que votar a la candidata, dado que Franken seguramente será Senador en junio), tiene mayoría suficiente con los suyos, los republicanos moderados (Snowe y Collins, y probablemente Murkowski) y los conservadores "tradicionales" (es decir, los que creen que es potestad del Presidente nombrar a sus candidatos al Tribunal Supremo, como los dos Senadores de Utah y Richard Lugar de Indiana), para sacar adelante a su candidata sin problemas e incluso con cierta holgura.