sábado, 14 de noviembre de 2020

La batalla por el Congreso: decepciones demócratas

Los resultados de las elecciones al Congreso fueron un tanto decepcionantes para los demócratas, que según los sondeos esperaban aumentar ligeramente su ya cómoda mayoría (235-200) y, en cambio, han visto como la misma se reducía como mínimo en 10 escaños, y quizá incluso más, a la vista de la evolución de los últimos conteos de voto.

La gente de Cook Political Report lleva a cabo un seguimiento del recuento en cada uno de los 435 distritos, y en estos momentos calculan que los demócratas lideran con 221 escaños frente a 207 escaños republicanos, con 7 escaños todavía por asignar, de los cuales algunos todavía se decantarán por el GOP.

Éste es el mapa por el momento, pendiente de alguna actualización:



Concretamente, los republicanos llevan ganados hasta ahora 2 escaños en California, 2 en Florida, 1 en Iowa, 1 en Michigan (este a un exrepublicano convertido en libertario), 1 en Minnesota, 1 en Nuevo Mexico, 1 en Nueva York, 1 en Oklahoma y 1 en Carolina del Sur.

1) La explicación de todas esas victorias republicanas es sencilla, aunque polivalente: en una elección relativamente apretada (Biden parece que acabará ganando 51-47, más o menos), había demócratas en distritos tradicionalmente MUY republicanos (los distritos perdidos en Minnesota, Oklahoma o Carolina del Sur son entre 10 y 12 puntos más republicanos que la media del país, según el índice de partidismo de distritos elaborado también por el Cook Political Report), distritos rurales en los que los demócratas retrocedieron o suburbanos en los que la subida demócrata no fue suficiente para impulsar a su candidato al distrito.

El retroceso demócrata en el voto hispano permite explicar varias derrotas más, como las de Florida, Nuevo Mexico o California, todas ellas en distritos con fuerte población hispana en unas elecciones en que, a medida que se van asentando los datos, parece claro que los republicanos han conseguido uno de los mejores porcentajes de voto hispano de su historia.

2) Los demócratas, en cambio, han ganado sólo un distrito en Georgia (aquí, claramente por la evolución del voto suburbano de Atlanta en su favor) y 2 en Carolina del Norte (estos por una decisión del Tribunal Supremo del Estado para que la representación no estuviera tan desequilibrada a favor de los republicanos).

3) Daily Kos lleva a cabo cada cuatro años una tarea de Sísifo: calcular el resultado de las elecciones presidenciales en cada distrito al Congreso a medida que los Estados van certificando su voto. Por ahora, sólo han podido efectuar los cálculos respecto de cuatro Estados: Delaware y Wyoming (éstos son fáciles, porque ambos Estados aportan sólo UN distrito al Congreso) y Oklahoma y Carolina del Sur (que tienen más mérito, porque cada Estado tiene varios distritos en el Congreso).

Oklahoma y Carolina del Sur son especialmente interesantes porque en ambos hay al menos un distrito que los demócratas han perdido, pese a que los candidatos que presentaban eran moderados y lo han hecho mejor que Biden.

Esto se extrae de las tablas de Daily Kos que mencionábamos antes. Veamos los resultados en el quinto distrito de Oklahoma:

- Resultado de las presidenciales: 

Trump 51,6- Biden 46 (en 2016 fue Trump 53,2- Clinton 39,8)

- Resultado de las elecciones al Congreso:

Stephanie Bice (R) 52,1- Kendra Horn (D) 47,9 (titular del escaño)

Como se puede ver, aquí han pasado dos cosas simultáneas: Biden ha mejorado claramente los resultados demócratas en el distrito (que ha pasado de votar a Trump por 13,4 puntos a 4,6) y la congresista demócrata simultáneamente lo ha hecho 2 puntos mejor que Biden, pero aún así no ha sido suficiente para salvarlo.

Y el mismo fenómeno se observa en el primer distrito de Carolina del Sur

- Resultado de las presidenciales: 

Trump 52,1- Biden 46,1 (en 2016 fue Trump 53,5- Clinton 40,4)

- Resultado de las elecciones al Congreso:

Nancy Mace (R) 50,6- Joe Cunningham (D) 49,3 (titular del escaño)

Aquí ha ocurrido lo mismo que en Oklahoma: Biden ha mejorado claramente los resultados demócratas en el distrito (que ha pasado de votar a Trump por 13,1 puntos a 6) y el congresista demócrata simultáneamente lo ha hecho 3 puntos mejor que Biden, pero, una vez más, eso no ha sido suficiente para salvar el escaño.

