viernes, 25 de septiembre de 2009

Better a Russki on top than a Yank overhead I. [Saludos]

Invitado por Don Pedro, creador y mentor de esta necesaria ventana hacia la historia y política norteamericana, y siguiendo la estela de Don Domingo y su visión de la política [¡] nacional, me uno sumando mis reflexiones sobre lo pasado y el presente de lo que dejamos a la derecha (geográficamente hablando, por supuesto). Ya han sido avisados los lectores de mi militancia activa en el marxismo. A nadie debe extrañarle el cinismo e ὑπόκρισις (hypokrisis, para los que no lean Platón) que aliñarán mis comentarios. De zonas grises está llena la historia, con lo fácil que nos hubiera sido resumir todo en blanco y negro. Y así, como si de un abogado del Diablo se tratara, tocaré temas que, espero, no solivianten a los queridos visitantes.

Primera afirmación. Stalin ha sido uno de los mayores asesinos de la historia. Una vez puesta la primera piedra sobre la que se sustentará está opinión, chirría la idea de instaurar un Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Nazismo y Stalinismo. Se ha elegido por parte del Parlamento Europeo el 23 de agosto como fecha para recordar la barbarie de dos de las mayores aberraciones ocurridas en el continente europeo, el nazismo (nada dicen de fascismo) y el stalinismo (olvidan el comunismo).

Este día, en 1939, se firmaba el Tratado de no agresión entre el Tercer Reich y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, o más conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov, nombres de los Ministros de Exteriores de ambas potencias (aunque estuvo también presente el propio Stalin). Más que un pacto de no agresión, y atendiendo a las famosas “cláusulas secretas”, no reconocidas por Moscú hasta tiempos de Gorbachov, era un pacto para la partición de la Europa del este (pactos como éste han existido en la historia europea desde siempre, que nadie se lleve las manos a la cabeza).

Pero centrémonos en un año antes, el 30 de septiembre de 1938, se reunían en Munich los gobernantes de Alemania (el mismísimo Hitler, sí, no es Bruno Ganz), Italia (el líder fascista Mussolini, no Silvio), Gran Bretaña (Arthur Neville Chamberlain) y Francia (Édouard Daladier). Ese día se acordó la desaparición de un país al que no se le dejó asistir a la reunión, Checoslovaquia. Entonces ¿por qué elegir el 23 de agosto y no el 30 de septiembre?, ¿porque no participó la URSS o ¿porque las democracias occidentales no cometieron atrocidades?

Dejemos a un lado que la fecha ha sido promovida por las repúblicas bálticas, resentidas, con razón, de los años bajo dominio soviético (aunque ahora vemos como en ellas resurgen ideas filo-fascistas, en plena confrontación con la idea democrática de Europa).


Nadie duda de los campos de concentración, de los gulag, de los millones de víctimas que dejó la guerra mundial, tanto civiles como militares… pero ¿se pueden equiparar las acciones alemanas a las rusas durante el conflicto bélico? Si lo que se quiere conmemorar son las víctimas de los estados dictatoriales me parece que se han olvidado de Italia, España, Japón, China… y la fecha, lógicamente, debería cambiarse. Si por el contrario se quieren poner a la misma altura las acciones realizadas por el Tercer Reich y la URSS no se sostiene tal pretensión. Intentemos ver el por qué.


Sin la participación de la URSS en la guerra mundial hubiese sido imposible la liberación de Europa del dominio nazi. Parece que las verdaderas batallas tuvieron lugar el teatro de operaciones del oeste. Normandía, Ardenas, Montecassino, Arnhem… Todo el mundo las conoce (qué sería de nosotros sin el cine). Del frente oriental nos suena Stalingrado, como mucho Kursk. Nadie se acuerda de Jarkov, Smolensk, Minsk, Leningrado… Pero fue aquí donde Alemania sufrió el 80% de las bajas totales de la guerra. Si todas estas tropas (las mejores preparadas y mejor equipadas) hubiesen estado esperando en las playas de Normandía, en Sicilia o cerrando el paso de Italia… Los soviéticos perdieron cerca de 26 millones de personas, civiles y militares. Cierto es que los generales no escatimaban a la hora de lanzar a sus tropas contra los cañones alemanes, pero sin su lucha Europa sería muy diferente a la que hoy vemos.

