lunes, 9 de noviembre de 2009

La Cámara de Representantes aprueba la reforma sanitaria (versión Nancy Pelosi): un análisis del voto- republicanos (I)

Este sábado a última hora de la noche (madrugada del domingo española), la Cámara de Representantes aprobó su versión del proyecto de ley de reforma sanitaria por 220 a 215 votos, repartidos del siguiente modo:

Votos a favor: 219 demócratas, 1 republicano
Votos en contra: 176 republicanos, 39 demócratas.

Lo primero que hay que señalar es ¡qué magnífico país éste donde los congresistas no están ligados por la disciplina de partido sino por lo que entienden que es mejor para los votantes de su distrito! (¿puede alguien imaginarse un proyecto de ley en España donde 39 diputados del partido del gobierno votaran contra éste - y uno de la oposición votara con el Gobierno-?

La primera pregunta es: ¿quién es el heroico republicano que se ha atrevido a desafiar a su propio partido y ha votado la reforma auspiciada por Nancy Pelosi? Pues no es otro que Anh Cao, congresista del 2º distrito de Louisiana, que abarca esencialmente Nueva Orleans y sus suburbios. Cao, que representa a un distrito que votó por Obama (y por Kerry en 2004) con el 75% de los votos (el distrito más demócrata representado por un republicano), simplemente no tenía opción si quería seguir aspirando a representar a su distrito en 2010 (todos los analistas indican que su distrito es el que tenía más probabilidades de cambiar de manos el año que viene). Presionado por la jefatura de su partido, por un lado y por Obama y Pelosi, por otro, Cao finalmente se decantó por los votantes de su distrito (64% negros), que apoyan de manera abrumadora la reforma sanitaria demócrata.

La segunda pregunta es: ¿qué posibilidades hay de que cuando el Congreso tenga que votar por segunda vez (si la reforma pasa el filtro del Senado y se crea un proyecto de ley combinado Congreso-Senado) otros republicanos se pasen al bando Pelosi-Obama?

En mi opinión, pocas: todo congresista republicano que, como Cao, apoye la reforma sanitaria demócrata, se expone a sufrir unas primarias por su derecha. Sólo aquellos legisladores que, como Cao, tengan más miedo a perder en las elecciones generales que en unas primarias republicanas se expondrán a votar con los demócratas en una eventual votación final.

Concretamente, hay 177 congresistas republicanos. Descartemos casi de antemano a los 144 que representan a distritos que votaron por John McCain en 2008; ninguno de esos tiene miedo a ser derrotado en 2010, en unas elecciones con un electorado más blanco, más viejo, y más conservador (en las "mid-terms" siempre vota menos gente que en los años en que las elecciones al Congreso coinciden con las presidenciales, y específicamente negros e hispanos votan en proporciones inferiores), y en cambio un voto favorable a la reforma sanitaria invitaría un desafío desde su derecha que posiblemente les haría perder su escaño. Sólo veo, y como posibilidad muy remota, a Tim Murphy, del 18º de Pennsylvania, cuyo comunicado tras la votación rechazando esta propuesta de reforma admitía que había cosas en ella que le gustaban, y al que quizá (y éste es un quizá muy hipotético) la versión conjunta Congreso-Senado, que será más conservadora, le guste lo suficiente. Pero lo dudo.

Eso nos deja a los 33 republicanos que representan a distritos que votaron por Obama en 2008 (eran 34 inicialmente, pero la semana pasada los republicanos perdieron el 23º de Nueva York en una elección especial). Una vez más, la mayor parte de estos congresistas no está atemorizado ante las elecciones de 2010. En particular, muchos de estos congresistas saben que la coalición de votantes demócratas que se unió en 2008 (con su énfasis particular en jóvenes y minorías) no se volverá a personar en las urnas en 2010 (si acaso quizá en 2012). Esto afecta, en concreto, a los 27 congresistas de distritos que votaron por Obama en 2008, pero que habían votado por Bush en 2004. Una vez más, entre este grupo sólo veo, y como posibilidad remotísima, a Frank Lo Biondo, del 2º de New Jersey, cuyo comunicado tras la votación afirmaba que veía aspectos positivos en el proyecto de ley. Pero dudo mucho que se arriesgue a unas primarias disputadas (especialmente tras las elecciones de la semana pasada en New Jersey, que pusieron a un republicano como gobernador en su Estado).

En resumen, sólo hay seis posibles votos republicanos en la Cámara de Representantes para el proyecto de reforma del seguro sanitario: los seis congresistas que representan a distritos que votaron por Obama en 2008, por Kerry en 2004 y por Al Gore en 2000: es decir, los republicanos que representan a distritos tradicionalmente demócratas.

Ya hemos hablado de Anh Cao, que con un distrito con un 75% de votantes demócratas y un 64% de negros, simplemente no puede oponerse al proyecto político más importante de Obama. Cao es el único voto republicano seguro si la reforma pasa el Senado y llega a una votación final de un proyecto combinado Congreso-Senado (que será más conservador que el aprobado el sábado: si Cao puede aprobar el proyecto de Pelosi, podrá aprobar sin duda una versión más conservadora).

