En respuesta al último post, Ramón (que se ha leído el artículo de Brownstein) pregunta acerca de lo que yo llamé en el post "la creciente minoría atea estadounidense (10% de la población)", y me regaña, con toda la razón del mundo, al decirme que lo que dice el artículo de Brownstein es que hay un "10 percent of voters who claim no religious affitiation" (o sea, no sólo ateos, como dije yo, sino también agnósticos, y yendo incluso un paso más allá del que da Ramón, teístas o personas que simplemente afirman no tener ninguna religión). Ya he corregido el artículo para que el mismo sea exacto (y por estas cosas es precisamente por lo que agradezco que haya comentaristas).
En todo caso, el 10% al que hace referencia Brownstein es el resultado de hacer la media aritmética del electorado que declara no pertenecer a ninguna religión organizada en las cinco elecciones entre 1988 y 2004.
El comentario sobre "la creciente minoría americana que afirma no tener una afiliación religiosa", sin embargo, sigue vigente. La encuesta Pew sobre práctica religiosa muestra que en 1990 el número de americanos que pertenecía a esa categoría ascendía al 8,2%. En 2007, ese porcentaje se había incrementado hasta el 16,1%.
Para quien tenga curiosidad sobre estas cosas, según la encuesta Pew, esta era la composición religiosa de Estados Unidos en 2007:
- Cristianos: 78,4% de la población adulta (86,4% en 1990), de los cuales un 51,3% (del total de americanos adultos) se identificaba como miembro de una de las diversas iglesias protestantes (de entre estos, los evangélicos oscilan entre el 26 y el 35%- hay discrepancia entre las encuestas). Los católicos suponen el 23,9% de la población (y son ya el grupo religioso más importante, debido a la división entre las distintas confesiones protestantes). El resto son ortodoxos orientales o pertenecientes a otras ramas del cristianismo.
- Agnósticos, ateos, o simplemente "sin religión": 16,1% (8,2% en 1990)
- Otras confesiones religiosas: 4,7% (3,3% en 1990)- de entre estos merecen destacarse los judíos (1,7% de la población adulta), budistas (0,7%), musulmanes (0,6%) e hindúes (0,4%).
Pregunta Ramón, por lo demás, si el 10% del artículo de Brownstein incluye a los miembros de éstas últimas confesiones religiosas. La respuesta es no. Ese 10% incluye tan solo a ateos, agnósticos y, en todo caso, teístas. El artículo de Brownstein no comenta sobre las preferencias electorales de los miembros de otras confesiones religiosas no cristianas (o de los ortodoxos orientales, por ejemplo) porque, incluso en una encuesta con 13.000 entrevistas, la muestra de miembros de otras religiones es tan pequeña que no permite establecer inferencias fiables (por ejemplo, el número de judíos en una encuesta de este tipo sería de unos 220, lo que es una muestra demasiado pequeña para extraer conclusiones razonables a nivel nacional). La encuesta sólo establece conclusiones sobre protestantes y católicos porque son los únicos grupos que permiten (con varios miles de personas en la encuesta) establecer inferencias razonables con un margen de error pequeño.
Afortunadamente, Gallup ha acudido al rescate y el 23 de octubre publicó una encuesta muy interesante sobre el comportamiento del votante judío de cara a estas elecciones, que muestra que los judíos se van a decantar de manera muy clara por Obama (74% a 22%). Ese comportamiento no es inusitado (Kerry obtuvo también el 74% del voto judío), pero como Gallup suele encuestar a los judíos cada mes, merece la pena indicar que el apoyo de Obama se ha incrementado 10 puntos en los últimos meses (probablemente a raíz de la crisis económica).
También merece la pena indicar que el comportamiento por edades es distinto al habitual en los restantes grupos religiosos o étnicos: los votantes judíos jóvenes son más conservadores y algo más republicanos que sus padres (y especialmente que sus abuelos), aunque Obama todavía gana con comodidad este segmento.
La explicación a este fenómeno es simple: los judíos de mayor edad participaron con enorme fuerza en las luchas por los derechos civiles, codo a codo con los negros (la gente suele olvidar que el Klu Klux Klan era no sólo anti-negro, sino también anti-judío y anti-católico). Además, durante su período de formación, la fuerza dominante en Israel era el Partido Laborista, claramente de izquierdas. En los últimos treinta años, eso ha cambiado: desde 1977, el Likud ha ganado la mayoría de las elecciones, y los republicanos, que son su equivalente ideológico, han acabado siendo tan o más forofos de Israel que los demócratas. Lógicamente, las nuevas generaciones judías americanas son algo (no mucho) más pro-republicanas que las anteriores.
En cuanto a los musulmanes, no tengo las cifras exactas a mano, pero por ejemplo, este estudio muestra de manera contundente que la comunidad musulmana norteamericana, que había votado mayoritariamente por los republicanos en el año 2000, los abandonó en masa en las elecciones de 2004 (página 26 del estudio). Esto ya lo había leído en otros artículos.
La explicación es simple: tradicionalmente, la comunidad musulmana se identificaba en su mayoría (excepto los negros conversos al Islam) con el Partido Republicano, cuyos valores conservadores reflejaban mejor los suyos propios (tampoco ayudaba el hecho de que el Partido Demócrata fuera visto como el partido de preferencia de la inmensa mayoría de los judíos americanos). Sin embargo, los atentados del 11-S y la subsiguiente demonización de la comunidad musulmana por parte de los republicanos ha hecho que los musulmanes norteamericanos se hayan pasado en masa al Partido Demócrata (aunque sus posturas políticas - oposición feroz al matrimonio gay, clara oposición a los aumentos de impuestos, les sitúan más bien fuera del ámbito demócrata. Pero los ataques continuos por parte de la derecha les ha hecho cambiar radicalmente su patrón de voto).
Así que el Partido Demócrata, increíblemente, es apoyado por grandes mayorías del voto judío y del voto musulmán norteamericano al mismo tiempo. De todos modos, estamos hablando de un porcentaje muy pequeño de la población (el 2,5% de la población adulta americana). Pero no deja de ser un hecho curioso.
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