La frase que he elegido para esta primera entrada del blog, Better a Russki on top than a Yank overhead, esta sacada del diario anónimo de una de las miles de mujeres que sufrieron las violaciones cometidas por los soviéticos. Traducido a numerosos idiomas y llevado al cine, Eine Frau in Berlin es un escalofriante relato de los primeros días de ocupación soviética en la capital del Tercer Reich. Y deja como frase lapidaria ese “prefiero a un ruso encima que a un americano por encima”. Nadie recuerda nunca a las víctimas civiles provocadas por los ejércitos aliados. Parece como si las elegantes tropas británicas, los valientes americanos y los justicieros franceses sólo se hubieran enfrentado a las sanguinarias tropas alemanas sin dejar huella en la población civil, salvo las que salían a la calle a recibirles con flores por liberarles de la ocupación alemana.
Van apareciendo en los últimos años trabajos de historiadores alemanes, principalmente, que dejan de un lado el sentimiento de culpabilidad imperante en Alemania desde la guerra y acometen los datos que no han aparecido en las monografías “oficiales”. No hablo de historiadores revisionistas (a los que hay que escuchar también para poder darse uno cuenta de cuánta razón tenía Einstein al afirmar que lo único que era infinito es la estupidez humana), si no de investigadores con acceso a los archivos que se van desclasificando y a los que se han dejado “olvidados”.
“… a Yank overhead”. Aunque la fama se la llevado la Batalla de Inglaterra (donde fue cierto que nunca tantos debieron a tan pocos), la utilización masiva de la aviación contra la población civil corresponde a las fuerzas aliadas, a la RAF y la USAAF. En 1943 toma forma la Operación Gomorra (¿demasiado puritanos para utilizar también a Sodoma?) por la que la ciudad de Hamburgo quedaría arrasada entre finales de julio y principios de agosto durante día y noche (los británicos, tan caballerosos ellos, cedieron el bombardeo diurno a sus camaradas americanos, a mayor gloria de las fuerzas aéreas norteamericanas). Podríamos quedarnos con que Hamburgo era el principal puerto de Alemania y con una importante industria, pero la utilización de bombas incendiarias y su utilización sobre las zonas de población civil indican lo contrario. ¿Venganza por los bombardeos alemanes sobre Gran Bretaña?, ¿desquite por las víctimas causadas por las V1 y V2? ¿o “apliquemos las mismas técnicas de terror que estamos denunciando de nuestro enemigos alemanes pero que a lo mejor nos convienen para ir abriendo un segundo frente en Europa”?
Si dejo el cinismo de lado me quedo con la sensación de que poca utilidad tuvieron estas acciones. La producción de tanques continuó, y la población estaba ya mentalizada sobre su situación de víctima. Y lo peor quedaba por llegar. Dresde, desaparecida del mapa a mediados de febrero de 1945. Decenas de miles de alemanes muertos en un par de días. Y esta vez no era un enclave estratégico, a no ser que se entienda por punto clave una de las ciudades más ricas culturalmente hablando. Una ciudad en la que se utilizaron bombas dirigidas a quemar la madera de las edificaciones (los búnkeres, incluso entonces, no estaban hechos de roble o pino), y se buscó las condiciones climatológicas idóneas para poder aprovechar al máximo el poder destructivo de la munición utilizada.
Pero dejemos descansar al inglés. Las tropas francesas han pasado casi sin pena ni gloria por los campos de batalla de la segunda guerra mundial. Desde su derrota inicial, los restos de la Francia Libre estuvieron encuadradas como parte de los ejércitos aliados (mención especial a los republicanos españoles que se alistaron en sus filas continuando una lucha que creían necesaria y que también se ha visto eclipsada. Cierto es que en los últimos años se comienza a reconocer su valía, siendo los primeros en entrar en París o participando de manera muy activa en el desembarco de Normandía). Pero tampoco de Gaulle haría ascos a los excesos de sus tropas. Aunque excusadas por ser “africanas”, ahí queda la actuación de su Legión Extranjera y los Goumiers (tropas irregulares) en la batalla de Italia, donde cerca de 7000 mujeres fueron violadas, las conocidas posteriormente como Marocchinate (de nuevo el cine nos ayuda y para quien quiera ver ahí tiene “La Ciociara ”, con Sofía Loren a las órdenes de Vittorio de Sica).
Pero ¿y los americanos? De los bombardeos (sobre Europa) poco más decir que lo comentado sobre sus primos ingleses. De las venganzas llevadas a cabo por el fragor de la batalla en suelo europeo… Ahí están Dachau, Biscari y las batallas en las que las tropas SS ya rendidas eran objeto de ejecuciones sumarias. Pero para EEUU lo importante quedaba en el Pacífico. Después del duro golpe recibido en Pearl Harbour, todo buen americano debía combatir al demonio amarillo. Campos de concentración comenzaron a aparecer por todo el territorio americano para retener a sus propios ciudadanos, eso sí, de origen oriental. Pero era por prevención y respetando siempre las libertades constitucionales que los padres fundadores se preocuparon por darles, no como medida punitiva. No, eso no.
Y ya metidos en batalla, pues la lucha en la jungla estresa más que en campo abierto. Eso es cierto, lo reconozco. Son muchos los estudios realizados en los que se afirma que el estrés al que se vieron sometidos las tropas estadounidenses en las múltiples islas en las que tuvieron que luchar hicieron mella en la moral de la tropa (y en la mente). Pocos han caído en la cuenta de que prisioneros japoneses apenas había. ¿Eran todos kamikazes y se suicidaban antes de caer en manos enemigas? Puede que sí (otros que tienen un puesto especial en barbarie militar son los hijos del Sol Naciente, compitiendo en capacidad de exterminio con sus aliados alemanes), o puede que no.
Y llegamos al punto de Hiroshima y Nagasaki. Acto de guerra o crimen de guerra. No sé si valen las razones aportadas hasta hace poco en las que se afirmaba que se salvaron miles de vidas que se perderían en una hipotética invasión de Japón. Pero como al final todo sale a luz, se sabe de las conversaciones previas de rendición y de las invitaciones a militares y científicos japoneses para ver el poder destructivo de las bombas en zonas despobladas. Más de 200.000 muertos directos para ¿evitar más muertos?
No voy a entrar en discusiones filosóficas y morales sobre las bombas (dirigidas contra la URSS ), pero creo que pocos apoyan ya su uso militar justificado. Y nadie ha respondido por ello.
30.000.000 de desplazados y 60.000.000 de muertos (que los ceros asustan más que las palabras) en una guerra donde los malos (el Eje) realizaron barbaridades, con una de las mayores pesadillas de la Historia , el Holocausto. Pero lo que fue, así lo pienso aunque suene bíblico, del bien contra el mal, todos debemos mirarnos ante el espejo y ver que no hay héroes impolutos (aunque sí asesinos sin escrúpulos) y que, principalmente, ni todo es negro ni todo es blanco. Es todo una gran mancha gris.
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