El resultado del supermartes republicano fue de difícil interpretación: por una parte, Donald Trump ganó 7 de los 11 Estados en liza. Por otra parte, no consiguió superar el 50% del voto en uno solo de dichos Estados. Es más, y esto es quizá el dato más importante: Trump obtuvo menos del 35% de los votos totales.
En otras palabras: Trump está ganando únicamente por la división del voto entre sus rivales, y su apoyo no excede de poco más de un tercio del partido. A medida que vayan cayendo más candidatos (Ben Carson se retiró oficialmente este viernes), el apoyo a sus restantes rivales se incrementará, dado que, en principio, los votantes republicanos que hasta el momento no han apoyado a Trump no están muy inclinados a hacerlo.
El principal problema es que, debido a las peculiares normas que rigen las primarias republicanas, el día 15 de marzo se convierte en una fecha crucial, porque a partir de ese día la mayoría de los Estados pasan a ser "winner-take-all" o "winner-take-most" (es decir, que ganando el Estado, aunque sea por un voto, el vencedor se lleva el 100% o una amplia mayoría de los delegados). Y dado que Trump lidera en las encuestas, puede acabar llevándose la nominación sin obtener más del 40% de los votos totales.
En cualquier caso, el resultado del Supermartes fue el siguiente (en azul las victorias de Trump, en rojo las de Cruz y en verde la de Rubio):
Alabama: Trump 43,4, Cruz 21,1, Rubio 18,7, Carson 10,2, Kasich 4,4: Uno de los mejores Estados de Trump, con un buen número de votantes pobres, con niveles educativos escasos y (para qué ocultarlo) sumamente racistas. Flojo resultado de todos los demás.
Alaska: Cruz 36,4, Trump 33,5, Rubio 15,1, Carson 10,9, Kasich 4,1: en general los caucuses, que premian la organización y la profesionalidad de una campaña, son malos eventos para Trump, que está obteniendo sus peores resultados en ellos (al contrario que Ted Cruz, cuya campaña es de lejos la más seria y profesional de todas las republicanas). Cruz obtuvo una trabajada victoria sobre Trump.
Arkansas: Trump 32,8, Cruz 30,5, Rubio 24,9, Carson 5.7, Kasich 3,7: una de las grandes decepciones para Cruz, que creía que obtendría la victoria, y que probablemente la hubiera logrado de no ser porque Carson le sustrajo un pequeño porcentaje de votantes evangélicos que de otro modo le hubieran llevado al triunfo.
Georgia: Trump 38,8, Rubio 24,4, Cruz 23,6, Carson 6,2, Kasich, 5.6: Trump ganó, pero una vez más lejos de la mayoría. Si vemos el
mapa de los condados de Georgia en la páguina web del Huffington Post, podemos comprobar que Trump ganó en la parte rural del Estado y en la costa, pero que en Atlanta y su conurbación obtuvo resultados más flojos. Algo decepcionante el resultado de Cruz, y muy flojos, como en todo el Sur, los de Carson y Kasich.
Massachusetts: Trump 49,3, Kasich 18,0, Rubio 17,9, Cruz 9,6, Carson 2,6: el mejor Estado de Trump en el Supermartes. Una vez más,
si acudimos al mapa de los distritos de Massachusetts, veremos que Trump ganó en las áreas pobres del Estado y sólo flojeó en Boston, en áreas de mayor nivel educativo, que tendieron a votar a Kasich y a Rubio (por cierto, decepcionante resultado de éste último, al que Kasich le está haciendo un daño terrible).
Minnesota: Rubio 36,5, Cruz 29,0, Trump 21,3, Carson 7,3, Kasich 5,8: el caucus de Minnesota le dio la única alegría a Rubio dentro de una noche decepcionante. Cruz obtuvo un resultado muy sólido teniendo en cuenta que Minnesota no es un Estado que le "vaya" especialmente (norteño, poco evangélico). Y Trump, que todo lo fía al carisma de su persona, obtuvo un resultado pésimo.
Oklahoma: Cruz 34,4, Trump 28,3, Rubio 26,0, Carson 6,2, Kasich 3,6: Oklahoma es un Estado muy conservador y evangélico, pero la ausencia de negros hizo que uno de los pilares de la coalición Trump (el voto racista) no fuera lo suficientemente fuerte aquí, y permitió a Cruz alzarse con la victoria (incidentalmente, vemos que en el núcleo urbano más importante, Oklahoma City, el que ganó fue Rubio).
Tennessee: Trump 38,9, Cruz 24,7, Rubio 21,2, Carson 7,6, Kasich 5,3: el resultado de Tennessee, como se puede ver, fue muy parecido al de Georgia: Trump ganando en las áreas rurales del Estado. Cruz lo hizo algo mejor que en Georgia y Rubio algo peor, porque es un Estado con núcleos urbanos menos poblados que Atlanta.
Texas: Cruz 43,8, Trump 26,7, Rubio 17,7, Kasich 4,2, Carson 4,2: el premio gordo de la noche era el Estado al que representa Ted Cruz en el Senado, y éste obtuvo un excelente resultado, que le permitió amasar dos tercios de los delegados.
