Decíamos en nuestro comentario anterior que, de creer a las encuestas (y parece difícil que todas estén equivocadas), Obama va derecho a ganar las elecciones.
Ahora bien, una vez constatado ese hecho, cabe preguntarse, ¿cómo es posible que un Senador negro de Illinois con menos de cuatro años de experiencia en la política nacional tenga un 90% de posibilidades de ser el próximo presidente de Estados Unidos? (ése es el porcentaje que le dan en http://www.fivethirtyeight.com/ hoy)
El problema que tiene el seguimiento diario de una campaña electoral es que, si uno no anda con cuidado, a veces pierde la perspectiva. Lo importante, a mi modo de ver, es acudir a la historia electoral anterior y a los principios generales que rigen las elecciones.
Sobre este punto, he leído algunos análisis verdaderamente profundos (el más interesante es quizá un estudio que analizaba no menos de quince variables distintas que permitían averiguar casi siempre el ganador de unas elecciones- con la única excepción de 1968).
Pero quizá el análisis más convincente que he leído es el más simple, según el cual existen tres variables que permiten determinar quien va a ser el ganador de las elecciones:
VARIABLE 1) Popularidad o impopularidad del presidente (saliente, en este caso): por supuesto, este es un factor que juega en contra del Partido Republicano en estas elecciones. George W. Bush es, a día de hoy, el tercer presidente más impopular de la historia (al menos desde que se miden estas cosas, que es 1952). Por ejemplo, la encuesta Gallup de popularidad presidencial indica que sólo el 25% de los norteamericanos aprueba su gestión (para ponerlo en perspectiva, Nixon llegó a hundirse hasta el 24% en ese mismo concepto justo antes de dimitir en 1974 por el Watergate, y Truman llegó a "gozar" del apoyo de un misérrimo 22% de sus ciudadanos en 1952, tras dos años de guerra en Corea y 20 de dominio del Partido Demócrata en la presidencia).
La impopularidad de George W. Bush es un lastre enorme para John McCain y para el Partido Republicano en general. No se trata sólo de que un 70% de los americanos desaprueben su gestión, sino de cómo está repartida esa desaprobación. Vuelvo a acudir a la encuesta Gallup:
Cifras totales: 25% de aprobación
Entre los demócratas: 5% de aprobación (bajísima, incluso para ser el partido opuesto).
Entre los independientes: 19% de aprobación (catastrófico)
Entre los republicanos: 55% de aprobación (o sea, que ¿casi la mitad de su partido desaprueba su gestión? Tremendo).
VARIABLE 2) Tiempo que uno de los partidos lleva en la Casa Blanca: esta variable también es desfavorable para el Partido Republicano, que ha ocupado la Casa Blanca durante estos últimos ocho años. Es preciso indicar que ése suele ser el período máximo de ocupación de la Casa Blanca por un solo partido desde hace más de cincuenta años.
Repasemos los datos:
La última gran anomalía se produjo entre 1932 y 1952, período en el que los demócratas ocuparon la Casa Blanca tras ganar cinco elecciones seguidas. Sin embargo, es una anomalía explicable, porque vino motivada por un acontecimiento único: la Gran Depresión, que arruinó las perspectivas electorales del Partido Republicano durante una generación. La Segunda Guerra Mundial, por lo demás, extendió el dominio demócrata unos cuantos años más.
Pero a partir de allí, observad:
a) 1952-1960: Presidente Eisenhower, republicano. Pese a la popularidad personal de Ike, en 1960 su vicepresidente, Nixon, no fue capaz de derrotar a Kennedy.
b) 1960-1968: Presidentes Kennedy y Johnson, demócratas. En 1968, la guerra de Vietnam y los disturbios raciales devolvieron a los republicanos a la Casa Blanca.
c) 1968-1976: Presidentes Nixon y Ford, republicanos. En 1976, tras el Watergate, los demócratas volvieron a la Casa Blanca.
d) 1976-1980: Presidente Carter, demócrata. Una anomalía: la conjunción de la crisis económica y la crisis de los rehenes de Irán permitió a los republicanos recuperar la Casa Blanca tras sólo cuatro (y no ocho) años.
