Uno de nuestros comentaristas cuestiona que en España exista la correlación que he expuesto en artículos anteriores entre la evolución del desempleo y la erosión del apoyo gubernamental.
Frente a esto cabe decir, en primer lugar, dos cosas:
1) La democracia norteamericana, con su extraordinaria estabilidad, responde mejor a este análisis estadístico: una democracia de más de doscientos años puede tener momentos distorsionadores en un sentido político (como los atentados del 11-S, que permitieron al Partido Republicano mejorar sus resultados en las elecciones de medio mandato de 2002, contra lo que habitualmente suele ocurrir). Pero el principio subyacente sigue siendo el mismo: si la economía va mal y el desempleo aumenta, el Partido en el gobierno (durante las elecciones de medio mandato) y el mismo Presidente (véase Carter 1980 o Bush Sr. 1992) lo pagan gravemente en las urnas. Por el contrario, una buena situación económica no asegura buenos resultados, al menos en las elecciones de medio mandato (véase al Partido Demócrata en 1994).
2) Nuestro comentarista afirma (y transcribo literalmente), "que en España no se puede trasladar ese paralelismo entre el aumento del paro y el descenso proporcional de la popularidad del Gobierno. Sobre todo, cuando los socialistas están en el poder."
Pero, ¿es eso cierto? Vaya por delante mi primera reflexión al respecto: España es una democracia joven (tiene mi edad) y susceptible, por lo tanto, de un comportamiento electoral más inmaduro que un país de tanto arraigo demócratico como Estados Unidos. Dicho esto, veamos la evolución del paro y su impacto en los resultados electorales del Partido en el Gobierno:
1) Gobierno UCD: La UCD inicia su mandato tras las elecciones de 1977 con algo más del 6% de paro. Sin embargo, durante los cinco años de gobierno de los centristas el paro se dispara hasta alcanzar casi el 17%. La UCD pasa de obtener 166 escaños en 1977 a 11 en 1982. Sin perjuicio de los restantes problemas que llevaron a UCD a la autodestrucción la evolución del paro (de 841.000 a casi 2.300.000 parados en cinco años) no fue precisamente una causa menor en el derrumbe ucedeo.
2) Gobierno PSOE 1982-1986: el desempleo continuó aumentando desde casi el 17% hasta el 21,4%. El Partido Socialista consiguió mantener el Gobierno en las elecciones de 1986, pero lo cierto es que bajó de 202 a 184 diputados (prácticamente todos sus votos se fueron bien a la abstención, bien al CDS, y en menor medida a IU). Por lo tanto, parece evidente que el aumento del desempleo sí tuvo un cierto impacto en el porcentaje de voto socialista (que bajó del 48,3% al 44,1%).
Debemos tener en cuenta que probablemente el retroceso hubiera sido más acusado de haber tenido la oposición un líder con posibilidades reales de alcanzar La Moncloa. Dado que Fraga, por edad y por su condición de exministro franquista, no cumplía ese requisito, el PSOE probablemente consiguió mantenerse en un nivel de voto más elevado que el que hubiera obtenido si la UCD no se hubiera derrumbado en 1982 y hubiera sido la oposición.
3) Gobierno PSOE 1986-1989: el desempleo bajó unos cuatro puntos, hasta volver aproximadamente a los niveles de 1982. Pese a dicho descenso, lo cierto es que el PSOE continuó retrocediendo en las urnas, y perdió 9 escaños, bajando hasta el 39,6% del voto (es cierto que la mayor parte del voto se fue hacia IU, y no hacia el PP). Sin embargo, pese al descenso en el paro, el PSOE se resintió, entre otras cosas porque realmente no se había "creado" empleo durante sus siete años de mandato -en todo caso, se había recuperado el que se había perdido en los primeros cuatro años- (y una vez más, hubiera sufrido más si la oposición conservadora hubiera estado en condiciones de gobernar, lo que seguía sin ser el caso).
4) Gobierno PSOE 1989-1993: el paro se disparó hasta el 22,4%. Pues bien, el impacto de la crisis económica tuvo una clara correlación con los resultados electorales: el PSOE retrocedió ligeramente en porcentaje de votos (38,8%) y más claramente en escaños (16) mientras que el PP tuvo una subida destacada, tanto en votos (9 puntos y casi 3 millones más de votos) como en escaños (34).
