Comentábamos en nuestro último post con cierto detenimiento las características más relevantes de la jurisprudencia del magistrado John Paul Stevens, que ayer cumplió 90 años y que se retirará al final de este año judicial (en torno al 30 de junio) del Tribunal Supremo de Estados Unidos.
¿Por qué es relevante la retirada de John Paul Stevens? Obviamente, la retirada de cualquier magistrado del Tribunal Supremo es relevante, porque son sólo nueve Magistrados y tienen carácter vitalicio (pueden ejercer como Magistrados hasta que mueran, se retiren por edad ó incapacidad o se vean obligados a dimitir por algún escándalo -esto pasa muy pocas veces; la última vez ocurrió en 1969, cuando Abe Fortas dimitió por un escándalo de corrupción-).
Pero la retirada de Stevens es más importante de lo habitual por varios motivos: en primer lugar, por cuanto lleva 34 años y medio en el Tribunal (12.542 días en la fecha de este post), lo que le convierte en el cuarto Juez más veterano en el cargo de la historia del Tribunal Supremo (el tercero para cuando se retire de aquí a dos meses; está a punto de superar al mítico John Marshall), y el segundo más longevo, sólo por detrás de Oliver Wendell Holmes Jr.
Por supuesto, longevidad y veteranía no bastan para justificar la importancia de un Juez, pero Stevens ha sido un Magistrado enormemente relevante: ha sido el ponente en Sentencias importantísimas, como Hamdan v. Rumsfeld (2006), en la que una mayoría de 5 a 4 mantuvo que las comisiones militares previstas por la Administración Bush para juzgar a los detenidos de Guantánamo violaban el Código de Justicia Militar y las Convenciones de Ginebra, o Atkins v. Virginia (2002), que declaró la inconstitucionalidad de la pena de muerte impuesta a discapacitados psíquicos por 6 a 3.
Pero su mayor importancia, especialmente desde 1994, ha sido su condición de Magistrado decano del Tribunal Supremo, de la que se deriva su poder para asignar la redacción de numerosas opiniones. Esto exige una explicación más detallada.
Tradicionalmente, la decisión de a quién se le asigna la redacción de cada Sentencia del Supremo le corresponde al Presidente del Tribunal Supremo (en la actualidad, John Roberts, nombrado por Bush en 2005), siempre y cuando se encuentre en la mayoría en el caso concreto. Caso de que el Presidente se encuentre en la minoría, la decisión de a quién asignar la redacción de la Sentencia le corresponde al Magistrado con más años de servicio en el Tribunal (posición que ocupa desde 1994 John Paul Stevens), siempre que se encuentre en la mayoría, claro.
El poder de asignación de mayorías es muy importante en un Tribunal tan dividido como el Supremo, especialmente cuando el Presidente del Tribunal Supremo pertenece a una de las alas conservadora o liberal del Tribunal y el magistrado decano pertenece a la otra, como lleva ocurriendo desde 1969 aproximadamente.
Entre 1953 y 1969 el Presidente del Tribunal Supremo era Earl Warren, un exgobernador republicano de California nombrado por Eisenhower que, sin embargo, resultó ser un profundo liberal. Sin embargo, como los magistrados decanos del Supremo en ese período (Black y Douglas) eran tan o más liberales que Warren, y el resto de los miembros del Tribunal eran en su mayoría liberales o centristas, no existía esa tensión conservadores-liberales que se produce en la actualidad. En particular, entre 1962 y 1969 el Tribunal disponía de una sólida mayoría liberal de 5 o 6 magistrados que llevó al Supremo a algunas de sus decisiones más "de izquierdas" (para los estándares americanos).
Desde 1969 y en adelante, en cambio, el Presidente del Tribunal Supremo ha sido un conservador elegido por un republicano, mientras que el magistrado decano del Supremo ha sido durante la mayor parte del tiempo un liberal (curiosamente, también elegido por un republicano).
Así, entre 1969 y 1986 el Presidente del Tribunal Supremo fue Warren Burger, conservador nombrado por Nixon, y su antagonista liberal fue William Brennan, decano del Tribunal entre 1975 y 1990, y encargado, por lo tanto, de asignar las opiniones cuando Burger no se hallaba en la mayoría.
