Como decíamos en nuestro artículo anterior, el mayor varapalo sufrido por los gays en los últimos años fue la derrota que padecieron en el referéndum celebrado en California el mismo día de las últimas elecciones presidenciales, en el que algo más del 52% de los californianos decidieron constitucionalizar el veto al matrimonio homosexual.
Tras unos meses de estupor, la reacción gay tomó la forma de una iniciativa judicial ante los tribunales federales para solicitar de estos un pronunciamiento declarando contrario a la Constitución de Estados Unidos la prohibición, incluso por votación popular, de legislación que prohíba el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Lo más curioso es, sin embargo, que los abogados que están representando a dos parejas de lesbianas ante los tribunales son Ted Olson y David Boies, que representaron en su día a George W. Bush y Al Gore en su pelea ante el Tribunal Supremo tras las elecciones presidenciales en Florida en el año 2000.
Y desde luego, lo más sorprendente es la presencia de Ted Olson defendiendo a los gays. Olson es el paradigma del abogado conservador norteamericano. Fue "Solicitor General" (la persona que defiende al Gobierno ante el Tribunal Supremo) entre 2001 y 2004, durante el primer mandato de Bush. Es miembro de la Federalist Society (el bastión de los abogados conservadores norteamericanos). Es una persona sumamente improbable para estar defendiendo los derechos de los gays (pero precisamente eso le convierte en un abogado especialmente efectivo para convencer a los miembros conservadores del Tribunal Supremo, con los que se acabará encontrando este asunto).
Si uno "rasca" un poco, sin embargo, en la biografía de Olson, es perceptible que pertenece más bien al ala "libertaria" del Partido Republicano, lo que le hace un candidato más plausible para la defensa del matrimonio entre personas del mismo sexo. Ha estado casado cuatro veces (no siempre por gusto: su tercera mujer murió en el avión que se estrelló contra el Pentágono el 11 de septiembre de 2001), y su cuarta mujer es demócrata. Y no debería ser ninguna sorpresa para nadie que la persona que más influye ideológicamente a otra suele ser su pareja.
En fin, cuando se inició el caso (Perry v. Schwarzenegger) ante los Tribunales de California Ted Olson publicó un artículo en Newsweek llamado "The Conservative Case for Gay Marriage" cuya lectura recomiendo encarecidamente (especialmente a los lectores conservadores). En él, Olson analiza el matrimonio gay desde el prisma del conservadurismo político y el derecho constitucional norteamericano, señalando lo siguiente:
a) Que los gays quieran que les sea reconocido el derecho a contraer matrimonio es una vindicación de los principios conservadores y la defensa de la institución del matrimonio por parte de los conservadores.
b) El principio de igualdad ante la ley consagrado por la Decimocuarta Enmienda no admite la desigualdad que supone impedir el matrimonio entre personas adultas del mismo sexo que presten su libre consentimiento para ello.
c) Olson ataca los argumentos habituales de los adversarios del matrimonio gay en los siguientes términos:
- El argumento de la "tradición" es poco sostenible, porque lo cierto es que las tradiciones lo son hasta que dejan de serlo (uno está tentado de citar a Gustav Mahler en este terreno y a su famosa aunque no exacta frase: Tradition ist Schlamperei; algo así como "la tradición no es más que un nombre para la dejadez") Homosexuales y lesbianas han existido siempre, y es un signo del progreso y el avance hacia la tolerancia de nuestra sociedad el hecho de que se les permita mantener relaciones estables reguladas por el Derecho Civil con el nombre de matrimonio, en lugar de obligarles a una vida de miedo y persecución (el linchamiento del gay no es precisamente una práctica remota en la historia).
- El argumento de que "el fin del matrimonio es la procreación" es insostenible (quede claro que estamos hablando siempre en el terreno del matrimonio civil): lo cierto es que Estados Unidos permite el matrimonio de personas que han pasado ya la edad de procrear (y el de presos en el corredor de la muerte, y el de personas que no quieren tener hijos), por lo que es evidente que no se puede usar este argumento contra los gays.
- El argumento de que el matrimonio homosexual "daña" el matrimonio heterosexual tampoco se sostiene. Yo estoy casado, y en modo alguno he sentido que mi matrimonio se haya visto dañado cuando España permitió el matrimonio homosexual. Como señala Olson, el abogado que representa a California no fue capaz de decirle al juez federal ni una sola razón por la que el matrimonio heterosexual se vería dañado por el homosexual.
Una divertida estadística preparada por Nate Silver muestra que, de hecho, los Estados norteamericanos que permiten el matrimonio gay tienen menos divorcios por matrimonio que los Estados que han vetado en sus constituciones dicha modalidad de matrimonio (lo que no deja de tener su lógica, por cuanto en realidad el matrimonio gay refuerza y no debilita la institución matrimonial).
- En esencia, se les está diciendo a los gays que sus relaciones son de segunda categoría, y que no merecen la "equal protection of the laws". Se trata de una discriminación de carácter inconstitucional.
- Olson señala que la homosexualidad es una característica genética, tanto como ser zurdo, y que la Constitución, aunque permite la libertad de expresar las convicciones religiosas individuales, no permite la imposición de las mismas a nivel colectivo.
- Por último, Olson señala algo que a muchos conservadores les irrita, pero que me temo que es cierto: la oposición al matrimonio gay se basa en los mismos prejuicios en los que se basaba la oposición al matrimonio interracial hasta 1967, cuanto el Tribunal Supremo lo declaró inconstitucional.
c) La jurisprudencia del Tribunal Supremo conduce inexorablemente hasta el reconocimiento del matrimonio gay. En particular, Lawrence v. Texas (2003), Sentencia en la que el Tribunal, por una mayoría de 5-4 (6-3 en cuanto al resultado), declaró la ley anti-sodomía de Texas como inconstitucional, por cuanto constituía una intromisión inaceptable en la privacidad personal. Me remito a los comentarios de Olson sobre el particular en su artículo, que son muy claros.
d) Olson acaba señalando la incongruencia de que California tenga ahora tres clases de personas en función de su estado civil: heterosexuales que sí pueden casarse (incluyendo condenados a muerte, maltratadores, etc), 18.000 homosexuales y lesbianas que se casaron mientras el matrimonio gay estuvo en vigor, y el resto de homosexuales y lesbianas que ya no pueden casarse (aunque moralmente sean mucho mejores personas que esos asesinos y maltratadores heterosexuales que sí pueden hacerlo).
Insisto: recomiendo la lectura del artículo en su integridad, pues está escrito por un conservador para conservadores, y porque marca los argumentos esenciales que llevarán al Tribunal Supremo a declarar inconstitucional a nivel federal el veto al matrimonio gay en algún momento de esta década.
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