4) El problema inverso se ha dado en algunos distritos en los que los demócratas han aportado un candidato demasiado de izquierdas para el distrito. El ejemplo más característico hasta el momento es el segundo distrito al Congreso de Nebraska (que abarca la ciudad de Omaha y sus suburbios). Biden ha conseguido ganarlo por casi 7 puntos (en 2016 Trump lo había ganado por 2), pero la candidata demócrata, Kara Eastman, que ya se había presentado (y perdido) en 2018 tras derrotar en las primarias al excongresista (más moderado) Brad Ashford, consiguió 6 puntos menos que Biden y perdió.


Todo esto nos conduce a una conclusión provisional: muchos votantes en distritos disputados con congresistas republicanos han votado simultáneamente a Biden, porque no soportan el tono beligerante de Trump, pero no están descontentos con su congresista del GOP y lo han mantenido, lo que prácticamente obliga a presentar a candidatos moderados en esos distritos si se quiere tener alguna esperanza de éxito.

5) Y todo ello deviene más urgente a la vista de que a lo largo del año que viene los Estados iniciarán su proceso de rediseño de los distritos al Congreso, una tarea que recae sobre las legislaturas estatales, que están en estos momentos controladas en su mayoría por los republicanos: de hecho, en estas elecciones los demócratas han perdido más de 80 escaños en las distintas legislaturas estatales.

Las perspectivas son ominosas para los demócratas: según estos dos artículos de Sean Trende, los demócratas empezarán el ciclo de 2022 habiendo perdido al menos 6 escaños a raíz de la necesidad de redistribuir los escaños del Congreso por los cambios de población y en base a los "gerrymandering" en que incurran las legislaturas republicanas. Perder 6 escaños ya supondría perder la mayoría.

6) En resumen: Pelosi va a tener problemas para manejar su mayoría en los próximos dos años, dado que va a necesitarla casi entera en cada votación para sacar las leyes adelante (y eso suponiendo que el Senado finalmente acabe en manos demócratas, algo improbable), y seguramente la perderá en dos años, por efecto del rediseño de distritos y del castigo que suele sufrir el partido del Presidente en las elecciones de medio mandato.

domingo, 8 de noviembre de 2020

La batalla por el Senado: todos los ojos puestos en Georgia

La trabajada victoria de Joe Biden no puede ocultar a los demócratas que en el resto de lizas electorales del día los resultados han sido un tanto decepcionantes. En el Senado, con los resultados provisionales de que disponemos, los demócratas habrían ganado un sólo escaño neto respecto a 2 años atrás: han perdido el escaño de Alabama y por el momento sólo lo han compensado con victorias en Colorado y Arizona.

A falta de los conteos en Carolina del Norte y Alaska (donde los candidatos republicanos son claramente favoritos, a mi juicio) y de las segundas vueltas en Georgia (de las que hablaremos con más detenimiento), el marcador ahora mismo está empatado, 48-48, pero con un claro potencial de 50-48 para los republicanos una vez finalicen los conteos antedichos.

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¿Por qué ha ocurrido esto?

1) En primer lugar, por una circunstancia que estaba fuera del control de los demócratas: de las tres clases del Senado (la I, la II y la III, que se renuevan bianualmente), la II es, hoy por hoy, la más republicana. De hecho, como se puede ver en el siguiente mapa, de las 35 elecciones (33 normales, y 2 especiales) de 2020, 23 se celebraban en Estados ganados por Trump en 2016 y solo 12 en Estados ganados por Clinton:





2) De hecho, no ha habido NI UN SOLO candidato demócrata al Senado en un Estado ganado por Trump que haya logrado ganarlo a su vez. Los únicos candidatos demócratas que se han quedado cerca son aquellos que han competido en Estados en los que Biden ha quedado cerca (Carolina del Norte). Pero la polarización partidista ha alcanzado claramente ya al Senado: incluso un candidato demócrata popular en Montana (Steve Bullock, el gobernador saliente), ha conseguido sólo 4,4 puntos más que Biden (y aún así se ha quedado a 10 puntos de la victoria).

3) A la inversa, para desgracia de los demócratas, ha habido una candidata republicana que ha sido capaz de ganar en un Estado demócrata: Susan Collins, en Maine, cuyo resultado ha sido 7 puntos superior al de Trump en su Estado (la diferencia entre la victoria y la derrota).

4) La polarización en el Senado es una mala noticia para los demócratas, porque éste es en la actualidad una institución escorada hacia los republicanos: El porcentaje de voto de Trump rondará el 47% de los votos, pero muy probablemente el 50% de los Estados habrán votado republicano.