Entre 1986 y 2005, el Presidente del Tribunal Supremo fue William Rehnquist, conservador nombrado primero por Nixon y elevado a la Presidencia por Reagan, y sus antagonistas liberales fueron el ya mencionado Brennan y tras un breve interregno, John Paul Stevens, decano del Tribunal entre 1994 y la actualidad, y que solía encontrarse en el lado opuesto a Rehnquist.
Tras el fallecimiento de Rehnquist en 2005, el Presidente del Tribunal ha sido John Roberts, nombrado por George Bush Jr., y su antagonista liberal durante este primer lustro ha continuado siendo Stevens.
Brennan ha pasado a la historia por su habilidad "para contar hasta cinco" (es decir, para conseguir cinco votos para sus opiniones). Pero como señala este articulo, Brennan contó durante la mayor parte de su período en el Tribunal con un bloque de Magistrados centristas con el que era posible forjar amplias coaliciones.
Stevens ya no contaba con esa ventaja cuando asumió el rol de "líder de los liberales en 1994". En aquel entonces, el Tribunal se componía de tres conservadores (Rehnquist, Scalia y Thomas), cuatro liberales (moderados en comparación con los leones liberales del pasado como Brennan o Thurgood Marshall): Ginsburg, Souter, Breyer y el propio Stevens, y dos conservadores moderados (O' Connor y Kennedy).
Stevens se ha pasado los últimos quince años intentando forjar mayorías compuestas por los cuatro liberales y O'Connor y/o Kennedy. El mecanismo de asignación de la opinión ha sido su gran baza: cuanto Stevens consideraba que el voto más débil con el que contaba su mayoría era el de O' Connor o Kennedy, les asignaba de manera sistemática la opinión. Así se han forjado algunas de las grandes victorias "liberales" en el Supremo en los últimos años: Lawrence v. Texas (inconstitucionalidad de las leyes criminalizadoras de la sodomía) o Roper v. Simmons (inconstitucionalidad de la pena de muerte para menores de edad) fueron opiniones que salieron adelante por 5 a 4, siendo el quinto voto decisivo el de Anthony Kennedy, al que Stevens asignó la opinión en ambos casos (con lo que consiguió solidificar el apoyo de éste).
Por supuesto, el poder de asignación de la opinión llega hasta donde llega: Kennedy y O' Connor son más conservadores que centristas y en numerosos casos no querían (o quieren, en el caso de Kennedy) formar parte de una mayoría que adoptara decisiones más liberales.
Pero ahora, con la retirada de Stevens, se produce por primera vez en muchos años una situación sumamente peculiar: el Presidente del Supremo es conservador, el Juez decano (Scalia) lo es más todavía, el siguiente por antigüedad, Kennedy, es el conservador moderado, y el siguiente Thomas, es el más conservador de todo el Supremo.
Por lo tanto, una mayoría "liberal" de cinco necesitará el voto (por orden de antigüedad) de Kennedy, Ginsburg, Breyer, Sotomayor y el sustituto de Stevens, pero será el propio Kennedy el encargado de asignar la opinión en su condición de "decano del ala liberal".
En otras palabras: para adoptar decisiones liberales, será precisamente el "eslabón más débil" de la cadena, Anthony Kennedy, el encargado de decidir no sólo ya en qué sentido se decantarán los casos más controvertidos, sino quién redactará dichas opiniones.
Así, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que ya era conocido como "The Kennedy Court", lo será todavía más en el futuro inmediato.
Para leer más (y mejor, porque este post me ha salido algo confuso) sobre la nueva dinámica en el Tribunal tras la retirada de Stevens, recomiendo este estupendo artículo en SCOTUSblog, y estos dos excelentes artículos breves en el blog Speaking of Stevens sobre la asignación de opiniones por parte de Stevens.
Desde 1969 y en adelante, en cambio, el Presidente del Tribunal Supremo ha sido un conservador elegido por un republicano, mientras que el magistrado decano del Supremo ha sido durante la mayor parte del tiempo un liberal (curiosamente, también elegido por un republicano).
