Y en cuanto a los demócratas, una vez más empiezo por los resultados mondos y lirondos del caucus de Iowa, y luego analizo cómo han sido interpretados en los últimos días.
Resultados del caucus del 3 de enero en Iowa en porcentaje de votos:
Barack Obama- 37.58%
John Edwards- 29.75%
Hillary Clinton- 29.47%
Bill Richardson- 2.12%
1) Barack Obama: el resultado de Obama es un triunfo sin paliativos- ganó claramente a Hillary Clinton en un Estado en el que el 95% de la población es blanca. Ganó con el 57% del voto de los jóvenes, con una amplia mayoría del voto de los independientes, y ganó incluso entre los demócratas. Sus resultados entre los independientes, en particular, demuestran que es el candidato electoralmente con más gancho, y por lo tanto, el mejor para unas generales. La prensa ha recibido su triunfo, en general, con gritos de hosanna, y la emoción suscitada por la posibilidad, tangible, real, por primera vez en la historia, de que un negro pueda llegar a la presidencia de Estados Unidos, es extraordinaria. Obama está montado en una ola en estos momentos. Será cuestión de ver si la ola continúa en New Hampshire, y si sale de allí convertida en una tsunami. Pero su victoria en Iowa sólo puede ser interpretada como un hecho histórico. Su discurso de victoria fue magnífico. Es un gran orador, inspira a su público, y les infunde esperanza, que es el leit-motiv de su campaña.
2) John Edwards: su resultado le ha dejado en una posición incierta. Todo el mundo decía que tenía que ganar en Iowa para seguir con posibilidades, y que quedar tercero le hundiría. Pero ha quedado segundo. Edwards ha "leído" el resultado como un triunfo de las fuerzas del "cambio" (representadas por Obama y él) contra las fuerzas del "status quo" (representado por Clinton). El único problema es que, claro, las fuerzas del cambio sólo pueden tener un portavoz, y ése parece que va a ser Obama (que además, es el portavoz simpático; Edwards ha hecho una campaña gruñona).
Edwards está apostando por un hundimiento de Clinton en las próximas semanas, recogiendo los restos del naufragio y unificando a los demócratas centristas y conservadores contra Obama, que representa a los demócratas liberales. Pero ésa es una estrategia de dudoso éxito. Además, los Estados que le fueron más favorables a Edwards en las primarias del 2004, los del Sur, están llenos de negros, y éstos van a votar por Obama ahora contundentemente.
3) Hillary Clinton: su tercera posición es un varapalo. Si hubiera quedado segunda las cosas le hubieran ido mejor, porque Edwards quizá se hubiera retirado, y sus votantes (los más conservadores) se hubieran unido probablemente, a regañadientes, a ella. Pero como Edwards sigue en la carrera, y encima espera que la que se hunda sea ella, se disputan los mismos votos. Hillary se ha equivocado al presentarse como la candidata de la experiencia, en primer lugar, porque no está tan claro que tenga muchísima experiencia, y en segundo lugar, porque el electorado demócrata está que brama por el cambio, no por la nostalgia de la era Clinton. Bill tampoco ha ayudado, en mi opinión. La gente lo ve, y recuerda que era un golfo, muy simpático, sí, pero un golfo. Tienen una sensación de dejá vu que les resulta molesta. Y, claro, ven a Obama, con su mujer, y sus dos hijas pequeñas, monísimas, y dicen: ¡qué demonios, vamos a elegir a un hombre de familia, que habla bien, y que encima es negro! (la negritud de Obama, contra todo pronóstico, le está resultando beneficiosa: la gente, especialmente la joven, siente que al votarle están "mejorando" su país, lo hacen más diverso y demuestran, por fin, que cualquiera, cualquiera, cualquiera puede ser presidente de los Estados Unidos).
4) Bill Richardson: bueno, cualquiera que sea delgado. Bill Richardson, con su 2% de los votos, sigue en la campaña a la espera de un milagro (concretamente, que en Nevada el 19 de enero todos los hispanos voten por él y gane, pero eso parece más bien improbable). Richardson, un hombre simpático, hispano, que habla bien, con montones de experiencia, pero con una obesidad mórbida, no tiene ningún futuro (el mismo que los senadores Biden y Dodd, que se retiraron de la carrera al sacar menos del 1% en Iowa). Es cuestión de tiempo ver su regreso a Nuevo Mexico.
Un par de detalles más sobre los caucuses demócratas: votaron 239.000 personas. Esa cifra es una total locura, un éxito impresionante, un récord absoluto que demuestra que entre los demócratas hay una percepción de que los candidatos demócratas son excelentes (en 2004 votaron 124.000 personas en los caucuses, es decir, poco más de la mitad). Recordad que entre los republicanos votaron 118.000 personas, cifra que siendo un récord para ellos, queda totalmente empequeñecida ante el huracán de participación demócrata. Aunque es pronto para sacar conclusiones, es evidente que los demócratas están más contentos y motivados con sus candidatos que los republicanos, y eso es mala señal para éstos de cara a las generales.
