Las posibilidades republicanas de obtener una mayoría en el Senado son más menguadas que en el Congreso por un motivo muy sencillo: sólo se celebran elecciones en 37 de los 100 escaños al Senado (el Senado se renueva cada dos años sólo por tercios, y no en su totalidad, al contrario que el Congreso).
Si hubiera elecciones en los 100 escaños, no cabe la menor duda de que los republicanos también recuperarían la mayoría en el Senado (en este contexto político, no veo como los Senadores demócratas de Montana, Nebraska o de las dos Dakotas, por ejemplo, podrían ganar).
En todo caso, éste es el terreno de juego:
En azul oscuro, Estados en los que un Senador demócrata se presenta a la reelección (12- en Nueva York se eligen los dos escaños al Senado este año)
En azul claro, Estados en los que un Senador demócrata se ha retirado, o ha perdido sus primarias -Pennsylvania- (7)
En rojo oscuro, Estados en los que un Senador republicano se presenta a la reelección (10)
En rojo claro, Estados en los que un Senador republicano se ha retirado, o ha perdido sus primarias -Utah y Alaska- (8).
Como se puede ver: las retiradas, forzadas por primarias o no, dejaban en teoría un terreno de juego igualado para que demócratas y republicanos se arrebataran escaños unos a otros, especialmente dado que había Senadores republicanos que se retiraban en Estados ganados por Obama en 2008 (Ohio, New Hampshire, Florida), y Senadores demócratas que se retiraban en Estados ganados por McCain en 2008 (Dakota del Norte, Virginia Occidental).
En la práctica, la magnitud de la crisis económica ha provocado que los republicanos no vayan a perder ni un solo escaño, incluso en Estados tradicionalmente competitivos (con un matiz, Alaska, del que hablaremos luego), mientras que los demócratas no sólo van a perder escaños "abiertos" ("open seats") sino que varios Senadores que se presentan a la reelección perderán. Veamos uno por uno los escaños más competidos:
Una vez más:
- En azul oscuro: los escaños que los republicanos no van a tener problema alguno en renovar, bien porque su candidato se presenta a la reelección (como McCain en Arizona, o Chuck Grassley en Iowa), bien porque el nuevo candidato republicano va a conseguir la victoria al igual que su predecesor (incluyendo a algunas de las nuevas estrellas emergentes del Partido, como Marco Rubio en Florida, que derrotará nada menos que al gobernador saliente del Estado, Charlie Crist, al que ya consiguió expulsar de las primarias republicanas, o Rand Paul, hijo de Ron Paul, que ganará cómodamente en Kentucky tras haber derrotado en las primarias al candidato del "establishment" republicano).
- En rojo oscuro: los escaños que los demócratas renovarán sin problemas. Obsérvese que todos, sin excepción, están en las dos costas del país. Aunque a algún lector puede sorprenderle que se incluya a California, Delaware y Connecticut, todas las encuestas muestran que los candidatos demócratas en esos tres Estados ganarán sin demasiados problemas a sus contrincantes.
- En azul claro, los escaños que los demócratas perderán con seguridad a manos de los republicanos. Éste el número mínimo, cinco, y son los siguientes, de Oeste a Este (todos, resalto, en el interior del país):
1) Dakota del Norte: Byron Dorgan, Senador demócrata desde 1992, anunció su retirada en cuanto se dio cuenta de que la ola que se le venía encima le haría acabar su carrera con una derrota, lo que él no quería. Los republicanos designaron a John Hoeven, el enormemente popular gobernador del Estado. En un año republicano, en un Estado republicano, con el mejor candidato posible, Hoeven ganará con el 70% de los votos o más.
2) Arkansas: Blanche Lincoln, Senadora desde 1998, se presenta a la reelección y va a ser aplastantemente derrotada por John Boozman, el hasta hoy único congresista republicano del Estado (una vez más, el mejor candidato del Partido en un Estado que tradicionalmente, y con la excepción de Mike Huckabee, había sido hostil a los republicanos). Eso cambiará mañana, cuando la delegación de Arkansas, compuesta hasta hora por 5 demócratas y 1 republicano, pase a estar formada por 2 demócratas y 4 republicanos, como mínimo.
