Queridos lectores, feliz año nuevo. Tras un largo hiato, el blog vuelve por Navidad desde las nevadas llanuras de Iowa para comentar, cuatro años después, las primarias republicanas.
Una vez más, a pocas horas de que empiecen los caucuses en el estado del Medio Oeste, merece la pena analizar, intentando separar el grano de la paja de la opinión que recibimos de los medios de comunicación norteamericanos, lo que los precedentes nos demuestran que puede pasar en las primarias norteamericanas.
En 2012 las elecciones primarias son menos divertidas que hace cuatro años porque tan solo se celebran en el campo republicano (en el bando demócrata no se ha planteado ninguna candidatura seria para competir frente al presidente Obama, lo cual es una señal de que no todo está perdido para él; no olvidemos que cuando un presidente es desafiado en sus primarias, siempre ha sido indicativo de debilidad interna y derrota en las generales- véase Roosevelt desafiando al presidente Taft en 1912, Ronald Reagan desafiando al presidente Ford en 1976, Ted Kennedy desafiando al presidente Carter en 1980 o incluso Pat Buchanan desafiando al presidente Bush padre en 1992).
Así pues, sólo tenemos a los republicanos en una primaria competitiva. Hay siete candidatos, cuyas posibilidades paso a resumir de más a menos:
1) Mitt Romney: antiguo gobernador de Massachusetts entre 2003 y 2007. En su segundo intento, el multimillonario Romney (salvo hecatombe), conseguirá la nominación. Romney ha aprovechado su experiencia de hace cuatro años, y ha efectuado una campaña inteligente, afortunada y poco arriesgada. Ha tenido la notable suerte de encontrarse con unos adversarios mucho más flojos que en el año 2008 (ninguno de los demás candidatos, a mi entender, alcanza el nivel de un McCain o un Huckabee) y ni siquiera ha tenido que emplear sus muchos millones en la misma medida en que los utilizó (sin éxito) hace cuatro años.
Sus puntos fuertes siguen siendo los mismos que hace cuatro años: es guapo (y aparenta 10 años menos de los 64 que tiene), fotogénico, casado con la misma mujer desde hace 40 años, tiene la edad adecuada para ser presidente (republicano).
Por otra parte, y lógicamente, sigue padeciendo los mismos problemas que en 2008: para empezar, es mormón. Pese a que esto no debería ser un impedimento, lo cierto es que sigue existiendo entre una minoría relevante de votantes republicanos la creencia de que los mormones no son cristianos, sino una especie de secta semi-pagana polígama. Romney ha luchado mucho por combatir esta imagen, con bastante éxito (su valoración entre los republicanos es más positiva que negativa a día de hoy) pero está por ver si el antimormonismo introduce un sesgo a la baja entre lo que proyectan las encuestas y el resultado final de las elecciones.
Existe otro problema mucho más serio que el mormonismo: fue gobernador de Massachusetts (el estado de los Kennedy y de John Kerry) y gobernó como el típico republicano de Nueva Inglaterra: moderado en lo social y conservador-liberal en lo económico. Antes de 2005 era pro-aborto, pro-uniones gay, etc. Sólo a raíz de decidir que se iba a presentar a las elecciones de 2008, giró a la derecha, y en las primarias del 2008 intentó convertirse en el candidato del ala derecha del partido, con un cierto éxito (hasta que apareció Huckabee).
Cuatro años después, Romney (hasta cierto punto para mi sorpresa) ha conseguido llegar a Iowa sin recibir toneladas de publicidad negativa por sus constantes cambios de chaqueta, si bien es cierto que entre la prensa y ciertos miembros de la base republicana continúa persiguiéndole la acusación de hombre sin convicciones y de veleta (sus campañas -fallida- para el Senado en 1994 y -triunfante- como gobernador en 2002 demuestran que Romney era mucho más "liberal" hace diez o quince años de lo que está intentando vender ahora).