e) 1980-1992: Presidentes Reagan y Bush Sr, republicanos. La anomalía anterior, compensada. Reagan gobernó ocho años, y gracias a su gran popularidad, consiguió llevar a Bush hasta la Casa Blanca. Pero cuatro años después, tras doce años republicanos, la gente quiso cambiar y votó por Clinton.
f) 1992-2000: Presidente Clinton, demócrata. Pese a que la gestión de Clinton gozaba de aprobación en 2000, la gente una vez más quiso cambiar de partido y eligió a George W. Bush.
g) 2000-2008: Presidente Bush Jr., republicano. La impopularidad de Bush, de la guerra de Irak y de la crisis económica deberían bastarle a Obama para ganar.
Por supuesto, podemos argüir que tanto en 1960, 1968, 1976 y 2000 la elección fue tan ajustada que podría haber ganado el "otro" partido. No digo que no, pero lo cierto es que, finalmente, el partido en el poder fue desalojado de la Casa Blanca. A los americanos, por lo general y salvo alguna excepción, les gusta cambiar cada ocho años al partido inquilino de la residencia presidencial. Y eso, insisto, es una señal muy ominosa para John McCain.
VARIABLE 3) La crisis económica. Quizá es el elemento decisivo. A mi modo de ver, es prácticamente imposible para McCain superar este escollo, porque (de manera justificada) el hundimiento de la economía se le atribuye al partido que ha estado gobernando los últimos ocho años, que es el Partido Republicano. El despegue de Obama en las encuestas se produjo, esencialmente, a raíz de la quiebra de Lehman Brothers y del plan de rescate financiero de Wall Street. A eso hay que añadir la crisis hipotecaria, que ya llevaba larvándose varios meses. La conjunción de todas esas variables económicas constituye una auténtica "tormenta perfecta" que está desarbolando la campaña de John McCain (que además, ha admitido muchas veces que de economía no sabe mucho y no le interesa).
¿Puede McCain superar esas tres variables y ganar las elecciones? No es imposible, pero uno no alcanza a ver cómo podría hacerlo en el actual contexto.
Ahora bien, una vez constatado ese hecho, cabe preguntarse, ¿cómo es posible que un Senador negro de Illinois con menos de cuatro años de experiencia en la política nacional tenga un 90% de posibilidades de ser el próximo presidente de Estados Unidos? (ése es el porcentaje que le dan en http://www.fivethirtyeight.com/ hoy)
El problema que tiene el seguimiento diario de una campaña electoral es que, si uno no anda con cuidado, a veces pierde la perspectiva. Lo importante, a mi modo de ver, es acudir a la historia electoral anterior y a los principios generales que rigen las elecciones.
Sobre este punto, he leído algunos análisis verdaderamente profundos (el más interesante es quizá un estudio que analizaba no menos de quince variables distintas que permitían averiguar casi siempre el ganador de unas elecciones- con la única excepción de 1968).
Pero quizá el análisis más convincente que he leído es el más simple, según el cual existen tres variables que permiten determinar quien va a ser el ganador de las elecciones:
VARIABLE 1) Popularidad o impopularidad del presidente (saliente, en este caso): por supuesto, este es un factor que juega en contra del Partido Republicano en estas elecciones. George W. Bush es, a día de hoy, el tercer presidente más impopular de la historia (al menos desde que se miden estas cosas, que es 1952). Por ejemplo, la encuesta Gallup de popularidad presidencial indica que sólo el 25% de los norteamericanos aprueba su gestión (para ponerlo en perspectiva, Nixon llegó a hundirse hasta el 24% en ese mismo concepto justo antes de dimitir en 1974 por el Watergate, y Truman llegó a "gozar" del apoyo de un misérrimo 22% de sus ciudadanos en 1952, tras dos años de guerra en Corea y 20 de dominio del Partido Demócrata en la presidencia).
La impopularidad de George W. Bush es un lastre enorme para John McCain y para el Partido Republicano en general. No se trata sólo de que un 70% de los americanos desaprueben su gestión, sino de cómo está repartida esa desaprobación. Vuelvo a acudir a la encuesta Gallup:
Cifras totales: 25% de aprobación
Entre los demócratas: 5% de aprobación (bajísima, incluso para ser el partido opuesto).