5) Quedan exactamente 3 senadores demócratas en Estados que han votado por Trump (Tester en Montana, Brown en Ohio y el más meritorio, Manchin en Virginia Occidental) y, a la espera de Georgia, 3 senadores republicanos en Estados que hayan votado por Biden (Johnson en Wisconsin, Toomey en Pennsylvania -que además ya ha anunciado su retirada- y Susan Collins en Maine). Me atrevo a decir, tirando de memoria, que son los números más polarizados en los últimos 100 años, como mínimo.

6) El control del Senado es importantísimo: no sólo porque aprueba las leyes conjuntamente con el Congreso, sino porque es potestad del Senado aprobar los nombramientos del Gabinete y de TODOS los jueces federales. Si la experiencia de 2014-2016 es guía (y no veo por qué no debería serlo). McConnell le hará la vida imposible a Biden y ralentizará y bloqueará todos los nombramientos que pueda y Biden estará a expensas de lo que decidan apoyar la recién reelegida Senadora republicana por Maine, Susan Collins, y Lisa Murkowski, de Alaska, las dos miembros más moderadas del caucus republicano.

7) Por eso la batalla por el Senado es tan importante: el 5 de enero habrá una segunda vuelta en Georgia para dirimir los dos escaños por el Senado (uno para un periodo de 6 años, y otro -especial- para un periodo de 2 años). Si los demócratas ganan los 2 escaños, tendrán 50 escaños en el Senado, los republicanos 50, y la vicepresidenta, Kamala Harris, en su condición de Presidenta del Senado, tendrá la potestad de desempatar. Eso pondría a los demócratas en manos de Joe Manchin, el senador demócrata conservador de Virginia Occidental, pero al menos es un miembro del Partido Demócrata.

Como esta entrada ya es un poco larga, en otra ocasión hablaremos del desempate de Georgia.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Algunas conclusiones (totalmente provisionales) respecto a las elecciones presidenciales

1) La primera es evidente: Joe Biden ha ganado las elecciones norteamericanas, probablemente por 306 votos a 232 (curiosamente, el mismo margen, pero a la inversa, con el que Trump derrotó a Clinton en el Colegio Electoral en 2016). A priori, éste parece que será el mapa final:

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2) A pesar de la victoria de Biden, el sesgo republicano en el Colegio Electoral resulta notorio: para ganar por 306 a 232 votos electorales, Trump sólo necesitó PERDER por casi 3 millones de votos, mientras que Biden, por el momento está necesitando GANAR por 4,2 millones de votos.

3) Los sondeos han fallado notablemente, tanto a nivel nacional, donde el margen final que le otorgaban a Biden era de 8,4 puntos (en estos momentos es de 3,1 puntos, y aunque mejorará, se quedará lejos de esa cifra):


como a nivel estatal, donde ha habido algún fiasco especialmente notable, como Florida, donde una ventaja de Biden de 2,5 puntos quedó convertida en una victoria de Trump por 3,2:


Incluso donde los sondeos han acertado, la diferencia entre los márgenes es tan acusada que no es como para sentirse ni orgulloso ni tranquilo. Wisconsin, donde la ventaja de Biden en los sondeos era de 8,4 puntos, ha sido finalmente un Estado Biden +0,6.

Nate Silver ha mantenido un diálogo en Twitter con el periodista Chris Hayes explicando que los sondeos son aproximaciones y que los descuadres entre encuestas y resultados están (en la mayoría de los casos) dentro del margen de error de las primeras. La respuesta de Hayes ha sido contundente: si eso es así, la utilidad de las encuestas es muy limitada en el contexto de una nación polarizada, donde el resultado de las elecciones suele estar dentro del margen de error de las encuestas:


4) ¿Qué ha pasado, en cualquier caso? ¿Por qué este desfase entre sondeos y resultados? En honor a la verdad, los sondeos detectaron ya dos fenómenos en direcciones electorales opuestas que finalmente se han plasmado claramente en estas elecciones: por una parte, el desplazamiento del voto blanco con estudios universitarios hacia los demócratas y un correlativo desplazamiento hacia los republicanos del voto hispano (particularmente sin estudios).

Texas nos ofrece un magnífico ejemplo del choque entre estas dos tendencias. Comparemos, por ejemplo, los márgenes entre republicanos y demócratas entre 2016 y 2020: Tarrant, Collin y Denton, tres condados que pertenecen al área metropolitana de Dallas y que fueron en 2016 los tres condados más poblados del Estado que votaron republicano:

Tarrant 2016:

Trump 51,74%- Clinton 43,14% (Margen: Trump 8,6)

Tarrant 2020:

Trump: 49,14%- Biden 49,30% (Margen: Biden 0,16)

Collin 2016:

Trump 55,62%- Clinton 38,91% (Margen: Trump 16,71)

Collin 2020:

Trump: 51,55%- Biden 46,95% (Margen: Trump 4,6)

Denton 2016:

Trump 57,13%- Clinton 37,13% (Margen: Trump 20)

Denton 2020:

Trump 53,28% - Biden 45,16% (Margen: Trump 8,12) 

Con esta reducción en los márgenes republicanos en condados tan poblados, se podía entender el optimismo inicial de los demócratas en convertir a Texas en un Estado azul.