Sin embargo, y pese a todo lo anterior, lo cierto es que Romney, hasta el momento, ha llevado a cabo una campaña modélica: es el único candidato que ha recibido un número significativo de
apoyos entre los miembros de su partido, el único candidato que está luchando en todos los diferentes Estados iniciales con posibilidades de éxito, el único candidato que parece tener un plan a largo plazo para ganar la nominación, el único candidato (junto a Ron Paul) que se sabe las reglas para participar en las primarias de su propio patido (los demás hicieron el ridículo la semana pasada cuando no consiguieron las 10.000 firmas necesarias para participar en las primarias de Virginia).
Romney demuestra que con práctica todo es susceptible de mejorar, aunque lo que haya que mejorar sean los resultados en las primarias del partido republicano. A día de hoy puede perfectamente ganar los caucuses de Iowa (aunque yo creo que los perderá) las primarias de New Hampshire (que ganará con contundencia) y las de Florida (si gana Florida, es casi seguro que la nominación es suya, al igual que lo fue para McCain en 2008). Carolina del Sur, sureña - y sudista- y llena de protestantes evangélicos, puede ser un puente demasiado lejano, pero quizá también tenga la fortuna de McCain y consiga que el ala evangélica del partido divida sus votos y le otorgue la victoria.
Pero me estoy adelantando a los acontecimientos. Sólo añadiré que resulta verdaderamente sorprendente que el Partido Republicano de 2012, (muy) conservador en sus dos tercios, predominantemente sureño y evangélico, esté a punto de elegir como su portaestandarte a un exgobernador de Nueva Inglaterra, moderado, y además mormón. No hay que desdeñar que los republicanos se debaten entre lanzar a la arena a un candidato ideólogo -a la Goldwater en 1964- a expensas de arriesgarse a sufrir una derrota, o en lanzar al candidato más "elegible" posible, a riesgo de perder pureza ideológica en el proceso. Romney se beneficia de esa ecuación -y del hecho de que el ala moderada del partido está más o menos unificada, a excepción de Huntsman, mientras que el ala conservadora tiene cuatro candidatos de fuerza similar-
Romney se beneficia asimismo del hecho de que según nos indican las encuestas, hace cuatro años los republicanos estaban más preocupados por las "esencias". Hoy les preocupa más la economía, y ése es un terreno donde Romney, cuyas credenciales en ese terreno, al menos en una primaria republicana, son fuertes -salvó los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City del desastre en 2002 e hizo su fortuna en el sector del capital riesgo- tiene ventaja sobre sus oponentes.
En resumen: Romney es el favorito, hasta el punto de que a día de hoy no veo a otro candidato que pueda batirle, por los motivos que se verán al analizar a sus rivales.
2) Rick Santorum: congresista entre 1991 y 1995 y senador por Pennsylvania entre 1995 y 2007, Santorum se ha destacado en los últimos días como el candidato con más opciones para ganar en Iowa, porque el sector de los conservadores sociales, el más importante en las primarias republicanas en dicho Estado, ha empezado finalmente a unirse en torno a él. Tras varios meses con ningún empuje en las encuestas nacionales, en cuanto los votantes republicanos han empezado a fijarse seriamente en el proceso de primarias, ha despegado, porque es el candidato que mejor conecta con sus valores: firmemente antiabortista, profundamente antihomosexual, firmemente creyente (católico, con seis hijos, uno de los cuales tiene una enfermedad de origen genético bastante grave). Es el Huckabee de 2012, aunque carece del sentido del humor de éste y está más a la derecha que éste en todos los temas que centraban al gobernador de Arkansas.
Su postura frente a la inmigración es durísima y claramente nativista. Es extremadamente beligerante en materia de política internacional, hasta el punto de que una guerra contra Irán sería muy probable bajo un hipotético mandato suyo. Por otra parte, siempre ha sido un populista en materia económica, lo que no le hace especialmente querido para el área fiscalmente conservadora del partido.
Su registro de votaciones en el Senado durante los 12 años en que estuvo en él le muestra como un senador claramente de derechas (por ejemplo, fue uno de dos senadores que votó contra la continuidad de Robert Gates como Secretario de Estado de Defensa de Obama, pese a que había sido nombrado originariamente por Bush).
