viernes, 30 de octubre de 2009

Una nación conservadora

Hace unos días terminé uno de los ensayos políticos más interesantes que han caído en mis manos en los últimos años. En España se tituló Una nación conservadora (The Right Nation, Debate, 2006) y está escrito por John Micklethwait y Adrian Wooldridge, dos periodistas británicos de The Economist que han vivido y trabajado durante mucho tiempo en EEUU.

Podríamos decir que el propósito del libro calca el que tiene este blog, dar a conocer la política y la sociedad norteamericana a unos lectores europeos que, aunque tienen a su alcance una descomunal cantidad de información acerca de la vida en el Imperio, no acaban de comprender qué ocurre al otro lado del Atlántico. Desgraciadamente, gran parte de lo que llega a los quioscos y a las librerías europeas acerca de EEUU está tan lleno de tópicos y prejuicios que es complicado, incluso para una persona medianamente culta e interesada, crearse una idea realista de cómo es y por qué piensa como piensa el yankee medio.

A deshacer este entuerto se aplican con rigor Micklethwait y Wooldridge. No sólo lo logran, sino que, además, entretienen en el intento. El libro está lleno de ideas interesantes y provocadoras, que llaman a la reflexión de un lector atrapado por la escritura ágil, propia del mejor periodismo británico, que aplican sin descanso los autores.

Su tesis principal es que la incomprensión mutua entre Europa y EEUU parte del no reconocimiento de una evidencia: que el país de los peregrinos del Mayflower siempre ha sido más de derechas (**) que el Viejo Continente y que la evolución de los últimos años ha empujado aún más en esa dirección, puesto que son los grupos conservadores agrupados en torno al Partido Republicano los que han tomado la iniciativa política e intelectual del país. La intención del libro es explicar esta realidad y la verdadera dimensión de este movimiento, sin caer en el maniqueísmo ni en caricaturas triviales de sus integrantes.

Os copio aquí debajo tres párrafos acerca de las diferencias entre EEUU y Europa (de entre los muchos que se podrían haber escogido de un texto con tantos hallazgos) que creo que son especialmente interesantes, tanto si uno está de acuerdo con su contenido como si no. Me parece que explican mejor que cualquier resumen que yo pueda hacer por qué es tan recomendable para los aficionados a la política USA la lectura de este libro.

1. Diferencia histórica: "Los americanos tuvieron una revolución exitosa porque nunca perdieron de vista que la tarea del gobierno consiste en proteger al individuo en su búsqueda personal de la felicidad (...) [mientras que] los franceses luchaban por la libertad en abstracto y querían usar el gobierno para reformar la naturaleza humana" (pag. 409)

2. Diferencia política: "Dada la actual línea dura de su partido en el Congreso, George Pataki y Arnold Schwarzenegger lo tendrían muy crudo para subir, pero como gobernadores de Nueva York y California ejercen una considerable influencia política. En muchos otros países sólo hay una jerarquía política que valga la pena subir -dentro del Parlamento de Westminster, por ejemplo- de modo que los jefazos del partido son muy importantes. En Estados Unidos, un rebelde ideológico puede labrarse una carrera de éxito en el ámbito de un estado" (pag. 490)

3. Diferencia 'social': "Entre 1979 y 1999, el año laboral del estadounidense medio se alargó un 3%, mientras que el del alemán medio se redujo un 12%. Y los europeos se jubilan antes, pasan más tiempo en el paro y hacen huelga con mayor frecuencia. Niall Ferguson, un escocés de Harvard, señala en un artículo que la disminución de las horas de trabajo en el norte de Europa coincide casi exactamente con el pronunciado declive de la observancia religiosa" (pag. 503)

(**) Evidentemente, estos términos 'derechas, conservadores,...' son tremendamente inexactos. Los utilizo porque entiendo que son los más reconocibles, pero no sirven para explicar las tremendas diferencias que puede haber entre un bloguero gay partidario de un gobierno mínimo y de la libertad económica como Andrew Sullivan, y un conservador religioso sureño que aboga por la prohibición de los matrimonios homosexuales y el cierre de fronteras para proteger a la industria norteamericana.

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