Recordemos, incidentalmente, que Arkansas fue uno de los pocos Estados en los que Obama no sólo ganó votos sino que los perdió en 2008 respecto de las anteriores presidenciales.
3) Wisconsin: en una derrota que resultará especialmente dolorosa para los liberales, Russ Feingold va a perder su escaño, que mantenía desde 1992, frente a un desconocido empresario llamado Ron Johnson. Feingold, un hombre honesto, muy liberal (más que su Estado), que siempre ha tenido campañas electorales difíciles (nunca ha ganado con más del 55% de los votos) se ha encontrado con un electorado muy hostil y se ha negado a emitir anuncios negativos contra su oponente, en un gesto de desarme unilateral que probablemente le haya costado la elección, puesto que su rival, obviamente, no le ha imitado en su nobleza.
4) Indiana: Evan Bayh, exgobernador del Estado y Senador demócrata desde 1998, ha acabado harto del Senado y se vuelve a Indiana, donde probablemente volverá a presentarse como gobernador en 2012. Su partida dejó un hueco inmenso al Partido Demócrata, que encontró un buen candidato en Brad Ellsworth, un congresista conservador de un distrito rural, pero que simplemente no ha podido superar el hecho de que la ola que va a engullir tantos escaños demócratas probablemente alcance una de sus cotas más altas en Indiana, donde el candidato republicano, Dan Coats es un exsenador (el predecesor de Bayh, curiosamente) muy conocido en su Estado (en un año más favorable a los demócratas Coats no lo hubiera tenido tan fácil, dada su condición de lobbyista y su residencia fiscal en Florida).
5) Pennsylvania: Joe Sestak es un exalmirante que derrotó en las primarias demócratas a Arlen Specter, Senador republicano entre 1980 y 2009 que se pasó el año pasado al Partido Demócrata porque entendía que su moderación iba a conducirle a la derrota en las primarias republicanas. Sin embargo, el transfuguismo rara vez sale bien, y Specter perdió por poco las primarias demócratas. Sestak se ha enfrentado ahora con Pat Toomey, el candidato republicano que echó a Specter de dicho partido. Toomey, un excongresista profundamente conservador (en su tiempo era uno de los diez congresistas más conservadores en la Cámara de Representantes), ha conseguido subirse a la ola e imitando a Rick Santorum, otro excongresista que consiguió ser elegido Senador por Pennsylvania en el tsunami de 1994, representará a ese Estado durante los próximos seis años, aunque será más conservador que su Estado (una especie de Feingold, pero al revés).
- En verde, por último, los escaños que los demócratas pueden perder o pueden salvar, dependiendo como vaya la noche (cinco), y el caso especial de Alaska. Esta vez efectuamos el cómputo de Oeste a Este:
1) Virginia Occidental: en una noche como la que esperamos, los demócratas perderían sin lugar a dudas el antiguo escaño del difunto Robert Byrd. Virginia Occidental es un Estado cada vez más republicano (es pobre, rural y blanco). Afortunadamente para los demócratas, tienen al mejor candidato posible: Joe Manchin, gobernador del Estado desde 2004, que probablemente conseguirá salvar el escaño para el partido (y será una china en el zapato para los demócratas durante años, porque será junto a Ben Nelson, de Nebraska, el demócrata más conservador del Senado).
2) Illinois: la medida de lo mala o desastrosa que será la noche para los demócratas probablemente nos la dará Illinois. La pérdida del escaño de Obama (que fue elegido en 2004 para ocuparlo) sería un golpe simbólico devastador para los demócratas. Desafortunadamente para éstos, su candidato, Alexi Giannoulias, de una familia de financieros cuyo banco ha tenido enormes problemas en los últimos años, ha resultado ser una mala elección, mientras que el candidato republicano, Mark Kirk, un congresista republicano moderado, aunque también ha tenido una mala campaña (mintió varias veces sobre sus gestas militares, cosa que está muy mal vista en Estados Unidos) probablemente conseguirá su objetivo y humillará a Obama en su propio Estado.