Los otros cinco congresistas representan cinco historias muy distintas:

- Mike Castle, del distrito único de Delaware: a sus 70 años, Castle se encuentra en la encrucijada decisiva de su vida: gobernador de su Estado entre 1985 y 1993, congresista desde 1993, hace pocas semanas anunció que en 2010 se presentaría a la elección especial al Senado para el escaño que fue de Joe Biden hasta el año pasado. Castle fue reelegido el año pasado con un contundente 61% de los votos, pero al mismo tiempo Obama y Biden (y aquí Biden tiene su peso, dado que es su Estado) obtuvieron el 62% de los votos. Su rival el año que viene muy posiblemente será Beau Biden, el hijo del vicepresidente Biden, en lo que sería  (de producirse) una de las batallas para el Senado más interesantes de la historia.

Castle se encuentra, como decimos, en una situación muy difícil. Si vota a favor del proyecto combinado Congreso-Senado, corre el riesgo de enajenarse al ala derecha de su partido e incluso que alguien le desafíe en las primarias. Por otra parte, si vota en contra, Biden o quien sea el candidato demócrata le machacará (en Delaware, un Estado demócrata en tres quintas partes) con ese voto. ¿Qué hará Castle? Tengo una teoría: si finalmente Biden se lanza a la refriega, Castle probablemente tendrá que votar sí al proyecto, porque si no se expone a que Biden le triture en la campaña. Pero si el demócrata que se le enfrenta es un desconocido, es posible que Castle se arriesgue y vote no a pesar de su Estado. Veremos.

- Mark Kirk, del 10º Distrito de Illinois, se encuentra en un dilema similar a Castle. Kirk, que lleva desde 2001 representando a un distrito más bien demócrata (aunque no tanto como Delaware), se presenta también al Senado por Illinois en 2010 (para ocupar el escaño de Obama, nada menos). Las consideraciones de Kirk son idénticas a las de Castle: si acaba votando por el proyecto, la derecha conservadora le desafiará en las primarias (Kirk, que está preocupado por este hecho, ha pedido el apoyo nada menos que de Palin). Pero si vota en contra, su rival demócrata le machacará a anuncios recordándoles ese hecho a los votantes de la demócrata Illinois. ¿Qué hará Kirk? Tiene un as en la manga: las primarias en Illinois son muy pronto (el 2 de febrero), por lo que, dado que el voto del proyecto conjunto Congreso-Senado puede tardar todavía varios meses, si votara a favor a los conservadores no les daría tiempo para reaccionar y proponer un candidato alternativo. Es posible que Kirk se la juegue, pero es más posible que no y que vote en contra. Veremos.

- Jim Gerlach, del 6º Distrito de Pennsylvania, es un caso similar a los anteriores. Gerlach representa a su distrito (suburbios de Philadelphia y áreas rurales) desde 2002, pero ha anunciado su intención de presentarse a gobernador de su Estado en 2010. Gerlach, si cabe, se encuentra en una posición todavía más comprometida que Castle y Kirk, ya que se encuentra metido en una primaria competitiva contra el fiscal general (republicano, claro) de su Estado, Tom Corbett, que está a su derecha. En esas circunstancias, Gerlach no se puede permitir un voto a favor de la reforma del seguro médico. Tiene que derrotar a Corbett (que está a su derecha- Gerlach siempre ha sido un republicano más bien moderado) y no le puede proporcionar artillería pesada gratis como la que supondría un voto favorable. Descartado.

- Charlie Dent, del 15º Distrito de Pennsylvania, elegido en 2004, se presenta (simplemente) a la reelección en 2010. Su distrito es competitivo (uno de esos distritos industriales castigados por la deslocalización de empresas), pero Dent hasta ahora ha resultado un congresista correoso y resistente. Su comunicado tras la votación del proyecto el sábado no parece mostrar intención alguna de votar a favor de un proyecto ulterior Congreso-Senado, aunque sea más conservador que el que se aprobó el sábado. Descartado casi al 100%.

- Dave Reichert, del 8º distrito de Washington: elegido también en 2004, Reichert se encuentra en un distrito (suburbios de Seattle) que vota tradicionalmente por presidentes demócratas y congresistas republicanos. Desde su elección ha sufrido campañas competitivas continuamente, y para el 2010 ya tiene otra en perspectiva. Pese a eso, dudo que Reichert se exponga a un desafío en las primarias y casi con total seguridad su voto final (si es que llegamos a eso) será negativo.

En resumen: entre los republicanos sólo veo, de cara a la aprobación del proyecto final de reforma del seguro sanitario, un voto razonablemente seguro (Cao) dos posibles pero dudosos (Castle y Kirk, especialmente dudoso el segundo) y dos remotos (Murphy y LoBiondo). Uno o dos votos como máximo, probablemente.

Mañana hablaremos de los demócratas.

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