Quizá es un candidato excesivamente a la derecha incluso para el votante medio republicano, aunque no tanto en Iowa, cuyo electorado republicano es de los más conservadores de Estados Unidos. Ha recaudado muy poco dinero, y es posible que su auge en las últimas encuestas se deba únicamente a que es el único candidato conservador que no ha recibido toneladas de publicidad negativa (al contrario que Perry o Gingrich). Para ser justos, también es cierto que es, de lejos, el candidato que más se ha pateado Iowa, visitando sus 99 condados, en muchos casos por partida doble o triple, algo que los votantes aprecian.
Es posible que venza en Iowa, porque se ha subido a la cresta de la ola en el momento justo y tiene una organización seria en Iowa. Sin embargo, incluso si ganase hoy, veo verdaderas dificultades de cara al futuro: no tiene dinero ni organización en los Estados siguientes, y es muy difícil que obtenga un resultado decente en New Hampshire, cuyos votantes republicanos son más moderados que en Iowa. No así en Carolina del Sur, donde probablemente será favorito (aunque esto dependerá de cuántos candidatos conservadores queden para entonces).
Por lo demás, en las elecciones generales, sus posiciones extremistas en materia de aborto, homosexualidad e inmigración le convierten en un candidato muy peligroso... para los republicanos. Es preciso recordar que en 2006 perdió su campaña para la reelección por un margen aplastante de 17 puntos, el más amplio de la historia para un Senador republicano de Pennsylvania (aunque es cierto que Pennsylvania no vota por un republicano en las presidenciales desde 1988).
3) Ron Paul: el viejo (76 años) congresista tejano se lanza a su última campaña sin posibilidades de ganar, pero sí con la clara intención de mejorar sus resultados de hace cuatro años y luchar hasta el final (confiando de manera un tanto increíble en que su apoyo sea decisivo de cara a la Convención republicana, para decidir entre Romney y el candidato del ala derecha del partido).
Y digo de manera un tanto increíble porque las posiciones libertarias de Paul siguen siendo claramente minoritarias en el Partido Republicano. Encuesta tras encuesta muestra que tan solo una cuarta parte (como máximo) de los republicanos se muestran receptivos al discurso aislacionista de Paul en política exterior (los republicanos siguen abogando por una política de supremacía imperial en su mayor parte), y aunque están algo más interesados que hace cuatro años en sus peculiares teorías sobre la Reserva Federal y sobre la reducción del gobierno federal, siguen teniendo a Paul por lo que es: un candidato marginal. Por lo demás, la prensa ha analizado con algo más de cuidado su historial, y se ha percatado de que Paul es un revisionista pro-sudista y que su newsletter durante los ochenta albergaba un ideario claramente racista.
Todo eso le importará poco a su 15-20% de votantes, pero hace muy difícil que Paul vaya mucho más allá de esos resultados en ninguna de las primarias posteriores, especialmente en Estados claramente anti-libertarios como Carolina del Sur o Florida.
4) Newt Gingrich: congresista por Georgia entre 1979 y 1999 y Presidente de la Cámara de Representantes entre 1995 y 1999, Gingrich tuvo a principios de diciembre un momento de gloria en las encuestas que fue contenido por una brutal campaña de anuncios orquestada por los SuperPacs de Romney, que se ocuparon de recordarle a los votantes de Iowa que Gingrich es un hombre errático, que ha mantenido posiciones heterodoxas (a favor de actuar contra el cambio climático, por ejemplo).
A esto hay que añadir su flagrante hipocresía personal, así como su carácter eminentemente desagradable (le anunció a su primera esposa que quería divorciarse de ella para casarse con otra cuando ésta estaba en el hospital recuperándose de una operación para tratar un cáncer; a esta segunda esposa la engañó durante años con su actual tercera esposa, mientras sermoneaba al país sobre la inmoralidad de Bill Clinton por su affaire con Monica Lewinsky).
