Estados Unidos, al igual que muchas democracias, tiene un sistema legislativo bicameral, compuesto en primer lugar por lo que ellos llaman la "House of Representatives" (técnicamente, la "Cámara de Representantes", aunque nosotros solemos traducirlo como "Congreso") y luego el Senado. Cada Estado federal, por su parte, tiene también su Congreso y su Senado (excepto Nebraska, que es unicameral).
En este comentario nos vamos a centrar en las elecciones al Senado federal. El Senado de Estados Unidos se compone de 100 miembros (dos por cada Estado, independientemente de la población de los mismos, lo que hace que California, con sus más de 39 millones de habitantes, y Wyoming, con poco más de 500.000, tengan el mismo peso en el Senado).
En estos momentos la composición del Senado es la siguiente:
- 53 republicanos.
- 45 demócratas.
- 2 independientes (Bernie Sanders, senador socialista de Vermont y Angus King, senador por Maine) que forman parte del caucus (grupo parlamentario) demócrata.
Cada Senador ejerce su mandato durante seis años, y puede ser reelegido cuantas veces quiera. Ahora bien, no todos los Senadores son reelegidos en una misma elección. El Senado se renueva por tercios cada dos años, y en esta ocasión se renuevan 33 escaños.
Además, hay 2 elecciones especiales, motivadas por la retirada o el fallecimiento prematuro de otros Senadores, en Arizona y en Georgia, para mandatos de 2 años.
Adjunto un mapa que muestra qué escaños y en qué Estados se renuevan este año:
En el mapa hay cinco colores distintos:
- En los Estados en gris no hay elecciones al Senado.
- En los Estados en rojo claro hay un Senador republicano que se presenta a la reelección.
- En los Estados en azul claro hay un Senador demócrata que se presenta a la reelección.
- En los Estados en rojo oscuro el Senador republicano que ocupaba hasta ahora el asiento se ha retirado, creando lo que se llama un "open seat".
- En los Estados en azul oscuro el Senador demócrata que ocupaba hasta ahora el asiento se ha retirado.
De los 35 escaños que se renuevan, 23 están defendidos por republicanos y 12 por demócratas. Sin embargo, esto no es tan malo para los republicanos como suena, porque 21 de los 23 escaños están localizados en escaños que ganó Trump en 2016, mientras que 1 de los 12 escaños demócratas está en Alabama, un Estado extremadamente republicano.
Dicho esto, el consenso de las encuestas y los politólogos muestra que los demócratas están ligeramente mas cerca de alcanzar una mayoría que los republicanos en estos momentos, aunque la situación está disputadísima: 49 escaños demócratas, 48 republicanos, y 3 "toss-ups" (absolutamente en disputa).
En líneas generales, hay consenso en que los republicanos recuperarán Alabama, que perdieron en 2017 porque nominaron a un pedófilo como candidato, y también parece claro que Arizona, Colorado y Maine van a pasar a la columna demócrata (los dos últimos son Estados que ya votaron por Clinton en 2016, y los candidatos republicanos están por debajo en las encuestas, en algunos casos con mucho margen- incluida Susan Collins, que representa Maine desde 1996 y que vio debilitada su reputación moderada al votar a favor de la nominación de Brett Kavanaugh al Tribunal Supremo en 2018, un Magistrado muy conservador). Esto dejaría el Senado todavía en manos de los republicanos, 51-49.
Pero más allá de eso, hay varios escaños que podrían decantarse por cualquier lado: Iowa, Carolina del Norte y Montana son quizá los siguientes objetivos demócratas. Las encuestas muestran que Joe Biden lidera en Carolina del Norte y está muy cerca en Iowa, mientras que en Montana el candidato demócrata es Steve Bullock, el gobernador saliente del Estado, que puede ganar incluso si Trump gana Montana. En el debe, en Carolina del Norte se acaba de destapar, en el peor momento posible, un escándalo extramarital del candidato demócrata, que es posible que le cueste el escaño (aunque Trump ha rebajado tanto los estándares en este terreno que es posible que sobreviva).
El siguiente grupo de posibles escaños a los que podrían aspirar los demócratas serían los de Georgia (hay dos en disputa) y Carolina del Sur. Estos tres escaños sureños están en terreno más hostil para los demócratas, pero una buena noche de Biden podría acercar al menos uno o dos de los mismos al casillero demócrata (los escaños de Georgia se podrían decidir en una elección posterior, porque el 3 de noviembre, para ganar, el candidato tiene que obtener el 50% + 1 de los votos).
Por último, hay un tercer grupo de escaños en los que los favoritos son todavía los republicanos, pero que en una buena noche demócrata podrían acabar en sorpresa: Texas, Kansas y Alaska. En todos ellos hay buenos candidatos, con dinero suficiente para disputar sus Estados, aunque, especialmente en Kansas y Alaska, parece dudoso que Biden se acerque lo suficiente en el resultado electoral para arrastrar a sus candidatos hasta la línea de llegada.
En suma: cualquier resultado entre los 50 y los 55 escaños para los demócratas sería perfectamente plausible, y no es descartable, debido al escándalo en Carolina del Norte, que se queden cortos y no lleguen a los 50. Esto sería catastrófico para el Partido Demócrata, porque, además de bloquear cualquier iniciativa legislativa, los republicanos podrían bloquear todos los nombramientos judiciales y el nombramiento de los miembros del Gabinete de Biden (en caso de empate a 50, el Vicepresidente deshace los empates).