miércoles, 24 de enero de 2018

Los resultados del 21-D: la participación (I)

Una vez computados los resultados del voto exterior, tenemos desde hace algunos días publicados oficialmente los resultados definitivos del 27-S.

Al igual que sucedió en las elecciones de 2015, el porcentaje de participación global ha disminuido finalmente, pasando del 81,95% en la noche electoral, cuando se computaron sólo los votantes que viven en Cataluña (votantes presenciales y por correo) a un 79,09% una vez incluido el voto exterior.

Y ello porque pese a que el porcentaje de participación del voto exterior aumentó entre cuatro y cinco votos, continúa siendo paupérrimo (entre el 11 y el 14%, dependiendo de la provincia), gracias a una reforma legislativa desastrosa votada en el 2011 por la inmensa mayoría de los partidos políticos, que ha hecho muchísimo más difícil votar a nuestros residentes en el extranjero.


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En cualquier caso las elecciones de 2017, por tercera vez consecutiva, han sido con gran diferencia los comicios en los que hubo un mayor número de votantes en unas autonómicas catalanas: hemos pasado del 67,76% en 2012 –que ya fue un récord- al 74,95% en 2015 –otro récord- hasta el 79,09% actual.

En suma, la participación subió 4,14 puntos, lo que sin duda es digno de encomio, pero que al menos al que suscribe le resulta un tanto decepcionante, a la vista de las circunstancias excepcionales en las que se desarrollaron estos comicios. La participación ni siquiera alcanzó su máximo histórico total, que sigue correspondiendo a las generales de 1982 (en las que se llegó al 80,8% en Cataluña).

Por provincias, el índice de participación y el incremento fueron los siguientes:

Barcelona: 79,32% (+ 4,29)
Girona: 79,16% (+ 3,22)
Lleida: 77,11% (+ 3,48)
Tarragona: 78,41 (+ 4,22)

Dentro de las provincias, por supuesto, existe una gran variación en los índices de participación.

En Barcelona, la participación osciló entre el 95,98% de Tavèrnoles y el 74,48% de Sant Adrià del Besós. De manera interesante, 296 municipios votaron por encima de la media, y tan solo 16 –tratando a los Residentes Ausentes como si de un municipio más se tratara- lo hicieron por debajo.

Esto, por supuesto, indica que algunos de los municipios que menos votaron –relativamente- fueron de los más poblados: en concreto, Hospitalet y Santa Coloma de Gramenet (tercero y octavo, respectivamente, municipios por población de Cataluña) votaron por debajo de la media de la provincia.

Y otro aspecto que se perpetúa respecto de elecciones anteriores es que los feudos más unionistas tienden –sólo tienden- a votar algo menos que los más independentistas.

Dicho esto, lo cierto es que si analizamos el incremento de participación podemos ver que su distribución fue un tanto desigual. Las localidades más pobladas en las que el independentismo no es mayoritario tendieron a registrar incrementos por encima de la media de la provincia (Hospitalet, Mataró, Santa Coloma, Cornellá, Sant Boi, Rubí, Viladecans aumentaron todas su participación en algo más de cinco puntos), mientras que en las localidades independentistas más pobladas el incremento tendió a ser menor –bien es cierto que ya estaba en unas cuotas muy altas-. Así, Sant Cugat, Igualada, Manresa, o Vic aumentaron su participación en tres o incluso dos puntos.

En cualquier caso, si analizamos los incrementos más importantes, veremos que en líneas generales tendieron a afectar a núcleos de población relevantes (en El Prat de Llobregat la participación subió siete puntos, en Badia del Vallés o Sant Andreu de la Barca más de seis, etc.), pero que los índices más altos en sí mismos (del 90% o más) continuaron correspondiéndoles a pueblos pequeños.

En Girona, la participación osciló entre el 95% de Vilaür y el 70,82% de Sant Climent Sescebes.

De manera todavía más acusada que en Barcelona, los municipios que votaron por debajo de la media en la provincia también son los municipios menos independentistas –respecto de la provincia, como Figueres o Salt, o incluso respecto del resto de Cataluña, como Blanes o Lloret de Mar-. Y a la inversa, los municipios más independentistas como Girona, Olot o Banyoles, tienden a una participación más elevada. Y no digamos ya los pueblos pequeños, en los que la participación, una vez más, superó el 90% en decenas de casos.

Al mismo tiempo, y al igual que en Barcelona, las localidades más pobladas en las que el independentismo no es mayoritario o no es tan fuerte como en el resto de la provincia tendieron a registrar incrementos por encima de la media de la provincia (Blanes, Figueres, Sant Feliu de Guíxols, aumentaron todas su participación en algo más de cuatro puntos), mientras que en las localidades independentistas más pobladas el incremento fue menor. Así, Olot y Banyoles aumentaron su participación en dos puntos.

En Lleida, la participación osciló entre el 93,62% de Ivorra y el 64,37% de Les Valls de Valira (como se puede ver, los porcentajes de participación son algo más bajos que en el resto de Cataluña, tanto por arriba como por abajo).

Los municipios que votaron por debajo de la media en la provincia también son los municipios menos independentistas –respecto de la provincia, como la Seu d’ Urgell o Almacelles o incluso respecto del resto de Cataluña, como la mayoría de los del Valle de Arán-. Y a la inversa, los municipios más independentistas tienden a una participación más elevada.

Y al contrario que en Barcelona o Girona, el incremento de participación en Lleida no parece haberse concentrado en las localidades menos independentistas. Así, municipios muy independentistas como Cervera o Bellpuig han disfrutado de incrementos muy relevantes de participación, superiores a la media de su provincia, de seis o cinco puntos.

Por último, en Tarragona, la participación osciló entre el 96,1% de Vallfogona de Ruicorb y el 72,59% de El Montmell.

En esta provincia, al igual que en Barcelona, algunos de los municipios que menos votaron –relativamente- fueron de los más poblados: El Vendrell, Tortosa, Calafell, o Salou votaron por debajo de la media de la provincia.

Y otro aspecto que se perpetúa respecto de elecciones anteriores es que los feudos más unionistas tienden –sólo tienden- a votar algo menos que los más independentistas. Y un detalle propio de la provincia: lo mismo ocurre con la mayoría de los municipios cercanos al Delta del Ebro.

Al mismo tiempo, precisamente es en estos dos grupos de poblaciones –las más unionistas y las del Delta del Ebro- donde la participación ha subido por encima de la media. Así, en Cambrils, Vila-Seca, El Vendrell o Calafell la participación ha subido cinco puntos largos, pero eso se ha visto compensado por subidas incluso superiores en Amposta, Sant Carles de la Ràpita, Deltebre, etc.