Por otra parte, ha sido el único Presidente de la Cámara de Representantes sancionado por conductas poco éticas (concretamente, evasión de impuestos).
En suma, una alhaja. En su haber, sin embargo, figura el hecho de que en 1994 lideró a los republicanos en su reconquista de la Cámara de Representantes por primera vez en 40 años. Los votantes más viejos (que no dejan de ser la mayoría en unas primarias republicanas) recuerdan esa victoria con cariño, aunque la conducta posterior de Gingrich probablemente ha más que amortizado ese sentimiento.
Su estilo irascible y su vida personal movida, unidas a una completa falta de organización (y hasta cierto punto de dinero) hacen que cualquier resultado por encima del cuarto puesto hoy en Iowa sería considerado como una tremenda sorpresa (por lo demás, ni siquiera eso, en mi opinión, serviría para salvar a Gingrich, que carece de la disciplina necesaria para dirigir una campaña presidencial).
5) Rick Perry: el gran misterio de estas primarias: el gobernador de Texas desde hace 11 años, sucesor de Bush hijo, entró en la carrera presidencial como el líder evidente del ala conservadora y sureña del partido. Bien financiado por sus apoyos tejanos, era desde cualquier punto de vista el candidato evidente para batir a Romney (un protestante evangélico sureño, gobernador del segundo Estado de la Unión y el más importante controlado por los republicanos). Sin embargo, y de manera completamente inusitada, se desplomó por completo en los debates, atacado por todos por su postura compasiva en materia de inmigración (en su condición de gobernador de Texas, con un 25% de votantes latinos, simplemente no podía actuar de otra manera, pero sus rivales no tuvieron piedad y él no se supo defender adecuadamente).
Pero lo que realmente acabó con él fue su catastrófica actuación en los debates (y en particular, este devastador
momento). La prensa le hizo picadillo, y el estereotipo del tejano idiota (que era muy peligroso para el sucesor de Bush Jr. en Texas) se le quedó incrustado de un modo tal que no ha sido capaz de desprenderse de él. Algo que se ha comentado muy poco, y que a mí me parece significativo, es el hecho de que en el mes de julio, un mes antes de lanzarse a la refriega, Perry fue operado de la espalda con una técnica, además, muy innovadora y controvertida. Sospecho que o bien la operación no salió bien, o bien la recuperación debería haberse extendido durante mucho más tiempo. En cualquier caso, la actuación de Perry en los debates se vio muy afectada por su mala salud (obsérvese la rigidez con la que se mueve, y el perenne cuello alto, que es posible que tape un -modesto- collarín ortopédico).
Y sin embargo... su financiación ha sido mejor incluso que la de Romney, su organización en Iowa sospecho que no será mala, y si de algún modo consiguiera quedar tercero (aunque en este momento me parece imposible que Santorum, Paul o incluso Romney lo hagan peor que él) quizá podría tener una oportunidad de salvar su campaña. Pero temo que Perry hace mucho que fue derrotado (en la llamada "invisible primary", los meses previos a los caucuses de Iowa, en los que los distintos poderes del Partido Republicano eligen a sus caballos ganadores)
6) Michele Bachmann: la congresista de Minnesota tuvo su momento de gloria en Agosto, cuando ganó la encuesta informal de Ames (un invento del Partido Republicano de Iowa para recaudar fondos) y consiguió echar a Tim Pawlenty, gobernador de su Estado, que renunció a continuar tras un mal resultado en Ames (de lo que se debe estar arrepintiendo seriamente a día de hoy, porque parece evidente que hubiera tenido su momento en unas primarias en las que Bachmann, Cain, Perry, Paul, Gingrich y Romney han liderado las encuestas de Iowa en un momento u otro).
Bachmann, sin embargo, vio su triunfo en Ames completamente eclipsado por el anuncio de la entrada en la carrera presidencial de Rick Perry y nunca volvió realmente a levantar el vuelo, opacada por las subidas de Cain, Gingrich, Paul y ahora Santorum. Por lo demás, la congresista tiene poco a su favor: es una extremista irrelevante en la Cámara de Representantes, ignorante en materia de política exterior e interior, partidaria de acabar con la Seguridad Social y Medicaid...
