martes, 3 de marzo de 2009

Excurso: elecciones gallegas y vascas

Aunque nos alejemos completamente de las cuestiones habituales en este blog (que, en esencia, trata acerca del funcionamiento del sistema político americano), dado que a fin de cuentas se escribe desde España, he pensado que podríamos dedicarle ni siquiera unas líneas a los resultados electorales del pasado domingo en Galicia y el País Vasco.

Despachemos Galicia rápidamente: es evidente que la coalición PSOE- BNG, por una parte, no ha funcionado, y por otra, que la crisis económica afecta siempre más al Gobierno que a la oposición. El PP, lejos de desmoronarse, ha salido renovado de la partida de Fraga (cambiar un candidato de 82 años de edad por uno de 47 tiene algunas ventajas evidentes), ha recuperado terreno en las ciudades y ha avanzado en las provincias atlánticas, mientras que ha retrocedido ligerísimamente o se ha estancado en las dos interiores. Nuñez Feijoo puede estar más que satisfecho, y con él Rajoy, que se lo jugaba todo en estas elecciones y ha salido airoso y reforzado.

Pero el resultado verdaderamente fascinante es el del País Vasco, donde por primera vez desde 1980 el lehendakari no va a ser del PNV, y la mayoría de los escaños va a estar ocupada por partidos no nacionalistas vascos.

El resultado, para empezar, plantea una paradoja curiosa, sobre todo para este blog, que está interesado en los sistemas electorales y sus peculiaridades.

La paradoja es que PSOE, PP y UPyD, los tres partidos que apoyarán la investidura de Patxi López como lehendakari, suman (a falta de contar los votos del extranjero), en torno al 46,5% de los votos, pero el 50,67% de los escaños (38 de 75, y probablemente 39 cuando se cuenten los votos del extranjero este viernes), mientras que los partidos nacionalistas vascos (PNV, Aralar, EA y EB-IU- sí, IU en el País Vasco es un partido nacionalista) suman en torno al 51,5% de los votos (y eso que no contamos el voto de los batasunos filoterroristas), pero sólo el 49,33% de los escaños (37 de 75)

En otras palabras: merced a la gran paradoja vasca, que es el hecho de que las tres provincias vascas (Vizcaya, Guipúzcoa y Álava) tienen 25 escaños cada una, cuando Vizcaya tiene 950.000 votantes censados, Guipuzcoa 575.000, y Álava unos 250.000, los partidos constitucionalistas han conseguido la mayoría absoluta de los escaños cuando están todavía bastante alejados de la mayoría absoluta de los votos (y decimos todavía porque desde 1990 los partidos no nacionalistas vascos han ido creciendo en porcentaje de votos elección tras elección, con la única excepción de 2005). Y ello se debe al hecho de que son mucho más fuertes que los partidos nacionalistas vascos en Álava, y por tanto se benefician del hecho de que dicha provincia está sobrerrepresentada en el sistema electoral vasco (la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida: el PNV aceptó esta cláusula en el Estatuto de Autonomía de 1980 a propuesta de la UCD, que no quería "que se comieran a Álava"- en palabras de Jose Pedro Pérez Llorca, que negoció dicho Estatuto-, y desde entonces lo ha estado lamentando).

Por otra parte, el PNV se empeñó en que la capital del País Vasco fuera Vitoria, con la intención de "seducir" a los alaveses, y también en eso el tiro le ha salido por la culata: en 1986 los constitucionalistas obtuvieron el 40% de los votos en Álava. En 2009, el 56%.

Ni el control constante del Gobierno, ni de las dos diputaciones forales más importantes (y ahora la de Álava), ni del sistema educativo, han conseguido el objetivo a largo plazo de euskaldunizar el País Vasco. Al contrario, como hemos dicho, los partidos nacionalistas vascos lenta pero sistemáticamente han perdido porcentaje de voto en Euskadi.

¿Y ahora qué? Un gobierno de minoría de Patxi López apoyado en la investidura por el PP y UPyD, y que tendrá que negociar ley a ley en el Parlamento Vasco. Es un gobierno muy problemático, por cuanto si en el eje españolismo-independentismo López tiene mayoría (39 a 36), en el eje izquierda-derecha está en clara minoría (PNV y PP suman 43 escaños, y los demás partidos, más a la izquierda, 32). Así que López se enfrenta a un desafío interesante, y habrá que ver como lo saca adelante, contra un PNV enfurecido por que se le haya arrebatado su finca privada: el Gobierno vasco.

Y otra consecuencia más: Zapatero pierde el apoyo del PNV en el Parlamento nacional, y posiblemente el del BNG. Incluso con el apoyo de sus socios en el Gobierno catalán (IU y ERC), Zapatero, en principio, sólo tiene 174 escaños en el congreso. Veremos cómo lo administra (sospecho que aspira a que CIU gane las próximas catalanas, forme gobierno con el PSC, y así pueda disponer de los 10 escaños de CIU en el Parlamento nacional. Nuestro Presidente no tiene problemas a la hora de defenestrar a los líderes catalanes de su partido. Y si no, que se lo pregunten a Maragall).

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola Pedro, también he escrito sobre esto en mi blog, bajo el título de "vientso de cambio".
Mira esto apropósito de Obam y las encuestas:
http://online.wsj.com/article/SB123690358175013837.html