Y ahora, ¿qué? Primarias, hoy, en New Hampshire: Obama es favorito para la victoria (antes de Iowa, iba 8 puntos por debajo de Clinton en las encuestas de New Hampshire; hoy va 8 puntos por encima de Clinton- eso es el efecto bola de nieve en su más clara expresión). Si Obama gana a Clinton con más ventaja de la que obtuvo en Iowa, y en particular, si gana por más de 10 puntos, la bola de nieve conseguirá una fuerza arrolladora, y ya veremos si se la puede parar. Si Obama gana por menos de 8 puntos, Hillary intentará venderlo como una "victoria moral" (como Bill hizo con su segunda plaza en New Hampshire en 1992), y aunque ya veremos si la prensa se lo traga, lo cierto es que lo sería. No creo, en cualquier caso, que Hillary pueda ganar en New Hampshire (no hay ni una sola encuesta a su favor en los últimos cinco días).
Para Edwards, New Hampshire es un Estado malo (en 2004 quedó cuarto con el 12% de los votos). Cuánto más cerca quede de Hillary, mejor para él. Si por un milagro consiguiera repetir lo de Iowa, no sería tan beneficioso para él como catastrófico para Hillary.
Richardson, por su parte, suerte tendrá si saca el 6% de los votos que predicen las encuestas. A nadie le gusta tirar su voto y votar al candidato que va a perder.
Todo depende de la participación, una vez más. Cuantos más votantes (especialmente independientes) en las primarias demócratas, mejor para Obama (y peor para McCain, que depende de esos mismos independientes para ganar las primarias republicanas).
Como sabéis, hace unos días dije que ganaría Clinton, aunque sería bonito que ganara Obama, pero que esto dependía de un serio incremento en la participación y del voto joven (que es el menos fiable a la hora de acudir a votar). Pues bien, la participación se ha incrementado masivamente, y los jóvenes han votado en hordas en Iowa (doblaron su porcentaje de participación respecto del 2004- ¡en una elección en la que la participación, en general, casi se duplicó!- en otras palabras, votaron CUATRO veces más jóvenes, en cifras absolutas que hace cuatro años).
Clinton es una candidata con dinero y dura de pelar, pero si Obama gana New Hampshire con más ventaja de la que obtuvo en Iowa, me atrevo a creer que puede ganar las elecciones primarias. Y eso, señoras y señores, es lo más emocionante para mí desde que las ganó un tal Abraham Lincoln en 1860. Si este hecho histórico se acaba produciendo, ya hablaremos de ello en detalle.
Resultados del caucus del 3 de enero en Iowa en porcentaje de votos:
Barack Obama- 37.58%
John Edwards- 29.75%
Hillary Clinton- 29.47%
Bill Richardson- 2.12%
1) Barack Obama: el resultado de Obama es un triunfo sin paliativos- ganó claramente a Hillary Clinton en un Estado en el que el 95% de la población es blanca. Ganó con el 57% del voto de los jóvenes, con una amplia mayoría del voto de los independientes, y ganó incluso entre los demócratas. Sus resultados entre los independientes, en particular, demuestran que es el candidato electoralmente con más gancho, y por lo tanto, el mejor para unas generales. La prensa ha recibido su triunfo, en general, con gritos de hosanna, y la emoción suscitada por la posibilidad, tangible, real, por primera vez en la historia, de que un negro pueda llegar a la presidencia de Estados Unidos, es extraordinaria. Obama está montado en una ola en estos momentos. Será cuestión de ver si la ola continúa en New Hampshire, y si sale de allí convertida en una tsunami. Pero su victoria en Iowa sólo puede ser interpretada como un hecho histórico. Su discurso de victoria fue magnífico. Es un gran orador, inspira a su público, y les infunde esperanza, que es el leit-motiv de su campaña.
2) John Edwards: su resultado le ha dejado en una posición incierta. Todo el mundo decía que tenía que ganar en Iowa para seguir con posibilidades, y que quedar tercero le hundiría. Pero ha quedado segundo. Edwards ha "leído" el resultado como un triunfo de las fuerzas del "cambio" (representadas por Obama y él) contra las fuerzas del "status quo" (representado por Clinton). El único problema es que, claro, las fuerzas del cambio sólo pueden tener un portavoz, y ése parece que va a ser Obama (que además, es el portavoz simpático; Edwards ha hecho una campaña gruñona).
Edwards está apostando por un hundimiento de Clinton en las próximas semanas, recogiendo los restos del naufragio y unificando a los demócratas centristas y conservadores contra Obama, que representa a los demócratas liberales. Pero ésa es una estrategia de dudoso éxito. Además, los Estados que le fueron más favorables a Edwards en las primarias del 2004, los del Sur, están llenos de negros, y éstos van a votar por Obama ahora contundentemente.