Entre los independientes: 19% de aprobación (catastrófico)
Entre los republicanos: 55% de aprobación (o sea, que ¿casi la mitad de su partido desaprueba su gestión? Tremendo).
VARIABLE 2) Tiempo que uno de los partidos lleva en la Casa Blanca: esta variable también es desfavorable para el Partido Republicano, que ha ocupado la Casa Blanca durante estos últimos ocho años. Es preciso indicar que ése suele ser el período máximo de ocupación de la Casa Blanca por un solo partido desde hace más de cincuenta años.
Repasemos los datos:
La última gran anomalía se produjo entre 1932 y 1952, período en el que los demócratas ocuparon la Casa Blanca tras ganar cinco elecciones seguidas. Sin embargo, es una anomalía explicable, porque vino motivada por un acontecimiento único: la Gran Depresión, que arruinó las perspectivas electorales del Partido Republicano durante una generación. La Segunda Guerra Mundial, por lo demás, extendió el dominio demócrata unos cuantos años más.
Pero a partir de allí, observad:
a) 1952-1960: Presidente Eisenhower, republicano. Pese a la popularidad personal de Ike, en 1960 su vicepresidente, Nixon, no fue capaz de derrotar a Kennedy.
b) 1960-1968: Presidentes Kennedy y Johnson, demócratas. En 1968, la guerra de Vietnam y los disturbios raciales devolvieron a los republicanos a la Casa Blanca.
c) 1968-1976: Presidentes Nixon y Ford, republicanos. En 1976, tras el Watergate, los demócratas volvieron a la Casa Blanca.
d) 1976-1980: Presidente Carter, demócrata. Una anomalía: la conjunción de la crisis económica y la crisis de los rehenes de Irán permitió a los republicanos recuperar la Casa Blanca tras sólo cuatro (y no ocho) años.
e) 1980-1992: Presidentes Reagan y Bush Sr, republicanos. La anomalía anterior, compensada. Reagan gobernó ocho años, y gracias a su gran popularidad, consiguió llevar a Bush hasta la Casa Blanca. Pero cuatro años después, tras doce años republicanos, la gente quiso cambiar y votó por Clinton.
f) 1992-2000: Presidente Clinton, demócrata. Pese a que la gestión de Clinton gozaba de aprobación en 2000, la gente una vez más quiso cambiar de partido y eligió a George W. Bush.
g) 2000-2008: Presidente Bush Jr., republicano. La impopularidad de Bush, de la guerra de Irak y de la crisis económica deberían bastarle a Obama para ganar.
Por supuesto, podemos argüir que tanto en 1960, 1968, 1976 y 2000 la elección fue tan ajustada que podría haber ganado el "otro" partido. No digo que no, pero lo cierto es que, finalmente, el partido en el poder fue desalojado de la Casa Blanca. A los americanos, por lo general y salvo alguna excepción, les gusta cambiar cada ocho años al partido inquilino de la residencia presidencial. Y eso, insisto, es una señal muy ominosa para John McCain.
VARIABLE 3) La crisis económica. Quizá es el elemento decisivo. A mi modo de ver, es prácticamente imposible para McCain superar este escollo, porque (de manera justificada) el hundimiento de la economía se le atribuye al partido que ha estado gobernando los últimos ocho años, que es el Partido Republicano. El despegue de Obama en las encuestas se produjo, esencialmente, a raíz de la quiebra de Lehman Brothers y del plan de rescate financiero de Wall Street. A eso hay que añadir la crisis hipotecaria, que ya llevaba larvándose varios meses. La conjunción de todas esas variables económicas constituye una auténtica "tormenta perfecta" que está desarbolando la campaña de John McCain (que además, ha admitido muchas veces que de economía no sabe mucho y no le interesa).
¿Puede McCain superar esas tres variables y ganar las elecciones? No es imposible, pero uno no alcanza a ver cómo podría hacerlo en el actual contexto.
1 comentario:
Buenísimo, me ha encantado.Cierto.
EL título de "Tormenta perfecta" me recuerda al estupendo y realista artículo de ALeix Vidal Quadras por cierto.
un abrazo.
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