Finalmente, no hubo sorpresas, y McCain obtuvo cómodas victorias en los cuatro Estados en los que había primarias el martes: Texas, Ohio, Rhode Island y Vermont. Las victorias fueron lo suficientemente amplias para (en conjunción con las absurdas reglas de atribución de delegados republicanas) darle a McCain la cifra mágica de 1.191 delegados que necesitaba para ser el candidato republicano.
Mike Huckabee abandonó el mismo martes y Ron Paul, aunque nominalmente sigue, dio ayer un discurso en el que vino a decir que su campaña había terminado.
Los resultados fueron los siguientes (en tantos por ciento):
Vermont: McCain 72, Huckabee, 14, Paul 7
Rhode Island: McCain 65, Huckabee 22, Paul 7
Ohio: McCain 60, Huckabee 31, Paul 5
Texas: McCain 52, Huckabee 38, Paul 5
Vermont y Rhode Island, dos de los Estados más liberales del país, le dieron a McCain amplias mayorías. El resultado de Ohio tampoco está mal (aunque quizá siga siendo preocupante que un candidato que tiene la nominación asegurada tenga todavía al 40% de los votantes de su partido "en su contra").
Lo de Texas es caso aparte: Huckabee, derrotado de antemano, sin apenas dinero, logró el 38% de los votos. McCain, evidentemente, tiene un problema con el ala conservadora sureña del partido, y habrá que ver qué hace, si es que hace algo para calmarla (¿un vicepresidente sureño? ¿alguna declaración de fe religiosa en los próximos meses?)
De todos modos, McCain, a día de hoy, puede estar contento: ha ganado unas primarias en las que hace ocho meses todo el mundo le daba por muerto y los demócratas han decidido desangrarse en una batalla sin cuartel como mínimo hasta mayo y seguramente hasta junio, con lo que tiene cuatro meses de ventaja sobre sus oponentes para recaudar fondos, preparar su campaña, afinar sus mensajes, y ser simpático (mientras que los demócratas van a ser muy antipáticos, especialmente el uno contra la otra).
Las circunstancias políticas (una presidencia republicana muy desprestigiada) y económicas (una posible recesión en el horizonte) hacen muy difícil la victoria de McCain, pero es sin duda el mejor candidato posible para el Partido Republicano en este contexto de impopularidad, y su victoria no es en absoluto descartable, especialmente si el tándem demócrata sigue haciéndose daño como lo ha hecho a lo largo de la última semana. Veremos.
En las próximas semanas trazaré un perfil detallado de John McCain, e intentaremos afinar definitivamente al menos una lista corta, de unos cinco nombres, con sus posibles candidatos a vicepresidente (aunque es posible que McCain espere a saber quien es su oponente para tomar una decisión a este respecto).
Mike Huckabee abandonó el mismo martes y Ron Paul, aunque nominalmente sigue, dio ayer un discurso en el que vino a decir que su campaña había terminado.
Los resultados fueron los siguientes (en tantos por ciento):
Vermont: McCain 72, Huckabee, 14, Paul 7
Rhode Island: McCain 65, Huckabee 22, Paul 7
Ohio: McCain 60, Huckabee 31, Paul 5
Texas: McCain 52, Huckabee 38, Paul 5
Vermont y Rhode Island, dos de los Estados más liberales del país, le dieron a McCain amplias mayorías. El resultado de Ohio tampoco está mal (aunque quizá siga siendo preocupante que un candidato que tiene la nominación asegurada tenga todavía al 40% de los votantes de su partido "en su contra").
Lo de Texas es caso aparte: Huckabee, derrotado de antemano, sin apenas dinero, logró el 38% de los votos. McCain, evidentemente, tiene un problema con el ala conservadora sureña del partido, y habrá que ver qué hace, si es que hace algo para calmarla (¿un vicepresidente sureño? ¿alguna declaración de fe religiosa en los próximos meses?)
De todos modos, McCain, a día de hoy, puede estar contento: ha ganado unas primarias en las que hace ocho meses todo el mundo le daba por muerto y los demócratas han decidido desangrarse en una batalla sin cuartel como mínimo hasta mayo y seguramente hasta junio, con lo que tiene cuatro meses de ventaja sobre sus oponentes para recaudar fondos, preparar su campaña, afinar sus mensajes, y ser simpático (mientras que los demócratas van a ser muy antipáticos, especialmente el uno contra la otra).
Las circunstancias políticas (una presidencia republicana muy desprestigiada) y económicas (una posible recesión en el horizonte) hacen muy difícil la victoria de McCain, pero es sin duda el mejor candidato posible para el Partido Republicano en este contexto de impopularidad, y su victoria no es en absoluto descartable, especialmente si el tándem demócrata sigue haciéndose daño como lo ha hecho a lo largo de la última semana. Veremos.
En las próximas semanas trazaré un perfil detallado de John McCain, e intentaremos afinar definitivamente al menos una lista corta, de unos cinco nombres, con sus posibles candidatos a vicepresidente (aunque es posible que McCain espere a saber quien es su oponente para tomar una decisión a este respecto).
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