Para acabar de rematar su campaña en Iowa, el director de la misma se pasó la semana pasada al bando de Ron Paul, lo cual por supuesto supuso una última salva de publicidad negativa para Bachmann.
7) Jon Huntsman: Huntsman, gobernador de Utah entre 2005 y 2009, y embajador en China entre 2009 y 2011 (es decir, nombrado por Obama) ha sido también un notable fiasco. Ha abandonado Iowa por completo y se ha concentrado en la siguiente primaria, en New Hampshire, pero es improbable que obtenga nada provechoso de ello, porque para ganar en las primarias republicanas hay que competir en ambas (McCain, aunque obtuvo un mal resultado en Iowa en 2008, compitió y mejoró sus pésimos resultados del año 2000, lo que le bastó para coger impulso y batir a Romney en New Hampshire).
Huntsman, (mal) asesorado por el equipo de McCain en 2008, se equivocó estratégicamente en un doble sentido: en primer lugar, al aceptar el nombramiento de embajador en China por parte de Obama en 2009 (especialmente si ya estaba tramando presentarse a las primarias de 2012), porque el votante medio republicano (de manera injusta, pero natural) le examina con un grave recelo al haber aceptado un nombramiento importante de un presidente demócrata. En segundo lugar, al presentarse como el más moderado de los candidatos en las primarias de un partido que lleva muchos años moviéndose hacia la derecha. Huntsman ha enfatizado su creencia de que el cambio climático está producido por el hombre, apoya las uniones civiles para los homosexuales, y tiene una política hacia los inmigrantes razonable y compasiva. Todo eso, que le haría mucho bien en la campaña de las generales, le ha alejado radicalmente del votante republicano medio en las primarias, y va a conllevar, junto al hecho de que también es mormón como Romney, y de que no ha hecho campaña en Iowa, un resultado pésimo allí y también en New Hampshire.
Este comentario es ya muy largo, pero os adjunto la media de los sondeos de los últimos meses según los muchachos de Pollster.com (ahora en The Huffington Post), en la que se puede apreciar la situación en las encuestas a día de hoy: como se puede ver, Romney se ha mantenido estable durante los últimos meses, si bien tiene poco potencial al alza. Ron Paul, por su parte, vio súbitamente frenado su ascenso al recibir ataques por parte de la prensa en relación con sus conexiones con grupos racistas, aunque a día de hoy cotiza segundo en las encuestas. Se puede observar asimismo el espectacular avance de Santorum en la última quincena, que puede perfectamente hacerle superar a Paul o incluso a Romney esta noche. Por último, se puede ver la tendencia a la baja de Gingrich, Perry y Bachmann, que muy posiblemente se incremente esta noche, cuando los conservadores se agrupen en torno a Santorum.
Sin embargo, debo insistir en ello: incluso si Romney quedase tercero esta noche (menos que eso sí que sería una auténtica sorpresa), se trataría de un mero tropiezo (aunque recordemos que hace cuatro años, y frente a oponentes más fuertes, Romney obtuvo un 25%). Lo más interesante será comprobar: a) ¿qué resultado obtendrá Santorum? y b) ¿quiénes de este terceto abandonarán tras Iowa: Bachmann (casi seguro), Perry (quizá, dependiendo de lo malo del resultado) y Gingrich (seguramente no)?
Pero a largo plazo, Romney es el único que tiene una organización suficiente para afrontar estas primarias. Santorum no tiene dinero y Paul no tiene suficientes apoyos. Romney tiene el apoyo (tibio pero suficiente) de una mayoría razonable de los votantes republicanos, que ven en él la opción más segura para derrotar a Obama (claro que también los demócratas creían que Kerry era el mejor candidato para batir a Bush en 2004).
Mi predicción para Iowa: una notable victoria sorpresa de Santorum (desde luego, si gana Romney, esto se acabó antes de empezar). Pero de cara a la victoria final: Romney.