Trump ganó únicamente en algunos condados fronterizos con México, y Rubio no consiguió superar el "umbral de viabilidad" (para poder obtener delegados es preciso alcanzar al menos el 20% de los votos), lo que le hizo un daño terrible.
Vermont: Trump 32,7, Kasich 30,4, Rubio 19,3, Cruz 9,7, Carson 4,2: el Estado más liberal de la Unión le dio una victoria por los pelos a Trump. Kasich obtuvo un buen segundo lugar, y aquí fue Rubio el que dividió el voto e impidió una derrota de Trump.
Virginia: Trump 34,7, Rubio 31,9, Cruz 16,9, Kasich 9,4, Carson 5,9: el reverso de Vermont: aquí la presencia de Kasich provocó que Rubio no fuera capaz de derrotar a Trump, el cual obtuvo buenos resultados en las áreas rurales del Estado, p
ero mucho más flojos en la capital Richmont, y en los suburbios de Washington D.C.
En suma: la división del voto republicano plasmó un mapa que genera una impresión artificial de dominio de Trump: con que el voto se hubiera desplazado algo hacia Cruz en Arkansas, hacia Kasich en Vermont y hacia Rubio en Virginia, el mapa, hubiera tenido este aspecto, que ciertamente no hubiera sugerido una victoria aplastante de Trump (4 Estados Trump, 4 Estados Cruz, 2 Estados Rubio, 1 Estado Kasich):
Este sábado, además, se han celebrado primarias y caucuses en cuatro Estados más, con los siguientes resultados:
1) Kansas: caucus cerrado (abierto sólo a republicanos): Cruz 48,2, Trump 23,3, Rubio 16,7, Kasich 10,7. La retirada de Carson, un claro debilitamiento de Rubio (que se está desangrando en dos direcciones- hacia Cruz a la derecha y hacia Kasich a la izquierda) y el hecho de que Trump no tiene organización efectiva real provocó una clara victoria de Ted Cruz.
2) Kentucky: semi-caucus cerrado (semi-caucus porque se podía votar durante seis horas, casi como en una primaria): Trump 35,9, Cruz 31,6, Rubio 16,4, Kasich 14,4. Aquí Trump obtuvo su algo más de un tercio habitual, Cruz siguió mejorando sobre sus resultados del Supermartes (en Tennessee, por ejemplo, el Estado de al lado, había obtenido siete puntos menos, casualmente el mismo porcentaje de Ben Carson), Rubio siguió desangrándose (cinco puntos menos que en Tennessee) y Kasich siguió creciendo a su costa.
3) Louisiana: primaria cerrada: Trump 41,4, Cruz 37,8, Rubio 11,2, Kasich 6,4. Si comparamos el resultado de Louisiana con el de Alabama, un Estado relativamente parecido, podemos observar que Trump más o menos obtuvo un resultado parecido, ligeramente a la baja, pero Cruz en cambio ha conseguido absorber el voto de Carson y buena parte del voto de Rubio (parte del cual también ha ido hacia Kasich).
4) Maine: caucus cerrado: Cruz 45,9, Trump 32,6, Kasich 12,2, Rubio 8,0: el resultado más sorprendente de la noche, porque Cruz, un sureño evangélico, no parecía el candidato más adecuado para ganar el Estado más norteño de Nueva Inglaterra. Pero se trataba de un caucus cerrado con pocos votantes, en el que la capacidad de movilizar a éstos era capital y, como hemos dicho, en eso Cruz es manifiestamente superior a sus votantes.
Como recordarán nuestros lectores, el número de delegados que se necesitan para ganar la Convención son
1237 (de un total de 2.472). Si acudimos
a la página de Josh Putnam, que es a donde hay que acudir, el reparto de delegados a día de hoy es el siguiente:
Trump: 385 (el 31,12% de los que necesita)
Cruz: 296 (el 23,93% de los que necesita)
Rubio: 125 (el 10,11% de los que necesita)
Kasich: 37 (el 2,99% de los que necesita)
Otros: 23
El mapa de las primarias celebradas hasta el momento es ya bastante revelador sobre las fortalezas y debilidades de los candidatos:
1) Donald Trump ha ganado en los Estados del Sur (salvo en Texas y Oklahoma), aunque en ningún caso por encima del 44%. También ha obtenido excelentes resultados en Nueva Inglaterra, salvo en Maine (donde el formato de caucus le es desfavorable). Por una parte, resulta extremadamente notable que un candidato obtenga buenos resultados en el área más conservadora (la antigua Confederación) y en la más liberal (Nueva Inglaterra) del país, pero es importante insistir en que en ningún caso Trump ha sido capaz de obtener la mayoría, por lo que no es descartable que si se van retirando otros candidatos, Trump acabe siendo derrotado en un enfrentamiento uno contra uno. Por otra parte, parece que en el Oeste (salvo Nevada) Trump está obteniendo resultados algo más pobres, aunque una vez más, el formato de caucus puede tener cierta importancia en este hecho.