3) Hillary Clinton: su tercera posición es un varapalo. Si hubiera quedado segunda las cosas le hubieran ido mejor, porque Edwards quizá se hubiera retirado, y sus votantes (los más conservadores) se hubieran unido probablemente, a regañadientes, a ella. Pero como Edwards sigue en la carrera, y encima espera que la que se hunda sea ella, se disputan los mismos votos. Hillary se ha equivocado al presentarse como la candidata de la experiencia, en primer lugar, porque no está tan claro que tenga muchísima experiencia, y en segundo lugar, porque el electorado demócrata está que brama por el cambio, no por la nostalgia de la era Clinton. Bill tampoco ha ayudado, en mi opinión. La gente lo ve, y recuerda que era un golfo, muy simpático, sí, pero un golfo. Tienen una sensación de dejá vu que les resulta molesta. Y, claro, ven a Obama, con su mujer, y sus dos hijas pequeñas, monísimas, y dicen: ¡qué demonios, vamos a elegir a un hombre de familia, que habla bien, y que encima es negro! (la negritud de Obama, contra todo pronóstico, le está resultando beneficiosa: la gente, especialmente la joven, siente que al votarle están "mejorando" su país, lo hacen más diverso y demuestran, por fin, que cualquiera, cualquiera, cualquiera puede ser presidente de los Estados Unidos).
4) Bill Richardson: bueno, cualquiera que sea delgado. Bill Richardson, con su 2% de los votos, sigue en la campaña a la espera de un milagro (concretamente, que en Nevada el 19 de enero todos los hispanos voten por él y gane, pero eso parece más bien improbable). Richardson, un hombre simpático, hispano, que habla bien, con montones de experiencia, pero con una obesidad mórbida, no tiene ningún futuro (el mismo que los senadores Biden y Dodd, que se retiraron de la carrera al sacar menos del 1% en Iowa). Es cuestión de tiempo ver su regreso a Nuevo Mexico.
Un par de detalles más sobre los caucuses demócratas: votaron 239.000 personas. Esa cifra es una total locura, un éxito impresionante, un récord absoluto que demuestra que entre los demócratas hay una percepción de que los candidatos demócratas son excelentes (en 2004 votaron 124.000 personas en los caucuses, es decir, poco más de la mitad). Recordad que entre los republicanos votaron 118.000 personas, cifra que siendo un récord para ellos, queda totalmente empequeñecida ante el huracán de participación demócrata. Aunque es pronto para sacar conclusiones, es evidente que los demócratas están más contentos y motivados con sus candidatos que los republicanos, y eso es mala señal para éstos de cara a las generales.
Y ahora, ¿qué? Primarias, hoy, en New Hampshire: Obama es favorito para la victoria (antes de Iowa, iba 8 puntos por debajo de Clinton en las encuestas de New Hampshire; hoy va 8 puntos por encima de Clinton- eso es el efecto bola de nieve en su más clara expresión). Si Obama gana a Clinton con más ventaja de la que obtuvo en Iowa, y en particular, si gana por más de 10 puntos, la bola de nieve conseguirá una fuerza arrolladora, y ya veremos si se la puede parar. Si Obama gana por menos de 8 puntos, Hillary intentará venderlo como una "victoria moral" (como Bill hizo con su segunda plaza en New Hampshire en 1992), y aunque ya veremos si la prensa se lo traga, lo cierto es que lo sería. No creo, en cualquier caso, que Hillary pueda ganar en New Hampshire (no hay ni una sola encuesta a su favor en los últimos cinco días).
Para Edwards, New Hampshire es un Estado malo (en 2004 quedó cuarto con el 12% de los votos). Cuánto más cerca quede de Hillary, mejor para él. Si por un milagro consiguiera repetir lo de Iowa, no sería tan beneficioso para él como catastrófico para Hillary.
Richardson, por su parte, suerte tendrá si saca el 6% de los votos que predicen las encuestas. A nadie le gusta tirar su voto y votar al candidato que va a perder.
Todo depende de la participación, una vez más. Cuantos más votantes (especialmente independientes) en las primarias demócratas, mejor para Obama (y peor para McCain, que depende de esos mismos independientes para ganar las primarias republicanas).
Como sabéis, hace unos días dije que ganaría Clinton, aunque sería bonito que ganara Obama, pero que esto dependía de un serio incremento en la participación y del voto joven (que es el menos fiable a la hora de acudir a votar). Pues bien, la participación se ha incrementado masivamente, y los jóvenes han votado en hordas en Iowa (doblaron su porcentaje de participación respecto del 2004- ¡en una elección en la que la participación, en general, casi se duplicó!- en otras palabras, votaron CUATRO veces más jóvenes, en cifras absolutas que hace cuatro años).
Clinton es una candidata con dinero y dura de pelar, pero si Obama gana New Hampshire con más ventaja de la que obtuvo en Iowa, me atrevo a creer que puede ganar las elecciones primarias. Y eso, señoras y señores, es lo más emocionante para mí desde que las ganó un tal Abraham Lincoln en 1860. Si este hecho histórico se acaba produciendo, ya hablaremos de ello en detalle.
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