En los condados más urbanos y poblados de Texas (la propia Dallas o Harris -Houston) los demócratas han incrementado sus márgenes en sólo 2 o 3 puntos, pero el fiasco se ha producido en los condados hispanos. Veamos dos ejemplos característicos: los dos condados más poblados de Texas con nombre español: El Paso e Hidalgo, ambos fronterizos con México:

El Paso 2016:

Trump 25,94%- Clinton 69,08% (Margen: Clinton 43,14)

El Paso 2020:

Trump: 31,98%- Biden 66,95% (Margen: Biden 34,97)

Hidalgo 2016

Trump 28,05%- Clinton 68,50% (Margen: Clinton 40,45)

Hidalgo 2020

Trump 40,98%- Biden 58,06% (Margen: Biden 17,14) !!!!!! 

 ¿Qué ha ocurrido aquí?

Una primera posible explicación: el voto hispano sin estudios se está empezando a alinear con el voto blanco sin estudios hacia el Partido Republicano (todavía falta mucho para que estén alineados, pero parece claro que muchos hispanos han votado en términos de "nivel socioeconómico y de estudios" y no "étnico"). Y  no sólo en Texas: vemos el mismo fenómeno en Arizona o en Florida (y no sólo entre la comunidad cubanoamericana- en el condado de Osceola el grupo hispano más importante es puertorriqueño).

Al mismo tiempo, entre los votantes blancos con estudios universitarios de los suburbios se está produciendo el mismo fenómeno, pero a la inversa: el populismo de Trump ha repelido a muchos votantes republicanos tradicionales y los ha echado en brazos de los demócratas. Y no sólo en Texas. Lo vemos en los suburbios de Indianápolis, donde en el condado de Hamilton Trump batió a Hillary por 19,3 puntos y en cambio sólo ha derrotado a Biden por 6,81 puntos. Lo vemos en los suburbios de Atlanta, como el condado de Cobb, donde una ventaja de 2,1 puntos para Clinton en 2016 se ha convertido ahora en una ventaja (provisional) de 14,33 puntos para Biden. Lo vemos en muchísimos suburbios del Norte y del Sur.

Ahora bien: dado que los latinos sin estudios son un grupo más pequeño que los blancos con estudios, el saldo neto de ambos desplazamientos es favorable a Biden.

5) Otras cuestiones de cierto interés: el voto a terceros partidos se ha desplomado del 6% a una cifra inferior al 2%, como suele ocurrir cuando las elecciones se polarizan tanto como ha ocurrido esta vez (y tampoco se puede desdeñar el hecho de que en 2016 los libertarios presentaron a un candidato serio, un exgobernador republicano de Nuevo México y esta vez no).


martes, 3 de noviembre de 2020

Los índices de aprobación de Trump, Estado por Estado

Como hemos dicho en muchas ocasiones, debido a la existencia del Colegio Electoral, las elecciones americanas no son tanto una contienda, sino 51 distintas, una por Estado (más el Distrito de Columbia). En ese sentido, es importante conocer los índices de aprobación de Trump en cada uno de los Estados porque son un indicador muy claro del resultado electoral, dado que es improbable que un Estado cuyos ciudadanos desaprueben la gestión del Presidente le apoyen en su reelección.

Civiqs lleva desde el inicio de la Presidencia de Trump encuestando dichos índices de aprobación, y éste es el mapa final:

 
A primer golpe de vista, el mapa muestra cinco discrepancias relevantes con el mapa que refleja la media de las últimas encuestas estatales



En efecto, hay cinco Estados: Ohio, Texas, Iowa, Montana y Alaska en los que el índice de desaprobación de Trump excede de su índice de aprobación y en cambio las encuestas le dan como ganador (en el caso de Montana y Alaska, con cierta comodidad).

Se trata en casi todos los casos de márgenes muy estrechos (49 a 49 con el último decimal en contra de Trump, 48 a 49, 48 a 50), pero en el caso de Iowa la diferencia es 46 a 51, que ya empieza a ser relevante.

En principio, y mientras se demuestre lo contrario, las encuestas de intención de voto son nuestro punto de referencia, pero al menos en estos cinco Estados merece la pena seguir con interés el escrutinio esta noche, porque la impopularidad de Trump puede dar alguna sorpresa aquí.