3) Colorado: también son más bien negras las expectativas demócratas en este Estado, donde el candidato demócrata, Michael Bennet, Senador desde principios de 2009 en sustitución del nombrado por Obama Secretario del Interior, Ken Salazar, ha estado ligeramente por detrás en las encuestas del candidato republicano, un miembro del Tea Party llamado Ken Buck que a largo plazo probablemente es demasiado conservador para un Estado como Colorado, pero en un año bueno para el GOP como 2010, seguramente ganará.
4) Nevada: el otro Estado altamente simbólico de la noche, en él se enfrentan Harry Reid, líder de los demócratas en el Senado desde 2004, y Sharron Angle, que fue durante varios años la congresista estatal más conservadora de Nevada. Una vez más, Angle es probablemente excesivamente conservadora para Nevada, pero en un año bueno para los republicanos, apoyada en las enormes cantidades de dinero que ha podido recaudar, y amparada en la inmensa impopularidad de Reid, un hombre totalmente anti-carismático, por no decir directamente antipático, puede perfectamente alcanzar la victoria, lo que hará del Senado de Estados Unidos un espectáculo digno de verse durante los próximos seis años, porque la Sra. Angle, de creer en sus posiciones (abolición del Departamento de Educación, salida de Estados Unidos de las Naciones Unidas, islamofobia, posiciones antiinmigrantes rabiosas) será seguramente la más extremista de un Congreso que no andará precisamente falto de extremos.
5) Washington: la Senadora demócrata, Patty Murray, se enfrenta al más serio desafío de su carrera en la persona de Dino Rossi, candidato republicano a gobernador en 2004 y 2008 (en 2004 sólo perdió tras tres recuentos). Pese a que la noche será muy mala para los demócratas, parece que las Costas Este y Oeste mitigarán algo la magnitud del desastre. Si Murray cae derrotada, eso es señal de que los demócratas han sufrido una masacre a lo largo y ancho del territorio nacional.
Y Alaska: la situación en Alaska es peculiar. Como dijimos en su día, la Senadora republicana de ese Estado es Lisa Murkowski, nombrada a dedo por su padre, entonces gobernador en 2002, y elegida en 2004. En 2006 su padre fue triturado por Sarah Palin en las primarias republicanas, iniciando una batalla campal entre ambas damas. En 2008, Murkowski dijo que Palin no estaba preparada para ser vicepresidenta, y en 2010, Palin se vengó apoyando a un candidato del Tea Party, llamado Joe Miller, que consiguió derrotar a Lisa Murkowski en unas primarias con poca afluencia de voto.
Murkowski, humillada, se negó a dejar la carrera electoral, con el agravante para ella de que su única posibilidad de participar en las elecciones generales era como candidata "write-in" (es decir, su nombre no aparecerá en la papeleta, sino que hay que escribirlo a mano, con todos los inconvenientes y posibilidades de demandas que ello supondrá).
Las posibilidades de Murkowski de salir adelante en ese escenario eran, por decirlo caritativamente, escasas (un candidato "write-in" no gana unas elecciones al Senado desde 1954). Sin embargo, todo lo mal que lo hizo en las primarias republicanas Murkowski lo ha hecho bien en la campaña de las generales, y llega al día de las elecciones con claras posibilidades de ser reelegida. A ello ha contribuido el hecho de que la campaña de Joe Miller, por contra, ha sido un desastre, y el candidato ha resultado ser un fiasco (ha tenido que admitir que cometió un acto de piratería informática en su trabajo por el que casi le despiden, además de afirmar que se opone a los subsidios estatales que recibe Alaska).
¿Por qué este Estado es la única esperanza de los demócratas en la noche electoral? Porque tienen un candidato decente, y porque cabe dentro de lo (remotamente) posible que Miller y Murkowski se dividan el voto republicano 30/30, y McAdams, que así se llama el demócrata, gane las elecciones con entre un 35 y un 40% del voto. Pero eso sería una carambola notable.
En todo caso, ello no obsta para que, como ya hemos dicho, la noche electoral se presente negrísima para los demócratas. La peor desde 1994, cuando perdieron ocho escaños y el control del Senado. Esta vez pueden perder los mismos escaños y no perder el control del Senado, pero eso es simplemente porque en 1994 tenían sólo 56 escaños, y esta vez tienen 59.