domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Locura total o un mero transtorno mental transitorio?: las primarias republicanas

Si hace una semana decíamos que resultaba evidente que Hillary Clinton iba a ganar las primarias demócratas, y que además iba a hacerlo con claridad, en esta ocasión, en que analizamos el estado en que se encuentran las primarias republicanas, resulta imposible predecir quíen va a ser el ganador. A lo máximo a lo que vamos a aspirar es a señalar a los candidatos más probables a la victoria.

En primer lugar, los datos que se suelen usar para determinar quiénes son los favoritos no son especialmente claros en estas primarias:

1) En cuanto a los apoyos dentro del Partido Republicano, si acudimos a la tabla de apoyos explícitos que contabiliza diariamente Fivethirtyeight, el blog de Nate Silver, a día de hoy vemos un panorama sumamente dividido, sin níngún candidato verdaderamente dominador:

- Jeb Bush, que es el candidato con más apoyos, apenas tiene 36 "puntos" de apoyo (Silver atribuye 10 puntos por gobernador, 5 por senador y 1 por congresista), lo que supone que su candidatura es apoyada por 0 de los 31 gobernadores republicanos, 3 de los 54 senadores, y 21 de los 247 congresistas (y de éstos, 11 son del Estado del que fue gobernador, Florida)

Recordemos, a modo de comparación, que Hillary, a día de hoy, tiene 391 puntos de apoyo. Así pues, es evidente que Bush, pese a ser hijo y hermano de presidentes, no ha conseguido por el momento aglutinar ni muchísimo menos a su partido. Los restantes candidatos están aún peor en apoyos (a Chris Christie le apoyan dos gobernadores pero sólo cinco congresistas, por ejemplo).

Resulta evidente que la inmensa mayoría del partido republicano está indeciso y no sabe cuál es el mejor candidato para confrontarlo con Hillary Clinton.

2) El dinero recaudado clarifica algo la situación, pero sólo hasta cierto punto:

- Jeb Bush es el candidato que ha recaudado más hasta el momento (133,3 millones de dólares), pero de esa suma "sólo" 24,8 millones son contribuciones individuales, mientras que 108,5 millones pertenecen a dinero recaudado por Comites de Acción Política (Super Pacs), dinero que no puede ser empleado en contratar personal para la campaña, por ejemplo.

(Por ejemplo, si lo comparamos con Hillary, veremos que ésta ha recaudado menos en total que Bush -97,7 millones de Euros- pero su distribución es exactamente inversa: 77,5 millones en contribuciones individuales, y 20,3 de Super Pacs. Esto indica un apoyo mucho más diversificado para Hillary).

Entre los demás republicanos hay que destacar a Ted Cruz (64,9 millones de Euros en total, 26,6 millones en contribuciones individuales -mejor que Bush- y 38,4 millones en Super Pacs), Marco Rubio (47,7 millones en total, 14,6 en contribuciones individuales, 17,3 en Super Pacs y 15,8 en "otros grupos"), y Ben Carson (31,6 millones en total, y en su práctica totalidad en contribuciones individuales, lo que revela que es el candidato que genera más entusiasmo en ciertas bases republicanas. Los demás candidatos están por debajo de los 20 millones de recaudación (Donald Trump, como es multimillonario, apenas está haciendo labores de captación de fondos).

Los datos de recaudación están todos extraídos del New York Times.

3) En cuanto a las encuestas, aunque no tienen mucho valor a tres meses de las primeras primarias, muestran a día de hoy un panorama que no tiene mucho que ver con los dos parámetros que hemos expuesto con anterioridad.

Así, en Iowa, donde se celebran los primeros caucus, tras varios meses en los que Donald Trump ha dominado, parece que ahora Ben Carson es el claro líder, con Ted Cruz y Marco Rubio a mucha distancia de ambos:



Por su parte, en New Hampshire, donde se celebran las primeras primarias, las posiciones están invertidas, con Donald Trump en primer lugar y Ben Carson en segundo lugar, y Carly Fiorina (la única mujer candidata), Jeb Bush y John Kasich a bastante distancia:


4) Escojo las encuestas de Iowa y New Hampshire a conciencia, rechazando las encuestas a nivel nacional, por un motivo muy sencillo: las primarias se celebran Estado por Estado, no a nivel nacional. Si obtiene un buen resultado en Iowa y New Hampshire, el candidato en cuestión mejora diametralmente sus resultados en las encuestas nacionales y en las siguientes primarias (eso, por ejemplo, le ocurrió a Rick Santorum en 2012). Y a la inversa: si fracasa en las primeras primarias, el candidato perderá rápidamente fuelle a nivel nacional y en las siguientes primarias (le ocurrió a Rudy Giuliani en 2008).

5) Una vez expuesta la situación en trazos generales, vamos a las posibilidades concretas de los candidatos, a los que vamos a agrupar en primer lugar en dos grupos: políticos profesionales y "novedades".

- Las "novedades" son tres: Donald Trump, un millonario neoyorquino, Ben Carson, un neurocirujano de gran prestigio en Detroit, y Carly Fiorina, una ejecutiva del sector de las nuevas tecnologías de California.

Ninguno de estos tres candidatos ha ejercido jamás un cargo político representativo: gobernador, senador o siquiera congresista (Carly Fiorina intentó ganar un escaño al Senado en California en 2010, un gran año para los republicanos, y aún así perdió por 10 puntos).

