domingo, 8 de noviembre de 2020

La batalla por el Senado: todos los ojos puestos en Georgia

La trabajada victoria de Joe Biden no puede ocultar a los demócratas que en el resto de lizas electorales del día los resultados han sido un tanto decepcionantes. En el Senado, con los resultados provisionales de que disponemos, los demócratas habrían ganado un sólo escaño neto respecto a 2 años atrás: han perdido el escaño de Alabama y por el momento sólo lo han compensado con victorias en Colorado y Arizona.

A falta de los conteos en Carolina del Norte y Alaska (donde los candidatos republicanos son claramente favoritos, a mi juicio) y de las segundas vueltas en Georgia (de las que hablaremos con más detenimiento), el marcador ahora mismo está empatado, 48-48, pero con un claro potencial de 50-48 para los republicanos una vez finalicen los conteos antedichos.

Click the map to create your own at 270toWin.com
¿Por qué ha ocurrido esto?

1) En primer lugar, por una circunstancia que estaba fuera del control de los demócratas: de las tres clases del Senado (la I, la II y la III, que se renuevan bianualmente), la II es, hoy por hoy, la más republicana. De hecho, como se puede ver en el siguiente mapa, de las 35 elecciones (33 normales, y 2 especiales) de 2020, 23 se celebraban en Estados ganados por Trump en 2016 y solo 12 en Estados ganados por Clinton:





2) De hecho, no ha habido NI UN SOLO candidato demócrata al Senado en un Estado ganado por Trump que haya logrado ganarlo a su vez. Los únicos candidatos demócratas que se han quedado cerca son aquellos que han competido en Estados en los que Biden ha quedado cerca (Carolina del Norte). Pero la polarización partidista ha alcanzado claramente ya al Senado: incluso un candidato demócrata popular en Montana (Steve Bullock, el gobernador saliente), ha conseguido sólo 4,4 puntos más que Biden (y aún así se ha quedado a 10 puntos de la victoria).

3) A la inversa, para desgracia de los demócratas, ha habido una candidata republicana que ha sido capaz de ganar en un Estado demócrata: Susan Collins, en Maine, cuyo resultado ha sido 7 puntos superior al de Trump en su Estado (la diferencia entre la victoria y la derrota).

4) La polarización en el Senado es una mala noticia para los demócratas, porque éste es en la actualidad una institución escorada hacia los republicanos: El porcentaje de voto de Trump rondará el 47% de los votos, pero muy probablemente el 50% de los Estados habrán votado republicano.

5) Quedan exactamente 3 senadores demócratas en Estados que han votado por Trump (Tester en Montana, Brown en Ohio y el más meritorio, Manchin en Virginia Occidental) y, a la espera de Georgia, 3 senadores republicanos en Estados que hayan votado por Biden (Johnson en Wisconsin, Toomey en Pennsylvania -que además ya ha anunciado su retirada- y Susan Collins en Maine). Me atrevo a decir, tirando de memoria, que son los números más polarizados en los últimos 100 años, como mínimo.

6) El control del Senado es importantísimo: no sólo porque aprueba las leyes conjuntamente con el Congreso, sino porque es potestad del Senado aprobar los nombramientos del Gabinete y de TODOS los jueces federales. Si la experiencia de 2014-2016 es guía (y no veo por qué no debería serlo). McConnell le hará la vida imposible a Biden y ralentizará y bloqueará todos los nombramientos que pueda y Biden estará a expensas de lo que decidan apoyar la recién reelegida Senadora republicana por Maine, Susan Collins, y Lisa Murkowski, de Alaska, las dos miembros más moderadas del caucus republicano.

7) Por eso la batalla por el Senado es tan importante: el 5 de enero habrá una segunda vuelta en Georgia para dirimir los dos escaños por el Senado (uno para un periodo de 6 años, y otro -especial- para un periodo de 2 años). Si los demócratas ganan los 2 escaños, tendrán 50 escaños en el Senado, los republicanos 50, y la vicepresidenta, Kamala Harris, en su condición de Presidenta del Senado, tendrá la potestad de desempatar. Eso pondría a los demócratas en manos de Joe Manchin, el senador demócrata conservador de Virginia Occidental, pero al menos es un miembro del Partido Demócrata.

Como esta entrada ya es un poco larga, en otra ocasión hablaremos del desempate de Georgia.

No hay comentarios: