No son noticias de especial actualidad, pero siempre resulta interesante saber cosas nuevas sobre los expresidentes de Estados Unidos:
- La revista GQ incluye esta semana una interesante primicia: una breve entrevista con Taylor Branch, que acaba de publicar un libro que promete: "The Clinton Tapes", una crónica de los ocho años de Clinton en la Casa Blanca desde una perspectiva única: Branch grabó setenta y nueve entrevistas con Bill Clinton durante esos ocho años, yendo a visitar a Clinton al final de muchas jornadas laborales, para hablar de política y de su presidencia en particular (incluyendo los escándalos), con un Presidente muchas veces tan cansado que se quedaba dormido en mitad de una frase. Quizá los aspectos más destacados de la entrevista sean dos: el hecho de que, según Branch, Clinton tenía una retórica centrista cuando en realidad era un liberal (sospecho que posiblemente lo contrario que Obama), y el empeño de Branch por hacer notar que su matrimonio con Hillary no sólo era una alianza de poder (al menos durante el período de su presidencia). Veremos qué otras perlas contiene el libro cuando los periodistas nos lo desbrocen.
- Por si fuera poco, GQ corona un magnífico mes político con un largo extracto del libro que ha publicado Matt Latimer, redactor de los discursos de George W. Bush en la Casa Blanca entre marzo de 2007 y el final de su Presidencia, incluyendo el colapso de los mercados financieros el año pasado. Latimer ha publicado un libro: "Speech-Less: Tales of a White House Survivor." que, como todos estos libros narrados "desde el interior", resulta interesante para perfilar el retrato del Presidente Bush con más matices de los que queremos ver en Europa (aunque hay que tomárselo todo con un grano de sal, porque no sabemos hasta qué punto Latimer ha embellecido su crónica). Latimer muestra a un Presidente superado por la crisis económica e incapaz de entender el plan de salvamento auspiciado por su Secretario de Economía Hank Paulson hace más o menos un año. Pero también muestra a un político inteligente y experimentado, capaz de ver mucho antes que sus colaboradores que McCain iba encaminado hacia la derrota y que la elección de Sarah Palin era un resbalón grave que sellaría la derrota conservadora (por cierto, también hay una anécdota muy peculiar que refleja que Bush no se sentía cómodo con el ala derecha del Partido: Bush exigió suprimir en un discurso las referencias al "movimiento conservador", mencionando que lo había derrotado en las primarias del año 2000, en la persona de Gary Bauer). El retrato final es negativo, inevitablemente (veremos si el sueño de Bush de ser el Truman republicano reivindicado por los historiadores fructifica en los próximos cincuenta años), pero el expresidente surge como un personaje real, y no caricaturesco. Y eso ya es algo.
- Para acabar, el National Journal publica su habitual encuesta mensual a políticos y asesores políticos de ambos lados del espectro partidista, a los que pidió que valoraran quienes eran los miembros más influyentes de los medios de comunicación. Los resultados son fascinantes:
1) El ala izquierda está dominada por el Premio Nobel de Economía Paul Krugman (New York Times) y E. J. Dionne, columnista del Washington Post.
2) En el centro-izquierda está Thomas Friedman, del New York Times (el más influyente según el National Journal) y David Broder, veterano periodista del Washington Post (Broder es un centrista desde nuestro punto de vista).
3) En el centro puro está David Brooks, columnista del New York Times (que es un conservador moderado según estándares europeos), que obtiene el mismo número de sufragios demócratas y republicanos.
4) En el centro derecha, George Will, columnista del Washington Post.
5) Y en la derecha, por orden de relevancia: Charles Krauthammer (Washington Post), Karl Rove (asesor de George W. Bush), Peggy Noonan (redactora de los discursos de Reagan) y Bill Kristol (el pope neocon, director del Weekly Standard).
Por mucho que se hable de la crisis de la prensa escrita, no puede ser casualidad que los siete nombres más influyentes sean liberales y conservadores que escriben en los periódicos más destacados del país: el New York Times y el Washington Post.
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