domingo, 19 de septiembre de 2010

En defensa de la ¿socialdemocracia? norteamericana

Ezra Klein publica un interesante artículo sobre los resultados del Censo 2009 publicados esta semana, cuya lectura es notablemente deprimente: el ratio de pobreza norteamericano está ahora en el 14,3% de la población, lo que para la que se supone es la economía número uno del mundo, es una cifra que da qué pensar.

Klein comenta asimismo este interesante gráfico, que muestra la evolución del ratio de pobreza en términos absolutos y relativos en Estados Unidos entre 1959 y 2009. Dado que creo que una de las funciones básicas del Gobierno es reducir las desigualdades sociales (entre otras cosas, como remedio contra la conflictividad social) y especialmente reducir el número de pobres a través de una política impositiva moderadamente redistributiva, así como de medidas de choque en materia educativa y de empleo público, este gráfico me dice algunas cosas sobre el éxito de los presidentes americanos en los últimos cincuenta años a ese respecto.

Ya he dicho en alguna ocasión que de no ser por Vietnam, Lyndon Johnson habría pasado a la historia como uno de los más grandes presidentes norteamericanos: sus esfuerzos simultáneos por mejorar el nivel de vida de los pobres -y especialmente de los negros- y por dotar de dignidad a la vejez de los norteamericanos (esfuerzos ejemplificados en el Medicare y el Medicaid, programas de los que el padre y máximo impulsor) se vieron ampliamente justificados, según lo muestra el gráfico: en 1960 había 40 millones de pobres en Estados Unidos (el 22% de la población). En 1969, 25 millones (el 12%). En su guerra contra la pobreza (Johnson la calificó expresamente así), Johnson iba ganando la batalla (y Reagan faltó gravemente a la verdad cuando declaró años después que "la pobreza ganó").

(Incidentalmente, en 2007 Ezra Klein lanzó un duro ataque contra Reagan en relación con este tema. Yo creo que es difícil comparar a ambos, porque Reagan y Johnson son esencialmente dos políticos antitéticos: Johnson fue un fracaso en política exterior, y quizá el presidente más grande de la historia en política interior. Reagan fue uno de los presidentes más espectaculares en política exterior, y muy mediocre en política interior. Sus prioridades eran completamente opuestas, y sus resultados también lo fueron).

Los 70, en cambio, vieron un estancamiento claro en las cifras de pobreza, que siguieron en torno a ese 12% y 25 millones en las que las había dejado Johnson. Pero las cosas empeoraron claramente durante los últimos años de Carter y los primeros de Reagan. Para 1983, la pobreza había escalado hasta el 15% y los 35 millones de personas. La boyante economía del segundo mandato de Reagan permitió disminuir algo esas cifras, pero dado que las administraciones republicanas desde 1980 no han tenido excesivo interés por estos temas, no se aprovechó la coyuntura económica para encabezar un nuevo esfuerzo contra la pobreza.

Al contrario: los años del primer presidente Bush vieron una escalada del número de pobres hasta casi 40 millones (de nuevo un 15% de la población), cosa que posiblemente tuvo algo que ver con el hecho de que fuera uno de los pocos presidentes que no pudieron obtener la reelección.

Bill Clinton también se ve moderadamente vindicado en este gráfico: consiguió rebajar la pobreza del 15% a menos del 12%, y reducir el número de pobres desde casi 40 a 31 millones. Pese a ello, nunca se han vuelto a alcanzar los niveles de 1969.

(Abro otro paréntesis: la Heritage Foundation, que no es precisamente un nido de demócratas, alaba la reforma auspiciada por los republicanos y Clinton en 1996, que redujo la pobreza de los negros menores de edad del 42 al 30%)

George W. Bush, por su parte, y como bien señala Klein, no consiguió que la evolución positiva de la economía se trasladara en una reducción significativa de la pobreza. Al contrario, incluso durante los "años buenos" económicos de Bush, la pobreza pasó del 11,7% al 12,5%. Lo cierto es que la lucha contra la pobreza, lisa y llanamente, no ha sido una prioridad de las administraciones republicanas en los últimos años.

Por supuesto, la crisis económica ha disparado las cifras absolutas (curiosamente, las relativas, siendo malas, todavía no están a los niveles de 1993) y ahora hay 43,6 millones de pobres en Estados Unidos. Obama tiene un desafío de primera magnitud en sus manos.

Para quien tenga más curiosidad por estas cosas, éstas eran las cifras de los menores de edad que vivían en condiciones de pobreza en 2008 (esto es, antes de la Gran Recesión):

Children Under 18 Living in Poverty, 2008

Category
Number (in thousands)
Percent
All children under 18
15, 451
20.7
White only, non-Hispanic
4, 850
11.9
Black
4,480
35.4
Hispanic
5,610
33.1
Asian
531
13.3

Obsérvese la gran diferencia en términos relativos entre menores blancos y asiáticos, por una parte, y negros e hispanos, por otra.

1 comentario:

Sara dijo...

¿Hasta qué punto son atribuibles estos datos al gobierno federal? ¿Qué pasa con los 50 estados y sus respectivos gobiernos? ¿No son más bien ellos los encargados de impulsar las medidas necesarias para que la buena coyuntura económica se traduzca en una reducción de los índices de pobreza?