Los ejércitos soviéticos cometieron parte de los más famosos actos de barbarie contra la población civil. En esa afirmación puede basarse la idea de instaurar la conmemoración del 23 de agosto. Tampoco nadie lo niega. Ahí está la matanza de Katyn (no reconocida por Moscú hasta 1990), donde Stalin decapitó a la clase dirigente polaca, civil y militar, asesinando a cerca de 20.000 personas. Y las violaciones en masa que cometieron las tropas rusas en su camino hacia Berlín. Este es, sin duda, el capítulo más escabroso de la participación rusa, el crimen que empaña las victorias en el campo de batalla. Cerca de 2 millones de mujeres fueron violadas. ¿A qué responde esta acción? Muchos hablarían de venganza por los crímenes de las tropas nazis en territorio soviético, quemando aldeas enteras y sometiendo a la población rusa a todo tipo de abusos (recordemos que los rusos para los alemanes eran Untermenschen, bárbaros asiáticos). Otros, como el historiador Antony Beevor afirma en la introducción a la edición inglesa del libro que da título a esta entrada, Una mujer en Berlín, apuntan a la política de represión social a la que se veía sometido el ciudadano soviético por parte de las autoridades. Una razón más psicológica que de entrañas.

¿Ha quedado algo en claro? Alemania y la URSS fueron verdaderos asesinos, más allá de las víctimas que se provocan en un enfrentamiento armado. El resto de países beligerantes no. ¿O sí?

2 comentarios:

Alfonsogt dijo...

He leído este post antes que la presentación de Pedro y he quedado un poco alarmado por lo de marxista pero siendo de la rama Groucho todo se explica. Bienvenidos Domingo y Rodrigo, por los post que habéis escrito hasta el momento veo que se mantiene el gran nivel marcado por Pedro.

Al hilo de lo que escribes en este post, dos comentarios:

- debería ser igualmente reprobable la negación del Holocausto como la negación de los crímenes comunistas (de superior envergadura en el macabro ranquin de personas asesinadas) e igualmente censurable levantar el puño al estilo marxista (de Karl) como el brazo en alto del nazismo (aunque en realidad es un gesto de la época del Imperio Romano).

- se me ocurre una diferencia abismal entre la intervención de la URSS en la II Guerra Mundial y la de los aliados. Los comunistas pactaron con los aliados y posteriormente con Hitler y combatieron en la II Guerra Mundial para mantener y ampliar el chiringuito. Los aliados, con todos los aciertos y errores que pudieron cometer, lucharon por la causa de la libertad.

Aprovecho para pedir al nuevo colaborador experto en Oriente Próximo que nos haga una aproximación histórica del conflicto palestino-israelí para que los legos en la materia podamos entender de una vez lo que pasa allí.

Roderico dijo...

Muchas gracas Alfonsogt por tu comentario.
Por cierto, interesante tu avatar. Uno de los mejores cuadros de Friedrich, representante del romanticismo alemán que, curiosamente, falleció en la ciudad de Dresde, a la que dedicaré un epacio especial en mi siguiente entrada.
Por supuesto que hay que reprobar a los negacionistas, pero no prohibirles sus comentarios. La única manera de acabar con una idea equívoca es mostrar la realidad de los hechos.
Sobre los símbolos del puño y la mano, creo que la es la historia y sus usos por las personas los que les dotan del significado que tienen. Ahí están qué tipos de partidos políticos usan un u otro gesto, si respetan la democracia o no.
Nadie niega la lucha por la libertad, pero como habrás podido leer, esa lucha no hubiera sido posible materialmente sin la participación de la URSS.
Y por último, acepto tu invitación a tratrar el tema árabe-israelí (no lo acotemos sólo a los palestinos). Ahí sí que encontaremos zonas grises, aunque es imposible ser mínimanete objetivo al respecto (de hecho, la objetividad es imposible desde el momento que somos sujetos ¿no?).
Muchas gracias por tus comentarios.
Un saludo.