2) Ted Cruz: por una parte, Cruz es el candidato que está más cerca de Trump, con notable ventaja sobre los restantes. Es más, los resultados de ayer parecen indicar que se está produciendo un corrimiento del voto muy significativo de exvotantes de Carson y Rubio hacia él que puede conseguir que dispute el voto a Trump en los pocos Estados sureños que quedan por votar. El problema, esencialmente, es ése: que quedan pocos Estados sureños por votar. Cruz, como cristiano evangélico, había apostado muy fuerte por arrasar en el Sur, y Trump básicamente le ha robado la cartera, ganando en ocho de las diez primarias sureñas (todas salvo Texas y Oklahoma). Cruz puede obtener buenos resultados en el Oeste interior (Nebraska, las Dakotas, Wyoming), pero son Estados poco poblados y con pocos delegados. Es mucho más discutible que Cruz obtenga buenos resultados en el Medio Oeste (Ohio, Pennsylvania) o en la costa atlántica (Nueva York, Nueva Jersey, etc).
De cualquier forma, la estrategia de Cruz de cara al futuro es clara: convertirse en el candidato anti-Trump por eliminación de sus contrincantes. Es significativo que Cruz esté haciendo un notable esfuerzo en Florida, pese a que el resultado de ese esfuerzo no puede ser otro que dividir el voto anti-Trump. Pero Cruz sabe que si Rubio pierde en Florida y Kasich en Ohio, ambos tendrán que retirarse y de ese modo él se erigirá en la única esperanza del Partido Republicano, por más que sea una figura generalmente odiada dentro del Partido.
3) Marco Rubio: los motivos del fracaso de Rubio son verdaderamente dignos de estudio: en general, parece tratarse de un problema reducible a la siguiente ecuación: Rubio es la segunda opción de muchos votantes republicanos, pero dado que la primera opción de muchos votantes (Cruz y Kasich, primordialmente) sigue compitiendo, Rubio se ha encontrado en la horrorosa situación de ser incapaz de ganar prácticamente Estado alguno, lo cual erosiona su imagen de manera constante (las primarias de este sábado, por ejemplo, han sido muy interesantes: el retroceso de Rubio en Louisiana y en Kentucky respecto a las encuestas revela que los votantes están empezando a abandonarle, principalmente en pro de Cruz, pero también hacia la izquierda, hacia Kasich). Si Rubio no es capaz de enderezar esa situación -y no muestra señales de ser capaz de hacerlo- el 15 de marzo perderá en Florida y tendrá que poner punto y final a su campaña, acabando así con el candidato favorito del
establishment.
4) John Kasich: la estrategia de Kasich es difícil de entender: es prácticamente imposible que obtenga la nominación directamente (quedan solo 1589 delegados por repartir, y el necesitaría 1.200 de los mismos). Su objetivo es ganar su Estado de Ohio, rascar quizá alguna victoria más una vez se retire Rubio en Estados de Nueva Inglaterra, de la costa atlántica y pacífica y del Medio Oeste que consideren a Ted Cruz demasiado extremista, y esperar a una convención republicana dividida de la que él resulte elegido como el candidato de consenso. ¿Posible? Sí ¿Probable? Desde luego que no, dada la continuada presencia de Trump en el juego.
En líneas generales, la estrategia republicana parece ser no ya tanto conseguir la victoria de un candidato que no sea Trump con una mayoría de delegados (aunque técnicamente es perfectamente posible que Ted Cruz lo consiga) sino bloquear su nominación en la Convención, aspirando a que Trump no alcance 1.237 delegados. El principal problema es que ambos escenarios son verdaderamente negativos para los republicanos:
- Si Trump es nominado, una parte significativa del partido optará por no votar, votar a un candidato conservador independiente (el ala derecha republicana) o a Hillary Clinton (los más moderados).
- Pero si Trump es "robado" en la Convención (a la que es probable que llegase al menos con el mayor número de delegados) muchos de sus votantes simplemente "pasarán" de las generales, lo cual también sería letal para las aspiraciones republicanas.
Resulta tremendo que los republicanos se vean en esta tesitura ante unas elecciones que, siendo caritativos hacia los demócratas, estaban al 50-50, tras ocho años de presidencia de Obama. A día de hoy, sin embargo, si los candidatos republicanos acaban siendo Trump o Cruz, Hillary Clinton es la favorita para ganar las elecciones.
¿Cómo ha llegado el Partido Republicano a esto? Es un tema tan importante que le dedicaremos un post detallado al tema, probablemente durante la segunda quincena de marzo.
Entre tanto, recordemos tan solo que este martes 8 tenemos caucuses cerrados en Hawaii (¿favorito Cruz, a la vista del resultado de Maine?), primarias cerradas en Michigan (favorito Trump) y Idaho (favorito Cruz) y abiertas en Mississipi (ligerísima ventaja Trump con Cruz pisándole los talones).