Así, entre 1969 y 1986 el Presidente del Tribunal Supremo fue Warren Burger, conservador nombrado por Nixon, y su antagonista liberal fue William Brennan, decano del Tribunal entre 1975 y 1990, y encargado, por lo tanto, de asignar las opiniones cuando Burger no se hallaba en la mayoría.
Entre 1986 y 2005, el Presidente del Tribunal Supremo fue William Rehnquist, conservador nombrado primero por Nixon y elevado a la Presidencia por Reagan, y sus antagonistas liberales fueron el ya mencionado Brennan y tras un breve interregno, John Paul Stevens, decano del Tribunal entre 1994 y la actualidad, y que solía encontrarse en el lado opuesto a Rehnquist.
Tras el fallecimiento de Rehnquist en 2005, el Presidente del Tribunal ha sido John Roberts, nombrado por George Bush Jr., y su antagonista liberal durante este primer lustro ha continuado siendo Stevens.
Brennan ha pasado a la historia por su habilidad "para contar hasta cinco" (es decir, para conseguir cinco votos para sus opiniones). Pero como señala este articulo, Brennan contó durante la mayor parte de su período en el Tribunal con un bloque de Magistrados centristas con el que era posible forjar amplias coaliciones.
Stevens ya no contaba con esa ventaja cuando asumió el rol de "líder de los liberales en 1994". En aquel entonces, el Tribunal se componía de tres conservadores (Rehnquist, Scalia y Thomas), cuatro liberales (moderados en comparación con los leones liberales del pasado como Brennan o Thurgood Marshall): Ginsburg, Souter, Breyer y el propio Stevens, y dos conservadores moderados (O' Connor y Kennedy).
Stevens se ha pasado los últimos quince años intentando forjar mayorías compuestas por los cuatro liberales y O'Connor y/o Kennedy. El mecanismo de asignación de la opinión ha sido su gran baza: cuanto Stevens consideraba que el voto más débil con el que contaba su mayoría era el de O' Connor o Kennedy, les asignaba de manera sistemática la opinión. Así se han forjado algunas de las grandes victorias "liberales" en el Supremo en los últimos años: Lawrence v. Texas (inconstitucionalidad de las leyes criminalizadoras de la sodomía) o Roper v. Simmons (inconstitucionalidad de la pena de muerte para menores de edad) fueron opiniones que salieron adelante por 5 a 4, siendo el quinto voto decisivo el de Anthony Kennedy, al que Stevens asignó la opinión en ambos casos (con lo que consiguió solidificar el apoyo de éste).
Por supuesto, el poder de asignación de la opinión llega hasta donde llega: Kennedy y O' Connor son más conservadores que centristas y en numerosos casos no querían (o quieren, en el caso de Kennedy) formar parte de una mayoría que adoptara decisiones más liberales.
Pero ahora, con la retirada de Stevens, se produce por primera vez en muchos años una situación sumamente peculiar: el Presidente del Supremo es conservador, el Juez decano (Scalia) lo es más todavía, el siguiente por antigüedad, Kennedy, es el conservador moderado, y el siguiente Thomas, es el más conservador de todo el Supremo.
Por lo tanto, una mayoría "liberal" de cinco necesitará el voto (por orden de antigüedad) de Kennedy, Ginsburg, Breyer, Sotomayor y el sustituto de Stevens, pero será el propio Kennedy el encargado de asignar la opinión en su condición de "decano del ala liberal".
En otras palabras: para adoptar decisiones liberales, será precisamente el "eslabón más débil" de la cadena, Anthony Kennedy, el encargado de decidir no sólo ya en qué sentido se decantarán los casos más controvertidos, sino quién redactará dichas opiniones.
Así, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que ya era conocido como "The Kennedy Court", lo será todavía más en el futuro inmediato.
Para leer más (y mejor, porque este post me ha salido algo confuso) sobre la nueva dinámica en el Tribunal tras la retirada de Stevens, recomiendo este estupendo artículo en SCOTUSblog, y estos dos excelentes artículos breves en el blog Speaking of Stevens sobre la asignación de opiniones por parte de Stevens.
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