sábado, 7 de noviembre de 2020

Algunas conclusiones (totalmente provisionales) respecto a las elecciones presidenciales

1) La primera es evidente: Joe Biden ha ganado las elecciones norteamericanas, probablemente por 306 votos a 232 (curiosamente, el mismo margen, pero a la inversa, con el que Trump derrotó a Clinton en el Colegio Electoral en 2016). A priori, éste parece que será el mapa final:

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2) A pesar de la victoria de Biden, el sesgo republicano en el Colegio Electoral resulta notorio: para ganar por 306 a 232 votos electorales, Trump sólo necesitó PERDER por casi 3 millones de votos, mientras que Biden, por el momento está necesitando GANAR por 4,2 millones de votos.

3) Los sondeos han fallado notablemente, tanto a nivel nacional, donde el margen final que le otorgaban a Biden era de 8,4 puntos (en estos momentos es de 3,1 puntos, y aunque mejorará, se quedará lejos de esa cifra):


como a nivel estatal, donde ha habido algún fiasco especialmente notable, como Florida, donde una ventaja de Biden de 2,5 puntos quedó convertida en una victoria de Trump por 3,2:


Incluso donde los sondeos han acertado, la diferencia entre los márgenes es tan acusada que no es como para sentirse ni orgulloso ni tranquilo. Wisconsin, donde la ventaja de Biden en los sondeos era de 8,4 puntos, ha sido finalmente un Estado Biden +0,6.

Nate Silver ha mantenido un diálogo en Twitter con el periodista Chris Hayes explicando que los sondeos son aproximaciones y que los descuadres entre encuestas y resultados están (en la mayoría de los casos) dentro del margen de error de las primeras. La respuesta de Hayes ha sido contundente: si eso es así, la utilidad de las encuestas es muy limitada en el contexto de una nación polarizada, donde el resultado de las elecciones suele estar dentro del margen de error de las encuestas:


4) ¿Qué ha pasado, en cualquier caso? ¿Por qué este desfase entre sondeos y resultados? En honor a la verdad, los sondeos detectaron ya dos fenómenos en direcciones electorales opuestas que finalmente se han plasmado claramente en estas elecciones: por una parte, el desplazamiento del voto blanco con estudios universitarios hacia los demócratas y un correlativo desplazamiento hacia los republicanos del voto hispano (particularmente sin estudios).

Texas nos ofrece un magnífico ejemplo del choque entre estas dos tendencias. Comparemos, por ejemplo, los márgenes entre republicanos y demócratas entre 2016 y 2020: Tarrant, Collin y Denton, tres condados que pertenecen al área metropolitana de Dallas y que fueron en 2016 los tres condados más poblados del Estado que votaron republicano:

Tarrant 2016:

Trump 51,74%- Clinton 43,14% (Margen: Trump 8,6)

Tarrant 2020:

Trump: 49,14%- Biden 49,30% (Margen: Biden 0,16)

Collin 2016:

Trump 55,62%- Clinton 38,91% (Margen: Trump 16,71)

Collin 2020:

Trump: 51,55%- Biden 46,95% (Margen: Trump 4,6)

Denton 2016:

Trump 57,13%- Clinton 37,13% (Margen: Trump 20)

Denton 2020:

Trump 53,28% - Biden 45,16% (Margen: Trump 8,12) 

Con esta reducción en los márgenes republicanos en condados tan poblados, se podía entender el optimismo inicial de los demócratas en convertir a Texas en un Estado azul.

En los condados más urbanos y poblados de Texas (la propia Dallas o Harris -Houston) los demócratas han incrementado sus márgenes en sólo 2 o 3 puntos, pero el fiasco se ha producido en los condados hispanos. Veamos dos ejemplos característicos: los dos condados más poblados de Texas con nombre español: El Paso e Hidalgo, ambos fronterizos con México:

El Paso 2016:

Trump 25,94%- Clinton 69,08% (Margen: Clinton 43,14)

El Paso 2020:

Trump: 31,98%- Biden 66,95% (Margen: Biden 34,97)

Hidalgo 2016

Trump 28,05%- Clinton 68,50% (Margen: Clinton 40,45)

Hidalgo 2020

Trump 40,98%- Biden 58,06% (Margen: Biden 17,14) !!!!!! 

 ¿Qué ha ocurrido aquí?

Una primera posible explicación: el voto hispano sin estudios se está empezando a alinear con el voto blanco sin estudios hacia el Partido Republicano (todavía falta mucho para que estén alineados, pero parece claro que muchos hispanos han votado en términos de "nivel socioeconómico y de estudios" y no "étnico"). Y  no sólo en Texas: vemos el mismo fenómeno en Arizona o en Florida (y no sólo entre la comunidad cubanoamericana- en el condado de Osceola el grupo hispano más importante es puertorriqueño).

Al mismo tiempo, entre los votantes blancos con estudios universitarios de los suburbios se está produciendo el mismo fenómeno, pero a la inversa: el populismo de Trump ha repelido a muchos votantes republicanos tradicionales y los ha echado en brazos de los demócratas. Y no sólo en Texas. Lo vemos en los suburbios de Indianápolis, donde en el condado de Hamilton Trump batió a Hillary por 19,3 puntos y en cambio sólo ha derrotado a Biden por 6,81 puntos. Lo vemos en los suburbios de Atlanta, como el condado de Cobb, donde una ventaja de 2,1 puntos para Clinton en 2016 se ha convertido ahora en una ventaja (provisional) de 14,33 puntos para Biden. Lo vemos en muchísimos suburbios del Norte y del Sur.

Ahora bien: dado que los latinos sin estudios son un grupo más pequeño que los blancos con estudios, el saldo neto de ambos desplazamientos es favorable a Biden.

5) Otras cuestiones de cierto interés: el voto a terceros partidos se ha desplomado del 6% a una cifra inferior al 2%, como suele ocurrir cuando las elecciones se polarizan tanto como ha ocurrido esta vez (y tampoco se puede desdeñar el hecho de que en 2016 los libertarios presentaron a un candidato serio, un exgobernador republicano de Nuevo México y esta vez no).


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