Los resultados del 21-D darán para numerosos análisis. Mientras esperamos a los resultados definitivos, podemos ir respondiendo algunas de las incógnitas menores de la campaña con los resultados provisionales en la mano.
Una de esas incógnitas era ¿a donde iban a ir a parar los 103.000 votantes de Unió? ¿Responderían a la alianza informal entre el PSC y Units per Avançar, la heredera de Unió, a raíz de la cual el último candidato de Unió a la Generalitat, Ramón Espadaler, iba como número 3 del PSC por Barcelona, y otros cargos del nuevo partido democristiano iban también en posiciones de posible salida en las demás listas provinciales? ¿Obedecerían las consignas de su antiguo líder Josep Antoni Duran i Lleida de votar PSC?
La respuesta ha sido: en función de la riqueza del núcleo de población. Me explico: los antiguos votantes de Unió (y algunos votantes independentistas) han pasado a votar al PSC (e incluso a Catalunya en Comú Podem) siempre y cuando vivieran en una población de alto nivel adquisitivo.
Veamos diversos ejemplos, en orden de municipios más ricos de Cataluña (recordemos que el PSC en Barcelona ha subido sólo 1,5 puntos).
Matadapera:
2015: Unió 5,56%, PSC 1,87%
2017: PSC 5,56%, 3,69 puntos más
Sant Cugat del Vallés:
2015: Unió 4,36%, PSC 6,78%
2017: PSC 10,91%, 4,13 puntos más
Sant Just Desvern:
2015: Unió 3,02%, PSC 10,78%
2017: PSC 14,59%, 3,81 puntos más
Vallromanes:
2015: Unió 4,38%, PSC 4,45%
2017: PSC: 9,69%, 5,24 puntos más
Otro ejemplo característico, quizá el más característico, lo constituye el barrio más rico de Barcelona, Sarrià Sant Gervasi:
2015: Unió 7,32%, PSC 5,29%
2017: PSC: 12,45%, 7,16 puntos más
Si examinamos los municipios más ricos, veremos que no sólo el PSC, sino también Catalunya en Comú Podem ha mejorado en líneas generales en ellos, contrariamente a sus resultados en la provincia de Barcelona.
Resultado que se repite en mayor o menor medida en Alpicat (municipio más rico de Lleida), Fornells de la Selva (municipio más rico de Girona) o Castellvell del Camp (municipio más rico de Tarragona), en los que el PSC sube mucho más que sus porcentajes en cada una de las tres provincias (en las que, de hecho, se ha estancado).
Y que por el contrario, no se repite en los municipios más pobres de las cuatro provincias (en los que el PSC no sólo no ha absorbido voto de Unió sino que en muchas ocasiones ha retrocedido: véase Badia del Vallés o Santa Margarida de Montbui en Barcelona, Batea en Tarragona, Arbeca en Lleida o Salt en Girona). Y en otras localidades de renta intermedia, como Manresa o Vic, la exigua subida porcentual del PSC no abarca la totalidad del porcentaje de Unió hace dos años.
Así que la apuesta de Iceta ha salido así, así, aunque cuando analicemos el voto del PSC creo que podremos concluir que lo que ha ocurrido ha sido sutil: el PSC ha sido capaz de absorber parte del voto de Unió y de CECPodem, pero ha perdido por su flanco derecho hacia Ciudadanos.