5) Gobierno PSOE 1993-1996: el desempleo se mantuvo esencialmente estable, pero en un nivel elevadísimo (22,7%). Una vez más, los socialistas lo pagaron en las urnas, perdiendo 1,2 puntos porcentuales y 18 escaños, mientras que el PP subía 4 puntos y ganaba 15 escaños.
En relación con estos dos últimos ciclos electorales, se puede argumentar que el castigo al PSOE fue relativamente menor teniendo en cuenta el elevado nivel de desempleo (en EE.UU cualquier presidente con ese desempleo hubiera sido derrotado en unas elecciones). Debe tenerse en cuenta las peculiaridades del sistema español (recordemos que en la legislatura 93-96 el PSOE ya tuvo que gobernar en minoría) y de nuestro cuerpo electoral (hay que pensar que, aunque parezca Historia Antigua, la dictadura sólo estaba a 21 años de distancia, que realmente no es nada) donde, como en otros países, los votantes más habituales son los de mayor edad (los votantes de 65 años o más siempre votan en mayor proporción que los de 18 a 29 años).
6) Gobierno PP 1996-2000: el desempleo pasó del 22,7% al 14%. Este descenso tan acusado (básicamente devolvió al país a los niveles de paro de 1981) tuvo grandes réditos para el PP, que pasó en cuatro años de 156 a 183 diputados (la mayoría absoluta), y del 38,8% al 44,5% de los votos. Se puede argumentar que la debilidad de la oposicion socialista fue un factor importante, pero no puede caber duda de que la creación de más de un millón y medio de puestos de trabajo durante la legislatura tuvo un impacto positivo para los conservadores.
7) Gobierno PP 2000-2004: el desempleo pasó del 14% al 8,1%. Aquí es donde hallamos la única excepción realmente acusada en nuestra teoría, pero la misma se explica con sencillez: el atentado del 11-M, tan solo tres días antes de las elecciones, distorsionó por completo el resultado final (recuerdo por ejemplo que la encuesta de Telecinco, efectuada antes del atentado, mostraba que el resultado iba a ser PP 169, PSOE 141, mientras que el resultado final fue PP 148, PSOE 164). Sin atentado, el PP hubiera ganado las elecciones (aunque probablemente hubiera perdido la mayoría absoluta).
8) Gobierno PSOE 2004-2008: el desempleo pasó del 8,1 al 9,6%. El PSOE subió cinco escaños en las elecciones y el PP seis. La subida del desempleo todavía no había alcanzado los niveles devastadores actuales, y Zapatero fue afortunado de que las elecciones fueran en marzo y no en octubre, cuando la situación ya se había deteriorado considerablemente. Tampoco ayudó una oposición desenfocada y con déficit de liderazgo.
En resumen: parece probable que la evolución del desempleo juegue un papel en la evolución de los resultados electorales en España, de un modo similar a lo que ocurre en Estados Unidos, aunque quizá más atenuado, por nuestras peculiares circunstancias históricas: UCD padeció gravemente a resultas de la evolución desbocada del desempleo especialmente durante los últimos años de su mandato, el PSOE retrocedió constantemente elección tras elección a medida que se vio incapaz de reducir el desempleo (y recordemos que partía de 202 diputados en 1982, que era un número tremendo), y en cambio el PP mejoró claramente en 2000 a raíz de la mejora del desempleo.
Las próximas elecciones (supuestamente en 2012) nos permitirán comprobar si realmente España se convierte definitivamente en un país similar a los de su entorno y a Estados Unidos: si el paro se mantiene en los niveles actuales (está al borde del 18%) o incluso empeora, lo normal es que el PSOE pierda las elecciones gravemente. La dictadura cada vez está más lejos (aunque buena parte del cuerpo electoral la recuerda todavía perfectamente) y lo normal es que a medida que nuevas generaciones de españoles sin (tantos) posicionamientos preconcebidos se incorporen al censo electoral, las consideraciones económicas y laborales adquieran el peso que hemos comprobado que tienen al otro lado del Atlántico.
Caso de que este paro se mantenga y el PSOE revalide una vez más su mayoría, entonces quizá habría que meditar sobre si nuestro país constituye una anomalía. Pero no antes.