Estos tres candidatos carecen de credenciales tradicionales para ganar la Presidencia de Estados Unidos (todos los candidatos que la han ganado desde 1932 han sido gobernadores u exgobernadores (Reagan, George Bush hijo o Bill Clinton), senadores (JFK u Obama), vicepresidentes o exvicepresidentes (Truman, Johnson o George Bush padre) o comandantes en jefe de las fuerzas armadas norteamericanas en la Segunda Guerra Mundial (Eisenhower).

Por otro lado, ninguno de los tres candidatos tiene posiciones aceptables en el marco de unas primarias republicanas, bien para las bases, bien para los donantes y miembros del Partido.

Trump siempre ha mantenido posiciones clásicas del establishment republicano de Nueva York: conservador en lo económico y moderado/liberal en lo social. Lo único que resulta sorprendente en la campaña de Trump es su rabioso discurso antiinmigrante, que no coincide con las posiciones de ese ala del partido (que quiere mano de obra barata para sus empresas), pero que enardece a las bases.

Trump se declara ahora contrario al aborto, pero todos sabemos que eso es falso. Por otra parte, sus prácticas como empresario de casinos, su disipada vida conyugal (tres matrimonios, con divorcios sonoros) le alejan mucho del perfil del votante republicano medio. Aunque gracias a su discurso antiinmigración se ha mantenido en lo alto de las encuestas, a medida que los votantes se van familiarizando con candidatos más serios, lo lógico es que vaya perdiendo apoyos (de hecho, las encuestas más recientes en Iowa y New Hampshire muestran que eso es lo que está sucediendo).

Otro tanto se puede decir de Carly Fiorina, cuya única función en las primarias republicanas está siendo demostrar que no todos los candidatos son hombres. Por lo demás, su gestión como ejecutiva en Lucent o Hewlett Packard fue más bien negativa, y tambíen recae sobre ella la sospecha, como californiana, de que sus posiciones en el ámbito social son mucho más moderadas que las del Partido en general y que, como San Pablo, ha sufrido una súbita conversión en el camino hacia la Casa Blanca.

Ben Carson, por su parte, es un candidato que está excesivamente a la derecha del republicano medio: radicalmente contrario al aborto en cualquier caso, al matrimonio homosexual, totalmente ignorante en materia económica (no parece entender que es el "límite de deuda", y ha abogado repetidas veces por no elevarlo, lo que llevaría a la suspensión de pagos de Estados Unidos), ha llegado a declarar que la reforma de los seguros médicos impulsada por el presidente Obama en esta legislatura es lo peor que le ha pasado a Estados Unidos "desde la esclavitud" (se ve que la segregación racial, los linchamientos, el gangsterismo provocado por la Ley Seca, la Gran Depresión, la guerra de Vietnam son menos graves que que la gente no se arruine por sus gastos médicos).

- En cuanto a los políticos profesionales, hay una larga lista de doce candidatos que reúnen, todos ellos, credenciales tradicionales para aspirar a la Presidencia:

Jeb Bush: gobernador de Florida (1999-2007)
Marco Rubio: senador de Florida (2011-)
Ted Cruz: senador de Texas (2013-)
John Kasich: gobernador de Ohio (2011-)
Chris Christie: gobernador de Nueva Jersey (2010-)
Rand Paul: senador de Kentucky (2011-)
Mike Huckabee: gobernador de Arkansas (1996-2007)
Lindsey Graham: senador de Carolina del Sur (2003-)
Rick Santorum: senador de Pennsylvania (1995-2007)
Bobby Jindal: gobernador de Louisiana (2008-)
George Pataki: gobernador de Nueva York (1995-2006)
Jim Gilmore: gobernador de Virginia (1998-2002)

En líneas generales, merece la pena señalar que los políticos que lo están haciendo mejor son aquellos que están todavía en activo. Aquellos que han salido del retiro para la campaña (Bush, Pataki, Gilmore, incluso Huckabee) están claramente oxidados después de más de una década de no participar en procesos electorales.

En cuanto a los demás, a día de hoy candidatos como Santorum (demasiado conservador), Christie o Graham (demasiado moderados), Paul (demasiado libertario) o Jindal (que ha resultado ser un fracaso como gobernador de su Estado) no parecen tener muchas esperanzas y tampoco están consiguiendo muchos apoyos políticos o pecuniarios.

Todo parece indicar que una vez que el público concentre su atención en la contienda, y Trump, Carson y Fiorina vayan perdiendo votos, sólo Rubio y Cruz (y quizá Kasich) estarán en condiciones de aspirar a ganar las primarias. Y a pesar de todo, Bush, aunque sólo sea por venir de una familia con dos expresidentes, no puede ser descartado por completo.

En las próximas semanas deberíamos ver cómo algunos de los candidatos con menos financiación abandonan (como ya lo hicieron Scott Walker, el gobernador de Wisconsin o Rick Perry, el exgobernador de Texas), pero es muy probable que lleguemos todavía a Iowa, a principios de febrero, con entre 10 y 12 candidatos, dado que muchos no tienen incentivos para abandonar hasta el veredicto de los electores (Santorum, por ejemplo, no despegó en las primarias de 2012 hasta 15 días antes de la votación).

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